A primera vista, el video parecía mostrar una tormenta de nieve.

Pero las imágenes, que se han vuelto virales, fueron tomadas en el Pantanal de Brasil, donde las temperaturas rara vez, o nunca, son tan bajas.

Especialmente si estamos cerca del comienzo del verano en el hemisferio sur.

Lo que cae del cielo en Barra do Sao Lourenço, un pueblo de alrededor de 100 habitantes ubicado en el corazón del humedal tropical más grande del mundo, es ceniza y arena.

El video publicado en Twitter del biólogo brasileño Hugo Fernandes muestra una tormenta que parece una ventisca.

Pero no lo es.

Los residentes le contaron a la BBC que las tormentas se han vuelto frecuentes en las últimas semanas.

Los expertos dicen que el fenómeno es consecuencia de los incendios que asolaron el Pantanal este año, desde enero a octubre.

La catástrofe destruyó un área de casi 45.000 kilómetros cuadrados, según el Instituto SOS Pantanal, una ONG.

Esto es más de cuatro veces el área metropolitana de Nueva York.

Aunque los incendios han disminuido, las personas que viven en la región todavía sufren sus secuelas.

Pegajosa

Maria de Souza, una artesana que vive en Sao Lourenço, dice que ha sido testigo de varias tormentas de ceniza en las últimas semanas.

"Es una sensación horrible. Además de ser perjudicial para nuestra salud, nuestra casa está llena de suciedad y nuestra ropa está sucia", dice.

"La ceniza se pega a todo".

"El otro día, estaba fuera de la casa cuando empezó a hacer viento. No tuve tiempo de entrar y ponerme una mascarilla. Empecé a toser mucho", dijo de Souza.

Alexandre de Matos, ambientalista del Sistema Nacional de Prevención y Combate de Incendios Forestales de Brasil, una agencia gubernamental, explica que el fenómeno está provocado por las grandes cantidades de escombros depositados por las llamas.

"Los fuertes vientos han dispersado las cenizas de los incendios y la lluvia no ha sido del todo suficiente para arrastrarlas hacia los ríos".

Un fenómeno sin precedentes

Esta es la primera vez que se registra este fenómeno en el Pantanal desde que las autoridades brasileñas comenzaron a monitorear los incendios en la región en la década de 1990.

Matos dice que en algunos lugares las tormentas han sido lo suficientemente fuertes como para arrancar las tejas de los techos de las casas.

El hecho de que los incendios quemaran muchos árboles,que anteriormente protegían a estas comunidades de los fuertes vientos, no hace sino agravar la situación.

"Ya no hay muchas copas de árboles. Habrían resistido las tormentas de cenizas", cree Matos.

La primera tormenta de cenizas, según los investigadores, se produjo a mediados de octubre.

La Serra do Amolar, un lugar considerado uno de los más importantes para la preservación de los humedales, también se ha visto azotada por tormentas de cenizas.

Las imágenes tomadas por los residentes mostraron como se acercaba una enorme nube marrón a una altura baja.

En ese momento los incendios seguían activos, por lo que había mucho humo junto con fuertes vientos y partículas de ceniza.

Esto fue suficiente para afectar a la visibilidad de los pilotos que vuelan los aviones de extinción de incendios.

El día se convierte en noche

"Fue algo aterrador, sin precedentes", recuerda Angelo Rabelo, investigador de IHP, una ONG ambiental que monitorea la región.

"El día se convirtió en la noche en unos minutos y la situación duró así hasta el amanecer".

Pero las tormentas no se han detenido desde entonces.

Los expertos dicen que, aunque son menos intensas, siguen causando problemas a las comunidades, la fauna local y a quienes trabajan en la preservación del Pantanal.

"Ya pasé por otras dos tormentas de ceniza. Esto no es algo común", agrega Rabelo.

"Están causando pánico".

Rabelo dice que la baja humedad, las altas temperaturas y una reciente sequía en la región han contribuido al fenómeno.

No hay estadísticas oficiales sobre cuántas tormentas de cenizas se han dado hasta ahora en el Pantanal, pero los residentes de Sao Lourenço dicen que últimamente las han presenciado casi a diario.

El pescador Rosinei de Jesus habló con la BBC sobre una tormenta de cenizas que presenció la tarde del 30 de noviembre.

"Eran casi las dos de la tarde y no veíamos nada. La situación aquí es muy difícil", dice.

Las tormentas han traído problemas de salud a los residentes de la comunidad ribereña.

Los informes de afecciones respiratorias se han convertido en algo común.

El fenómeno agrava principalmente la condición de las personas que ya padecen enfermedades respiratorias.

"La contaminación del aire, principalmente relacionada con la quema de biomasa, genera partículas de material. Cuanto más pequeñas son, más pueden penetrar en las vías respiratorias", dice Patricia Canto, pulmonóloga de Fiocruz, uno de los centros de investigación médica más importantes de Brasil.

En medio de la pandemia de covid-19, la situación se vuelve aún más preocupante.

"Hay estudios que muestran un mayor número de muertes por covid-19 en áreas con mayor contaminación del aire. Así que (la exposición a cenizas) es una situación preocupante", agrega Canto.

Pero las consecuencias de la exposición también pueden aparecer años después.

"Si es una situación frecuente, incluso puede provocar cáncer de pulmón, que puede desarrollarse lentamente en casos de exposición prolongada relacionada con la contaminación del aire", dice la experta.

Las cenizas y las tormentas representan solo uno de los problemas a los que se enfrenta actualmente Sao Lourenço como consecuencia de los incendios del Pantanal.

Hay escasez de agua y alimentos en la comunidad, ubicada en la margen izquierda del río Paraguay.

El río, que es la principal fuente de ingresos para los residentes de la comunidad, está en su punto más seco en cinco décadas.

Además, los incendios han afectado la calidad del agua.

Tanto que en ocasiones ha sido considerada inadecuada para el consumo humano.

"Hasta ahora las lluvias no han sido suficientes para llenar el río y esto dificulta la pesca. Pero también han llegado muchos sedimentos y cenizas al agua", explica el ambientalista Alcides Faria, que trabaja en la región.

Según Faria, muchos residentes han tenido diarrea después de beber agua del río.

La pesca es una actividad importante en Sao Lourenço, y la contaminación del agua también ha matado a los peces.

La mano del hombre

"Es una gran catástrofe. Lamentablemente tiene el sello de 'la mano del hombre'. Es realmente una irresponsabilidad", lamenta la residente Leonida Aires.

Se refiere al veredicto de los expertos de que la mayoría de los incendios en el Pantanal en los últimos años fueron provocados por el hombre.

Leonida trabaja como artesana, utilizando hojas de jacinto de agua para sus trabajos, pero esta planta también ha desaparecido.

"Hay muy poco jacinto debido a los incendios y la sequía".

Pero incluso si hubiera más hojas, no hay nadie a quien vendérselas. La pandemia y los incendios han afectado gravemente al turismo en la región.

"Mucha gente tiene dificultades económicas", dice Leonida.

Cuenta que los residentes han sobrevivido con los ingresos de la ayuda de emergencia.

Además, algunos también reciben donaciones de alimentos.

"Algunas personas traen comida con ellos, lo que nos ha ayudado", dice.

"También estamos compartiendo con los animales, porque muchos de ellos no tienen nada que comer, ya que los árboles han ardido con los fuegos".

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