El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, fue objeto de una oleada de críticas después de que dijera que agredió sexualmente a una empleada del hogar cuando era adolescente.

En un discurso recordó haber confesado a un cura que metió la mano en la ropa interior de la criada mientras ella dormía.

El grupo por los derechos de las mujeres Gabriela aseguró que Duterte era "indigno de su posición" y que "debería dimitir".

El presidente de Filipinas ha causado indignación con varios comentarios provocativos, pero sigue siendo popular en el país.

En sus últimas declaraciones, explicó que entró en la habitación de su criada mientras ella dormía.

"Levanté la sábana... traté de tocar lo que había dentro de la ropa interior", dijo. "Toqué. Ella se despertó, así que salí de la habitación".

Afirmó que le dijo al sacerdote que más tarde regresó a la habitación de la mujer y trató de volver a acosarla.

Duterte explicó que el sacerdote le dijo que rezara "cinco padrenuestros, cinco avemarías, porque irás al infierno", según el sitio web de noticias Rappler.

Es común que las familias acomodadas de Filipinas contraten a empleadas domésticas. Muchas mujeres del país también desempeñan este trabajo en Asia y Medio Oriente.

El portavoz de Duterte dijo que el presidente simplemente había "inventado" y "exagerado" la historia durante su discurso del sábado.

Los grupos de derechos humanos de Filipinas condenaron enérgicamente los comentarios, que se hicieron como parte de un discurso contra la Iglesia Católica por el abuso sexual de niños.

Gabriela, un partido político que representa a los grupos de derechos de las mujeres, dijo que los comentarios equivalían a admitir una violación.

"La violación no se da solo a través de la introducción del pene", dijo el secretario general de la organización, Joms Salvador. "Si es un dedo o un objeto también se considera violación".

La Coalición contra la Trata de Mujeres en Asia-Pacífico advirtió que los comentarios del presidente ponen en riesgo a las trabajadoras domésticas.

"Presumir de prácticas abusivas fomenta la cultura de la violación y, en este caso, el abuso sexual de las trabajadoras domésticas", dijo el director ejecutivo Jean Enríquez.

Según cifras del gobierno, más de un millón de filipinas trabajan en el extranjero como empleadas domésticas.

Duterte se ha mostrado muy duro con la Iglesia Católica, que criticó su sangrienta guerra contra las drogas.

La última controversia

El presidente de Filipinas ya había estado en el centro de la polémica anteriormente por acciones y comentarios sobre las mujeres.

A principios de este año levantó críticas por besar a una trabajadora filipina en el extranjero durante un evento.

También les dijo a los soldados filipinos que deberían disparar a las rebeldes comunistas en la vagina.

En abril de 2016, habló en un mitin durante la campaña electoral sobre el asesinato y la violación en 1989 de una misionera australiana en Davao, donde era alcalde en ese momento.

"Estaba enojado porque la violaron", dijo. "Eso es una cosa. Pero era muy hermosa, el alcalde debería haber sido el primero, qué desperdicio". Su oficina más tarde se disculpó.

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