Los gobiernos de México y Bolivia se enfrascaron este lunes en un duro cruce diplomático que trascendió los asuntos bilaterales y escaló hasta organismos regionales.
Todo comenzó con un comunicado de la cancillería mexicana, en el que expresaba su "preocupación" por "la presencia excesiva" de agentes bolivianos en las cercanías de su misión diplomática en La Paz, donde altos funcionarios del gobierno de Evo Morales pidieron asilo en noviembre pasado.
"El Gobierno de México a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) expresa su profunda preocupación por la presencia excesiva de personal de servicios de inteligencia y de seguridad bolivianos que vigilan tanto la Residencia como la Embajada de México", indica la nota.
Poco después, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se quejó por el mismo motivo ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La Cancillería boliviana, por su parte, rechazó de plano las acusaciones y consideró que era "imposible" que autoridades del país ingresaran a un recinto diplomático de México.
"Somos un país y una Cancillería que respeta las inmunidades diplomáticas y los privilegios amparados en la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas", afirmó en conferencia de prensa la ministra de Exteriores de Bolivia, Karen Longaric.
El gobierno de AMLO ofreció asilo al expresidente boliviano luego de que unas protestas masivas tras un escándalo electoral y una "sugerencia" del mando militar provocaran su renuncia en noviembre pasado.
Morales salió de su país en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana y fue protegido por la administración mexicana hasta que partió a inicios de diciembre a Cuba "por motivos médicos" y luego pidió asilo en Argentina.
¿Qué dice México?
Según la versión de México, funcionarios de inteligencia y seguridad de Bolivia vigilan desde el pasado 11 de noviembre las sedes diplomáticas de su país en La Paz.
En la carta que envió a la OEA, la misión mexicana concreta que la presencia de agentes bolivianos se ha incrementado desde el 21 de diciembre con un promedio de "150" funcionarios, algunos de los cuales intentaron revisar el carro de la embajadora, afirman.
"Dichos elementos de seguridad, más que proteger, han intimidado y vigilado el interior de las instalaciones, así como al personal diplomático mexicano acreditado ante el Gobierno de Bolivia", indica la misiva.
El gobierno mexicano llamó "a las partes que integran al Estado Plurinacional de Bolivia" a "respetar y cubrir" los acuerdos del Convención de Viena, que rigen los tratos a las legaciones diplomáticas entre las naciones.
"México confía en que se respetará la inviolabilidad de los inmuebles diplomáticos y se llevarán a cabo las medidas correspondientes para garantizar el resguardo y la protección de la integridad física del edificio de la Misión Diplomática tanto interior como exterior, así como de los agentes diplomáticos acreditados", indicó la Cancillería.
¿Cómo reaccionó Bolivia?
Al ser cuestionada sobre los señalamientos de México, la canciller boliviana aseguró su país era "respetuoso de las inmunidades diplomáticas" y negó que la fuerza pública fuera a ingresar a la embajada de de ese país.
Sin embargo, las tensiones entre las dos naciones fueron in crescendo luego de que Bolivia anunciara que evaluaba su permanencia en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) por lo que consideró una "actitud inamistosa de México".
Según el Ministerio de Exteriores Bolivianos, el gobierno de AMLO convocó a una cumbre del organismo sin el conocimiento ni consentimiento de La Paz, que ocupa la presidencia anual de la Celac.
"Era Bolivia quien debía convocar a esa reunión y en territorio boliviano, era lo que correspondía de acuerdo a las reglas de procedimiento al detentar nosotros actualmente la presidencia pro témpore de ese organismo", afirmó Longaric en conferencia de prensa.
"Estamos comunicando a todos los países miembros de la Celac que hemos representado el accionar de México alejado de toda norma de respeto a los Estados y de injerencia en los asuntos internos de Bolivia" .
En un comunicado posterior, la cancillería boliviana tildó a México de quebrantar "la institucionalidad y unidad latinoamericana y caribeña" y cuestionó su "reticencia" a reconocer a la presidenta interina Jeanine Añez y la decisión de darle asilo a Morales.
¿Qué pasó en las relaciones entre los dos países?
Las relaciones entre México y Bolivia comenzaron a deteriorarse desde la renuncia de Morales en noviembre pasado, cuando el gobierno de AMLO le ofreció asilo al líder cocalero.
Añez cuestionó la decisión de México y posteriormente también expresó su rechazo al asilo que recibieron en la sede diplomática mexicana en La Paz altos funcionarios del gobierno de Morales, entre ellos su ministro de Gobernación Juan Ramón Quintana, a los que Bolivia acusa de varios cargos que van desde sedición hasta "terrorismo".
El gobierno mexicano no ha reconocido al gobierno interino de Bolivia y asegura que Morales fue víctima de un "golpe de Estado".
El domingo, el gobierno de Bolivia anunció que se incorporaba al Grupo de Lima, la alianza regional que busca una transición en Venezuela y de la que México se ha alejado desde que llegó AMLO a la presidencia.
Análisis de Alberto Nájar, corresponsal de BBC Mundo en México
Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, el conflicto en Bolivia se convirtió en un tema de política interna.
El asilo concedido al expresidente Evo Morales y parte de su equipo provocó una intensa polémica.
En el país muchos criticaron el refugio a Evo Morales, quien mantuvo desde México una activa agenda para criticar a Jeanine Áñez, presidenta interina de Bolivia.
A pesar de las críticas, México mantiene su posición. Por un lado, insiste en que no está de acuerdo con un gobierno que no sea elegido mediante un proceso democrático y reitera que lo sucedido en el país sudamericano es un golpe de Estado.
Pero al mismo tiempo mantiene relaciones diplomáticas con el régimen de Jeanine Áñez.
La mayoría de los analistas ve complicado una ruptura de relaciones, inclusive en el momento actual de crecientes tensiones.
López Obrador insiste en recuperar la política exterior mexicana que se fundamenta en la no intervención en conflictos de otros países.
Es una de las razones para su decisión de denunciar la "vigilancia inusual" de su embajada en La Paz ante la OEA, y sobre todo de mantener un bajo perfil en medios ante el incidente.
Hasta ahora la posición mexicana se parece a la que mantuvo ante conflictos armados y golpes de Estado en América Latina durante los años 70 y 80.
Oficialmente en esa época México se mantuvo neutral, con frecuentes llamados a la paz de la región.
Pero al mismo tiempo sostuvo una línea de refugio, y en ocasiones de rescate y mediación política a personajes centrales en la política de países como Chile, Argentina o Nicaragua, por ejemplo.
¿Es ahora el caso de Bolivia? Se trata de la pregunta a la que muchos en México esperan respuesta.