En poco menos de una semana, ya se cuentan siete las mujeres que aseguran haber sido víctimas de abusos sexuales por parte del expresidente de Costa Rica y Nobel de la Paz, Óscar Arias.

El exmandatario niega categóricamente las acusaciones, pero las denuncias ya han desatado todo un terremoto político y social en el país centroamericano que empaña la imagen de un referente de la democracia latinoamericana.

Arias llegó al poder en Costa Rica por primera vez en 1986, con el Partido Liberación Nacional (PLN) y hasta esta semana, era reconocido como uno de los expresidentes latinoamericanos más respetados, sobre todo por su discurso antibélico y de democracia que le valió el premio Nobel de la Paz en 1987.

Con el Nobel bajo el brazo, se volvió referente del discurso de la democracia y la paz dentro y fuera del país centroamericano.

El expresidente era considerado prácticamente "un símbolo nacional" y de ahí que su "caída" esté impactando a la sociedad costarricense de forma inusitada, dice a BBC Mundo la analista y experta en Derechos Humanos, Larissa Arroyo.

Una denuncia y el efecto dominó

La primera denuncia contra el mandatario se presentó el 4 de febrero, cuando la médico y activista antinuclear Alexandra Arce von Herold presentó ante la Fiscalía de Género del Ministerio Público una denuncia por violación sexual contra Arias.

Arce von Herold aseguró que el ataque se produjo el 1 de diciembre de 2014, cuando visitó a Arias como parte del trabajo de promoción del Tratado de Comercio de Armas, para discutir sobre una ponencia que se daría en Viena, Suiza.

En su relato al Semanario Universidad, Arce afirmó que Arias "me siguió tocando, me metió los dedos en la vagina y me tocó toda y me besó. Y después dijo que me esperara un toque, y se salió de la oficina".

"Yo estaba como que no sabía qué hacer, me sentía atrapada en ese momento", contó.

Horas más tarde, la periodista Eleonor "Nono" Antillón, una reconocida comunicadora en Costa Rica, afirmó que creía a Arce von Herold, pues afirmó que ella había pasado situaciones similares con el político casi 35 años antes.

La comunicadora relató a BBC Mundo una supuesta agresión sexual por parte de Arias en 1985, siendo ella su asesora de prensa.

"Se me acercó, me tomó la mano y me la puso en su pene que estaba erecto. Yo lo empujé y me puse de pie y él se me lanzó. Me cogió por los hombros, me tiró contra un ropero y me empezó a toquetear", explicó Antillón.

"Yo salí asqueada, porque vi a hombres y mujeres, de recursos económicos y académicos, permitirle y reírse y tomar en broma, lo que todo el mundo sabía: que Oscar Arias es un depravado y es un sátiro", le dijo a BBC Mundo.

Este medio intentó hablar con Arias, presidente entre 1986-1990 y 2006-2010, sin embargo, su abogado, Erick Ramos, afirmó que por una cuestión ética y de respeto al debido proceso el exmandatario no dará más comentarios.

La última comunicación del Nobel se dio justo después de las primeras denuncias.

En un comunicado de prensa, Arias defendió su inocencia.

"Debo decir que rechazo categóricamente las acusaciones que se me hacen. Nunca he actuado irrespetando la voluntad de ninguna mujer, menos aún tratándose de su libertad de relacionarse con otra persona", aseguró.

Sus comentarios, no obstante, no frenaron el escándalo.

Tras las primeras denuncias, se desencadenó un efecto dominó que sumó otras quejas, dañando seriamente el nombre del expresidente en cuestión de pocos días.

Entre las denuncias que se presentaron esta última semana, están las de la periodista costarricense Mónica Morales; la de Emma Daly, actual directora de comunicación de Human Rights Watch; la exreina de belleza Yazmín Morales, la de la politóloga y periodista argentina Carina Black, o Nuria Badilla, activista costarricense de derechos humanos.


CRONOLOGÍA DE LAS DENUNCIAS

  • La médico y activista antinuclear Alexandra Arce von Herold presenta ante la Fiscalía de Género del Ministerio Público una denuncia por violación sexual contra Arias.
  • Eleonor "Nono" Antillón, una reconocida comunicadora en Costa Rica, respalda a Arce von Herold y asegura que sufrió situaciones similares con el político casi 35 años antes.
  • La periodista, Mónica Morales, asegura en un artículo publicado en la revista Perfil que en el 2013, a propósito de una entrevista sobre el Tratado de Comercio de Armas, el expresidente le hizo insinuaciones indecorosas.
  • La periodista Emma Daly, actual directora de comunicación de Human Rights Watch, afirma a The Washington Post que, en 1990, en Nicaragua, Arias le tocó los pechos y que de forma inadecuada le dijo que no llevaba sujetador.
  • La exreina de belleza Yazmín Morales presenta una denuncia penal por abuso sexual, motivada por las acciones de Arce von Herold y el movimiento #MeToo.
  • Nuria Badilla, activista de derechos humanos, asegura a BBC Mundo que en 1999 durante una actividad pública en San José, con presencia de delegados internacionales, más de 100 personas, Arias la "manoseó" cuando estuvieron compartiendo la mesa.
  • La politóloga y periodista argentina Carina Black afirma a The New York Times que en 1988 Óscar Arias abusó de ella en un elevador, durante una visita a la Universidad de Nevada.

