El expresidente de Brasil y ganador de la primera vuelta electoral este domingo, Luiz Inácio Lula da Silva, se declaró esperanzado de conseguir la victoria en la segunda vuelta que se celebrará el próximo 30 de octubre.
"Vamos a ganar las elecciones", afirmó Lula con la voz quebrada después de tantos días de campaña en un discurso en un hotel de Sao Paulo, donde le acompañaron otros dirigentes de su partido.
El dirigente del Partido de los Trabajadores (PT), calificó como "una prórroga" el resultado de este domingo, cuando se impuso en la primera vuelta por un margen más apretado de lo que apuntaban las encuestas a su rival, el presidente Jair Bolsonaro.
Lula quiso animar a sus seguidores después de obtener un resultado peor al que auguraban los sondeos. "Tengo 30 días más para hacer campaña; yo adoro hacer campaña", declaró.
También emplazó a un debate a su rival, que durante la campaña aseguró que la única posibilidad de que perdiera la elección es que se diera algún fraude. "Va a ser la primera oportunidad de hacer un debate cara a cara con el presidente de la República para saber si él va a continuar contando mentiras o si va por lo menos una vez en la vida a decirle la verdad al pueblo brasileño".
En una votación mucho más ajustada de lo que pronosticaban las encuestas y con más de 99% de los sufragios contabilizados, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva logró el 48,33% de los votos, frente al 43,28% del actual presidente brasileño de ultraderecha, Jair Bolsonaro.
La segunda vuelta, que se celebrará el próximo 30 de octubre, se presenta ahora más incierta que nunca, después de que Bolsonaro saliera en la primera votación mejor parado de lo que indicaban los pronósticos.
Bolsonaro: "Ciertos cambios pueden ser para peor"
Por su parte, Bolsonaro compareció tras el conteo y reconoció que la victoria parcial de Lula demuestra que hay una "voluntad de cambio en Brasil", pero advirtió de que "ciertos cambios pueden ser para peor".
El presidente atribuyó en parte su derrota al efecto de la inflación. "Se sintió el aumento de los precios de los productos", señaló, aunque subrayó que su gobierno "no ha dejado a de atender a los más pobres", en alusión a los subsidios aprobados en los últimos meses y que fueron calificados por algunos críticos como electoralistas.
Bolsonaro, no obstante, se mostró confiado en que podrá remontar la desventaja respecto a su rival en lo que falta hasta la segunda vuelta.
"Tenemos una segunda vuelta por delante" y "podremos mostrarle a la población que la inflación está bajando", señaló.
Con un tono más sereno del que habitualmente exhibe, el presidente anunció que en lo que resta de campaña tratará de convencer a los brasileños de que "un cambio por la izquierda siempre es peor", y puso como ejemplos a Chile, Colombia y Argentina.
No hubo esta vez cuestionamientos al resultado ni alusiones al fantasma del fraude que había agitado en las semanas previas de campaña.
No pocos analistas han señalado que tanto él como Lula tendrán que atraer a los votantes más moderados y los muchos que se abstuvieron en la primera vuelta si quieren finalmente hacerse con la presidencia.