La incertidumbre terminó.
Los restos del cohete Long March 5B, cuya entrada no controlada a la Tierra provocó temores en gran parte del mundo, se quemaron durante su reingreso al planeta y cayeron en algún lugar del océano Índico, al oeste del archipiélago de las Maldivas.
La administración espacial de China, que permaneció en silencio por unos días cuando comenzaron a aparecer las denuncias sobre la reentrada sin control del artefacto -y a la que luego restó importancia- anunció que había cruzado la atmósfera terrestre a las 02:24 GMT.
El Comando Espacial de Estados Unidos, que alertó inicialmente que seguía con atención el objeto, también confirmó que el cohete volvió a entrar en la atmósfera terrestre sobre la Península Arábiga.
"La ubicación exacta del impacto y el tamaño de los escombros, ambos desconocidos en este momento, no serán divulgados por nosotros", dijo en un comunicado.
Varios reportes desde la Península Arábiga dieron cuenta de avistamientos del objeto mientras cruzaba la atmósfera.
Fue un alivio para muchos, que temían la muy pequeña posibilidad de que los restos del cohete cayeran en una zona poblada.
Y es que si bien el 70% de nuestro planeta está formado por agua, lo que hacía muy probable que el cohete cayera al mar, también existía el peligro, aunque mínimo, de que impactara algún lugar habitado.
Dicha posibilidad, que provocó temor en numerosos países, conllevó este domingo a una dura crítica de la NASA, que acusó a China de actuar de forma irresponsable y poco transparente.
"Las naciones con viajes espaciales deben minimizar los riesgos para las personas y los bienes en la Tierra por la reentrada de objetos espaciales y maximizar la transparencia con respecto a esas operaciones", escribió el administrador de la NASA, Bill Nelson.
La crítica de la NASA
No es común que el mismo jefe de la agencia espacial estadounidense cuestione o critique a otros países o sus proyectos espaciales.
Pero Nelson, quien también fue astronauta y viajó al espacio en el transbordador Columbia, llegó incluso a cuestionar si Pekín se rige por los requisitos para el control de la basura espacial.
"Está claro que China no está cumpliendo con los estándares responsables con respecto a sus desechos espaciales", dijo.
El administrador de la NASA pidió también al gobierno chino garantizar la seguridad de futuras incursiones en el espacio.
"Es fundamental que China y todas las naciones y entidades comerciales con viajes espaciales actúen de manera responsable y transparente en el espacio para garantizar la seguridad, la estabilidad y la sostenibilidad a largo plazo de las actividades en el espacio exterior", dijo.
Anteriormente, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, consideró que China había sido "negligente" al permitir el regreso descontrolado a la Tierra de un objeto tan grande.
¿Qué ha dicho China?
El gobierno chino, que por décadas no mostró mucho interés en los viajes espaciales, ha impulsado en los últimos años una frenética carrera hacia el cosmos.
Recientemente, envió una nave al lado oscuro de la Luna y poco después, una sonda a Marte.
El lanzamiento del Long March 5B tenía como objetivo llevar al espacio los módulos para una futura Estación Espacial China.
La estación se ensamblará a partir de estos y otros módulos que se enviarán en diferentes momentos y esperan tenerla en pleno funcionamiento a fines de 2022.
Pekín planea realizar al menos 11 viajes espaciales en menos de dos años para concluir esas tareas.
Aunque en un inicio el gobierno chino no se pronunció sobre la trayectoria sin control de los restos de su cohete, poco después le restó importancia y consideró que dejar que se autodestruya al entrar en la atmósfera era "una práctica internacional común".
"China está prestando mucha atención a la etapa final del reingreso del cohete a la atmósfera" afirmó.
Basura espacial
El exterior de nuestro planeta está rodeado de basura espacial, principalmente viejos satélites y restos de expediciones espaciales.
Algunos de ellos entran frecuentemente sin control a la atmósfera y se desintegran antes de tocar el suelo.
Sin embargo, el mayor temor con el cohete chino era su peso, de más de 22 toneladas, y su tamaño, de 10 pisos de altura, lo que lo convertía en el mayor objeto en entrar sin control a la Tierra en los últimos 30 años.
El gobierno chino, por demás, no alertó inicialmente que permitiría una entrada sin control del objeto y permaneció callado cuando comenzaron a aparecer las denuncias.
Tampoco es la primera vez que los escombros de un cohete chino representan un riesgo.
Un lanzamiento anterior de Long March 5B el año pasado provocó que cayeran escombros en Costa de Marfil, que dañó varios edificios, aunque no se reportaron heridos.
Por eso, a medida que el país continúa su carrera espacial y planea nuevos vuelos para transportar módulos hacia su estación espacial, los expertos temen que este tipo de "reentradas no controladas" suponga un riesgo mayor para zonas habitadas.
Y más cuando otras empresas privadas también se están sumando en los últimos años a la carrera espacial.
"Los desechos espaciales se conocen desde hace un tiempo, pero ahora hay más competencia en el espacio", dijo al diario The Guardian Joanne Gabrynowicz, profesora del Centro Nacional de Percepción Remota, Derecho Aéreo y Espacial en el Centro Legal de Mississippi.
"No solo tienes dos naciones (EE.UU. y la Unión Soviética, como era hace unos años) en el espacio: los chinos son muy importantes, al igual que la Agencia Espacial Europea, entre otros. Cuando tienes más actores y más objetos, se vuelve más complicado", dijo.