Una imagen "seriamente dañada"

Arias, quien además del Nobel de la Paz cuenta con alrededor de 70 doctorados honorarios en distintas universidades del mundo (entre las que se cuentan Harvard, Princeton, Dartmouth, Washington University y Brandeis,solo en Estados Unidos), ha sido una de las voces regionales de llamado a la paz, la democracia y la defensa de los derechos humanos.

Es por ello que las denuncias en su contra no solo afectan la vida de este costarricense de 78 años.

La proyección internacional de Arias y su peso tanto en la política local como regionalrepresentan un golpe para el discurso de paz y de democracia que él enarbolaba.

"La clase política latinoamericana, al igual que la costarricense, está en franca decadencia, pues se han presentado y comprobado denuncia tras denuncia de distinta naturaleza, por lo que estas denuncias son un lunar más en la clase de gestión que se ha venido desarrollando en las últimas décadas", le dice a BBC Mundo el director del doctorado en Gobierno y de Políticas Públicas de la Universidad de Costa Rica, Carlos Murillo.

Así las cosas, el mismo presidente del país, Carlos Alvarado, salió ante los medios a pedir prudencia y respeto al debido proceso ante las acusaciones contra el exmandatario.

Sin embargo, las presiones hicieron que la nueva fiscal del Partido Liberación Nacional, Michelle Chinchilla, pidiera públicamente a Arias que se apartara de la agrupación política en la que había militado los últimos 50 años.

Arias no esperó a ser separado por un tribunal de ética, y envió una nota al secretario del Partido, Fernando Zamora, anunciando su separación temporal de la agrupación hasta tanto no se aclare su situación judicial.

El presidente de la agrupación, Guillermo Constenla, quien fuera ministro de Transportes de Arias en el cuatrienio 1986-1990, lamentó la situación que enfrenta el expresidente, y defendió su legado político.

"Don Oscar es el costarricense con más relevancia internacional de toda nuestra historia", afirmó Constenla.

"Su contribución con nuestro país como gobernante y con la humanidad, con su lucha por la paz de Centroamérica y el mundo no se borrará de los anales de la historia", aseguró.

"Una sociedad enferma"

El impacto tanto en la sociedad costarricense como en el escenario internacional de sus denuncias mantienen a Arias en los titulares de toda la región, pues muchos veían en Arias prácticamente a "un referente", señala a BBC Mundo la analista y experta en Derechos Humanos, Larissa Arroyo.

"Oscar Arias es casi un símbolo nacional de un país de paz, que respeta los derechos humanos. Pero estas denuncias dejan claro que, en Costa Rica, la violencia de género ha quedado fuera de la construcción de la paz y la democracia, porque no puede haber paz sin acabar con la violencia contra las mujeres", dijo Arroyo.

Pese a presentarse como un defensor de las mujeres, y promover a Chinchilla como la primera mujer presidenta de Costa Rica en 2010, y a Rosmary Carpinsky como la primera presidenta del Congreso en 1987, las denuncias contra el expresidente reflejan una normalización de la violencia contra las mujeres que atentan contra su discurso, indica la analista.

América Latina es una de las zonas donde la violencia sexual contra las mujeres se ha normalizado como parte de la convivencia social, destaca por su parte el sociólogo y exviceministro de Justicia, Jorge Rodríguez, a BBC Mundo.

Dicha normalización se ve reflejada en los números que organismos como ONU Mujeres, Cepal y el Observatorio de la Violencia de Género del Poder Judicial de Costa Rica presentan periódicamente y el caso "Arias" ha reabierto ese debate social en el país centroamericano.

Rodríguez, que se apoya en la definición de violencia sexual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que la describe como "todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados", entre otros puntos, considera que la posición política y social del expresidente refleja mucho más que solo un abuso de poder: una "sociedad enferma".

"Hay una reprimenda hacia la víctima. La víctima sufre la violencia, sexual en este caso, y luego la recriminación social, el juicio social", lamentó Rodríguez.

Publicidad