El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió este martes con palabras acogedoras al presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, en la Casa Blanca.

Pero tras bastidores, asesores estadounidenses se preparaban para luchar contra los españoles por los precios de las aceitunas.

Trump tocó a Rajoy en el brazo mientras caminaban hacia un pequeño escenario en el Jardín de las Rosas.

El mandatario estadounidense habló cálidamente sobre la amistad entre los dos países y sobre el comercio. Pero hizo una advertencia.

"Debe ser justa", dijo, describiendo la relación comercial entre Estados Unidos y España. "Y debe ser recíproca".

Las palabras de Trump demostraron que no es fácil para otros líderes mundiales lidiar con él, especialmente cuando se trata del comercio.

Durante las elecciones de 2016 (y después) se mostró escéptico ante los acuerdos de comercio y dijo que otros países se estaban "aprovechando" de EE.UU.

Su preocupación por lo que considera relaciones comerciales justas se extienden a Europa.

Ya como presidente, Trump ha prometido ayudar a los trabajadores estadounidenses y convertirlos en su prioridad número uno.

Precio inferior

Recientemente, los productores de aceituna de California quisieron asegurarse de que Trump no estuviera jugando con ellos.

Dijeron que los productores españoles recibían subsidios injustos de su gobierno que les permitían vender sus aceitunas a precios más bajos que las de EE.UU.

Según dos compañías de California, Bell-Carter Foods, Inc. y Musco Family Olive Co., los cultivadores mediterráneos de olivas venden sus productos a un valor inferior al costo de producción estadounidense.

Los ejecutivos dijeron que el costo de las aceitunas españolas era 70% o más por debajo del valor de mercado.

En julio Wilbur Ross, el secretario de Comercio de Estados Unidos, anunció una investigación para determinar si los productores españoles recibían subvenciones gubernamentales consideradas injustas.

Los encargados de la indagación se están enfocando en la categoría de "aceitunas maduras", que incluye la variedad negra en rodajas que se sirve en ensaladas, pizzas y algunos sándwiches.

Se espera que en noviembre los funcionarios estadounidenses anuncien una decisión preliminar sobre sus hallazgos.

Posteriormente podrían aplicar impuestos sobre las aceitunas españolas y "nivelar el campo de juego", pero eso aún no se sabe.

Eso podría significar que un mayor porcentaje de las aceitunas consumidas en EE.UU. no tengan origen en España, sino en territorio estadounidense.

Independientemente del resultado, una cosa está clara: tanto en EE.UU. como en Europa agricultores y consumidores se preguntan cómo se mantendrán las relaciones comerciales bajo la administración Trump.

Incertidumbre

Vincent Smith, profesor de la Universidad Estatal de Montana en Bozeman, compara la filosofía del presidente de EE.UU. sobre el comercio con el mercantilismo del siglo XVIII: "Quiere un montón de dinero y no quiere dar ningún beneficio".

Los funcionarios de la Unión Europea están preocupados y han estado buscando maneras de desarrollar nuevos acuerdos comerciales con otros países.

Por ejemplo, han estado negociando un acuerdo comercial con Japón.

"Los europeos han respondido al cambio retórico de Trump hacia el proteccionismo señalando su compromiso con el comercio abierto", dice Brad Setser, del Consejo de Relaciones Exteriores y exsubsecretario adjunto del Tesoro de EE.UU.

Más importaciones

La mayoría de las aceitunas del mundo proviene del Mediterráneo.

En 2016, según el Departamento de Comercio de EE.UU., este país importó cerca de US$70 millones de aceitunas de España, frente a los US$62 millones del año anterior.

Es posible que las importaciones de aceitunas españolas sigan creciendo, como lo han hecho en el pasado.

Adin Hester fue dueño de un huerto de olivos en el condado de Calavaras, California, en la década de 1990 y ahora es presidente del Consejo de Productores de Aceitunas de California, que se encuentra en Cloverdale.

Él recuerda con cariño sus días como agricultor de olivas.

"Ves mucha belleza en un olivo", dice. Y espera que se apliquen impuestos a las aceitunas españolas.

"Si no podemos hacer nada para frenar la oleada de aceitunas extranjeras, los productores desaparecerán", dice, refiriéndose a los agricultores de EE.UU.

Una vez, Trump calificó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (también conocido como NAFTA)como "el peor acuerdo comercial de la historia".

Hoy, sin embargo, los funcionarios estadounidenses están negociando con mexicanos y canadienses, y es probable que el acuerdo se mantenga.

"El presidente vino diciendo que iba a hacer muchas cosas", dijo David Gordon, exdirector de Planificación de Políticas del Departamento de Estado de EE.UU. "Pero si miras su récord, no hay muchas 'cosas' ahí".

Política distinta

La controversia por las aceitunas refleja el resentimiento que la gente en EE.UU. tiene hacia la política agrícola de la Unión Europea.

La política europea, dice Bruce Hirsh, exrepresentante comercial adjunto de Estados Unidos, "siempre ha sido una espina en el lado de los productores agrícolas estadounidenses".

Muchos en EE.UU. piensa que los subsidios de la Unión Europea han sido injustos para los agricultores locales.

Trump se ha quejado de los europeos, acusándolos de "engañar" a los trabajadores estadounidenses. Pero a menudo dice cosas duras sobre la gente y luego olvida que las dijo.

Habló de manera amistosa con Rajoy en el jardín y se dieron la mano tres veces.

Esa tarde, los problemas sobre el comercio -y las aceitunas- parecían una cosa del pasado.

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