El gobierno de Canadá ha introducido una legislación que prohíbe que los extranjeros sin residencia permanente en el país compren casas.

La prohibición tiene como objetivo ayudar a aliviar los precios en uno de los mercados inmobiliarios más inasequibles del mundo.

En un comunicado, el ministro de Vivienda de la nación norteamericana, Ahmed Hussen, aseguró que la prohibición tiene por objeto disuadir a inversionistas que consideran casas como mercancía, en lugar de un lugar para vivir y formar una familia.

"A través de esta legislación, estamos tomando medidas para garantizar que las viviendas sean propiedad de los canadienses, en beneficio de todos los que viven en este país", añadió Hussen.

De acuerdo a cifras del verano pasado, el precio promedio de una vivienda en Canadá era de $777,200 dólares canadienses (US$568,000), una cifra 11 veces mayor al ingreso familiar promedio.

Esta ley, que entró en vigor el 1 de enero, fue una de las promesas electorales del primer ministro canadiense, Justin Trudeau.

"El atractivo de las casas canadienses está atrayendo a especuladores, corporaciones ricas e inversionistas extranjeros", señaló el año pasado el sitio web de la campaña del partido liberal de Trudeau.

"Esto está generando un problema real de viviendas infrautilizadas y desocupadas, especulación desenfrenada y precios que se disparan. Las casas son para las personas, no para los inversionistas".

Dudas sobre la efectividad de la medida

Pero algunos han criticado la medida, argumentando que no está claro si tendrá algún impacto en el mercado inmobiliario de Canadá.

A fines de diciembre, 11 días antes de que la prohibición entrara en vigencia, el gobierno anunció algunas exenciones a la regulación, que incluye a estudiantes internacionales que han estado en el país durante al menos cinco años, a los solicitantes de refugio y a personas con permisos de trabajo temporales.

Los residentes no canadienses que viven en el país representan menos del 6 % de los propietarios de viviendas en Ontario y Columbia Británica, provincias que albergan Toronto y Vancouver, dos de los mercados inmobiliarios más caros del mundo.

En ambas ciudades, el precio de una vivienda promedio es superior a US$730.000.

Si bien los precios de la vivienda en Canadá cayeron levemente en 2022, siguen siendo mucho más altos que hace una década.

Los precios de las viviendas aumentaron un 48% el año pasado con respecto a 2013, cuando el precio promedio de una vivienda era de US$386.000.

Nueva Zelanda aprobó una legislación similar en 2018 que prohíbe que algunos extranjeros compren viviendas, pero la medida no ha impedido que los precios de las viviendas ajustados a la inflación sigan aumentando.

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