Fue uno de los pocos funcionarios nazis que habló abiertamente de su trabajo en el campo de concentración de Auschwitz, en el que murieron alrededor de un millón de judíos.

Oskar Groening, conocido como el "contador de Auschwitz", falleció el pasado viernes en un hospital alemán, según reportó el lunes la revista Der Spiegel en su página web.

Un portavoz de la fiscalía de Hanover le dijo a este medio y a AFP que habían recibido información de su fallecimiento por parte del abogado de Groening, pero que todavía no contaban con un certificado de defunción.

En 2015, el exguardia nazi fue sentenciado a cuatro años en prisión por haber facilitado el asesinato de 300.000 prisioneros del campo de concentración en el suroeste de Polonia.

Se convirtió así en la primera persona en ser condenada por instigar el genocidio nazi pese a que no hubo evidencia de que participara directamente en los asesinatos.

Sin embargo, no llegó a cumplir la condena debido a una serie de apelaciones que incluyeron un pedido de clemencia el pasado enero.

Groening "admitió que era moralmente culpable de ordenar y contar el dinero robado a las víctimas de Auschwitz", señaló el periodista de la BBC Marcus Erbe.

"Fue uno de los pocos exfuncionarios nazis que habló de sus actividades en el campo de concentración", según Erbe.

Testigo de asesinatos en masa

Groening empezó a trabajar en Auschwitz a los 21 años de edad.

Durante su juicio, dijo que había presenciado matanzas masivas, pero negó cualquier participación directa en el genocidio.

El juez Franz Kompisch señaló que el acusado había sido parte de la "maquinaria de la muerte" que ayudó a que el campo operara.

La sentencia a Groening fue considerada como histórica en Alemania, donde otros exfuncionarios de las SS habían quedado en libertad porque no había pruebas que los vincularan con muertes particulares.

Menos de 50 de los aproximadamente 6.500 guardias de Auschwitz que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial fueron condenados.

De empleado de banco a nazi

Groening nació en 1921 en la Baja Sajonia germana, y su madre murió cuando tenía cuatro años.

Su padre, un nacionalista orgulloso, se unió al grupo paramilitar Stahlhelm después de la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial.

El joven Groening se sumó también a las juventudes de Stahlhelm en la década de 1930. Y después a las juventudes hitlerianas.

Años después relataría sobre su participación en la quema de libros escritos por judíos y otras personas consideradas "degeneradas" que fue perpetrada por los nazis.

El historiador británico Laurence Rees asegura que Groening comenzó a formarse como empleado de banco a los 17 años, pero después de declararse la guerra decidió que quería seguir los pasos de sus abuelos y unirse a una unidad de "élite" del ejército alemán.

Se incorporó a las Waffen SS y llegó a Auschwitz en 1942.

Por casi dos años, Groening supuestamente contabilizó el dinero requisado del equipaje de los judíos asesinados y lo enviaba a la sede de las SS en Berlín.

Cuando acabó la guerra, comenzó una vida normal en Lueneburg Heath, en Baja Sajonia, donde trabajó en una fábrica de vidrio hasta su jubilación.

No fue hasta que oyó a aquellos que decían que el Holocausto nunca había sucedido, décadas después, cuando sintió la necesidad de hablar.

"Vi las cámaras de gas. Los crematorios", dijo a la BBC en el documental "Auschwitz: la 'solución final' de los nazis".

Sin embargo, señaló que en ese momento pensaba que el asesinato de judíos, incluido el de niños, era el modo "correcto" de hacer las cosas.

"Estábamos convencidos de nuestra visión del mundo de que habíamos sido traicionados? y que había una gran conspiración de los judíos contra nosotros", dijo en el documental.

Publicidad