Mientras la tensión crece entre Estados Unidos y Corea del Norte, China y Corea del Sur buscan alternativas para evitar la pesadilla de un nuevo conflicto en la península coreana, ahora con tintes nucleares.
Van desde las ofertas de diálogo y soluciones por vía diplomática hasta sanciones, amenazas solapadas y recuentos sobre los desastres de la última guerra entre las dos Coreas.
Mientras, Washington y Pyongyang continúan su escalada verbal y las advertencias mutuas sobre un eventual ataque.
El jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército de Estados Unidos, el general Joseph Dunford, inició esta semana una visita a Corea del Sur y Japón para evaluar posibles soluciones a la crisis.
Dunford afirmó en Seúl que la prioridad de Estados Unidos era una salida diplomática al conflicto, pero agregó que su país valora opciones militares en caso de que la diplomacia no dé resultado.
"Como jefe militar, tengo que asegurarme de que el presidente tenga opciones militares viables en caso de que la campaña de presión diplomática y económica fracase", afirmó.
Corea del Norte, por su parte, aseguró este lunes que cualquier guerra contra sus enemigos históricos se convertiría en una "guerra nuclear".
La agencia oficial KCNA, advirtió el lunes que el conflicto podría desencadenarse por "un incidente menor" y aseguró que estaban atentos "observando cada simple detalle en Estados Unidos."
Corea llama al diálogo
Desde Seúl, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, pidió este lunes a sus aliados estadounidenses que ayuden a prevenir una guerra en la región y se esfuercen por encontrar una solución diplomática a la crisis.
"Nuestra principal prioridad es el interés nacional y nuestro interés nacional radica en la paz. Estoy seguro de que Estados Unidos responderá a la situación actual de manera tranquila y responsable, de acuerdo con nuestra política", aseguró.
Moon recordó que la guerra de Corea de 1950-53 "había costado más de un millón de vidas, dejó ciudades en ruinas y perpetuó la división de la península".
El mandatario instó además a su vecino a "detener inmediatamente todas las provocaciones y la retórica hostil que empeoran la situación".
China impone sanciones
El gobierno de China, principal aliado político y comercial de Corea del Norte, anunció que a partir de este martes suspenderá la importación de carbón, mariscos, hierro y plomo y sus derivados desde Cora del Norte.
Las sanciones, que incluyen además la suspensión del intercambio de trabajadores y de empresas conjuntas, supondrán además las restricciones de viajes y la congelación de bienes de funcionarios norcoreanos, según indicó el Ministerio de Comercio chino.
El anuncio tuvo lugar días después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impusiera una serie de sanciones a Corea del Norte por los ensayos de misiles y las amenazas de guerra a Estados Unidos.
De acuerdo con el diario Global Times, la voz internacional del gobierno chino, Pekín le dijo a Pyongyang que las sanciones podrían ir a peor, a la vez que le advirtió que, de realizar un ataque, se quedaría sola.
China y Corea del Norte son signatarias de un tratado de 1961 de ayuda mutua y colaboración, según el cual Pekín debe contribuir con su aliado en áreas de cultura, economía, desarrollo tecnológico y social y también que, en caso de agresión militar, una nación debía salir en defensa de la otra.
Sin embargo, el propio acuerdo establece que los dos países deben esforzarse en "preservar la paz en Asia y en el mundo, y la seguridad de todos los pueblos", por lo que la atribución de su violación por parte de Corea del Norte, podría implicar una salida limpia para Pekín.
Ya en mayo pasado, el periódico Global Times, consideraba que el programa nuclear de Corea del Norte reducía "la propia seguridad de este país, de la región" y comprometía la "seguridad nacional".
Pyongyang respondió con un comunicado en su agencia oficial KCNA en el que sostenía que "nunca mendigará la amistad de China poniendo en peligro su programa nuclear, que es tan precioso como la propia vida".
Escalada en la retórica
Los choques retóricos entre Washington y Pyongyang se han intensificado desde julio pasado, cuando Corea del Norte realizó dos pruebas de misiles intercontinentales.
El 4 de julio, día de la independencia de Estados Unidos, Pyongyang anunció el lanzamiento exitoso de un misil de ese tipo llamado Hwasong-14, que permaneció en el aire 37 minutos, más que ningún otro hasta entonces, y recorrió más de 930 kilómetros.
Corea del Norte celebró lo ocurrido como un hito histórico, mientras que el gobierno de Estados Unidos lo denunció como una amenaza para la seguridad mundial.
Hacia finales de ese mes, Pyongyang lanzó otro misil que voló por unos 45 minutos y, tras alcanzar una altitud de unos 3.000 km, cayó a unos 1.000 km del punto de lanzamiento, según informó el Pentágono.
La agencia oficial de noticias norcoreana dijo que el mandatario de ese país, Kim Jong-un, había presenciado el lanzamiento y había asegurado que el mismo demostraba que "el territorio continental de Estados Unidos está dentro de nuestro rango de alcance".
Sin embargo, según han señalado expertos en defensa, además de poseer misiles de alcance intercontinental, para ser capaz de lanzar un ataque atómico sobre Estados Unidos, Corea del Norte necesitaba -entre otras cosas- ser capaz de insertar una ojiva nuclear en esos proyectiles. Allí es cuando la miniaturización juega un papel clave.
Pero The Washington Post informó la pasada semana que reportes de inteligencia sobre los avances tecnológicos norcoreanos en este campo indican que el programa de desarrollo nuclear de Pyonyang está más avanzado de lo que se creía.
El diario estadounidense también citó un informe del Ministerio de Defensa de Japón que coincidiría en señalar que Pyongyang ha logrado la miniaturización de las cabezas atómicas.
Presión internacional
Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, el programa nuclear de Corea del Norte ha sido uno de los temas que más peso han tenido en su agenda de política exterior.
El mandatario prometió que Estados Unidos nunca permitirá que Kim Jong-Un, a quien ha llamado "loco", tenga en sus manos un arma atómica.
Trump estableció un diálogo con su homólogo chino, Xi Jinping, a quien le solicitó mayores esfuerzos para tratar de disuadir a Kim Jong-un sobre la conveniencia de que abandone su programa de desarrollo de armas nucleares.
Sin embargo, el pasado 29 de julio, el mandatario estadounidense publicó un par de mensajes en su cuenta de Twitter en los que acusaba a Pekín de no hacer nada para poner fin a las ambiciones nucleares de Pyongyang.
"Estoy muy decepcionado de China. Nuestros tontos líderes pasados le han permitido ganar centenares de miles de millones de dólares al año a través del comercio, sin embargo, ellos no hacen nada por nosotros con Corea del Norte. Sólo hablar. No vamos a seguir permitiendo que esto continúe. China podría fácilmente solucionar este problema", escribió.
Sin embargo, Pekín ha dado muestras de tener ante Corea del Norte una posición más firme que en el pasado.
A comienzos de año, China suspendió las importaciones de carbón de Corea del Norte y la semana pasada votó a favor de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para prohibir las exportaciones norcoreanas y limitar las inversiones en ese país, el origen de las sanciones de este lunes.
Las sanciones fueron aprobadas de forma unánime por los 15 estados miembro del Consejo de Seguridad y generaron gran malestar en Pyongyang que prometió hacer "pagar a Estados Unidos un precio por ello".