Es la hija mayor del presidente de Estados Unidos, su asesora y ahora, también la protagonista de una fiebre de memes y cuestionamientos.
Ivanka Trump se encuentra desde el fin de semana en el ojo de una nueva tormenta desde que el gobierno francés difundió un video que los medios estadounidenses no han parado de describir como un "momento incómodo".
En la imagen, Ivanka Trump aparece conversando los gobernantes de Canadá, Francia y Reino Unido, Justin Trudeau, Emmanuel Macron y Theresa May, además de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde.
El video, grabado en el marco de la cumbre del G20 en Osaka y que dura unos pocos segundos, no permite apreciar de qué hablan ni el contexto en que se da la charla. Y tampoco está claro por qué Ivanka Trump está allí.
El mero hecho de que la hija y asesora del presidente de Estados Unidos dialogue con cuatro de los pesos pesados de la política mundial llamó la atención de muchos.
El video se volvió viral, también los cuestionamientos y los memes con el hashtag #UnwantedIvanka (Ivanka no deseada).
"El papel prominente de Ivanka en la reunión del G20, donde se sentó junto al presidente durante las sesiones de fotos y se mezcló con los líderes mundiales, no tiene precedentes", comenta a BBC Mundo Anthony Zurcher, corresponsal en Estados Unidos de la BBC.
"Puede ser chocante para algunos, pero ser la hija de alguien en realidad no es una cualificación profesional. Daña nuestra posición diplomática que Trump tenga esta actitud", escribió la congresista demócrata por Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez.
La grabación fue solo el colofón de una serie de momentos en los que Ivanka Trump tuvo un rol llamativamente visible en la reunión entre las mayores economías del mundo.
Participó junto a su padre en varias reuniones y encuentros a puertas cerradas del G20 y se quedó para una foto junto a los líderes del mundo en la que ella era la única que no era jefa de Estado o gobierno.
Cuando el presidente estadounidense se reunió de forma sorpresiva con el líder norcoreano Kim Jong-un, ella también estuvo allí: participó en la conversación privada entre ambos, cruzó incluso a Corea del Norte y calificó la visita de "surrealista".
La Casa Blanca, por su parte, rechazó los cuestionamientos y lamentó que no se tome en cuenta lo que considera el verdadero rol de Ivanka Trump en la cumbre.
"Es triste, pero no sorprendente, que los haters elijan atacar a Ivanka Trump (...) cuando promueve los esfuerzos de Estados Unidos para empoderar a las mujeres a través de asociaciones estratégicas con líderes mundiales", comentó Jessica Ditto, Directora Adjunta de Comunicaciones de la Casa Blanca.
El papel de la hija de Trump durante la cumbre, sin embargo, ha vuelto a traer a discusión su función en el gobierno de su padre, un señalamiento que ha compartido en los últimos dos años con su pareja, el también asesor de la Casa Blanca, Jared Kushner.
Una pareja polémica
Una ley antinepotismo de 1967 prohíbe que la familia del presidente de Estados Unidos ocupe cargos federales.
Pero en una decisión que generó controversias, poco después de asumir la presidencia, Trump nombró a su hija y a su yerno como asesores de la Casa Blanca, dos posiciones por las que, dijo, ninguno de los dos cobraría ningún salario, y por tanto, no podrían considerarse puestos oficiales dentro de su gobierno.
Sin embargo, les asignó una oficina a cada uno en el edifico más importante de Washington.
"Durante toda su carrera profesional, Donald Trump ha mantenido un círculo estrecho de aliados de confianza a su alrededor, el más cercano de los cuales siempre han sido sus hijos", explica Zurcher.
De hecho, tanto Ivanka Trump como Kushner habían tenido un papel protagónico en la campaña de Trump y una vez que el mandatario llegó al 1600 de la avenida Pensilvania, el rol de ambos no fue a menos.
"El papel oficial de Ivanka es 'asesora del presidente', un título que comparte con su esposo, pero claramente son mucho más que eso", señala Zurcher.
En los primeros meses del gobierno, mientras Melania Trump permanecía en Nueva York -en espera de que su hijo Barron terminara el curso escolar- Ivanka Trump asumió las funciones de primera dama y muy pronto el mandatario le concedió el título informal de "primera hija".
De Kushner, en cambio, se dijo que ocuparía de cuestiones -sin que se sepan aún muy claro cuáles- que iban desde temas comerciales hasta asuntos vinculados a Israel y la paz en Oriente Medio, pasando por acuerdos entre el gobierno y el sector privado.
Una ascendente presencia
Los críticos del gobierno de Trump aseguran que las posiciones de los miembros de su familia fueron solo el comienzo de una ascendente carrera política, que no ha estado ajeno de las controversias y del cuestionamiento de su legitimidad.
A pocos meses de que su padre llegara a la Casa Blanca, Ivanka Trump, que antes solo era conocida por tener una empresa de moda con su nombre, se reunía con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, o con los líderes de Facebook, Apple, Google y otros gigantes de Silicon Valley.
Y en la primera cumbre del G20 a la que fue Donald Trump en 2017 en Hamburgo, lideró una discusión sobre salud y migración en África, se unió a su padre a conversaciones y reuniones bilaterales y comenzó a llamar la atención por hacerse más visible que cualquier otro miembro del gobierno.
Desde entonces, se le ha visto en la mayoría de las visitas oficiales o reuniones de alto nivel que ha sostenido Trump, así como en eventos internacionales que tradicionalmente ocuparía la primera dama.
A inicios de año, lanzó una iniciativa de US$50 millones para promover el empoderamiento de las mujeres y, desde el mes pasado, inició una campaña para difundir los esfuerzos de la Casa Blanca para apuntalar el desarrollo de la mano de obra en el país.
"Desde la toma de posesión de Trump, Ivanka ha recibido crédito, de forma anónima, por alentar al presidente a lanzar ataques de represalia contra Siria por el uso de armas químicas y por recortar su política de separar a las familias migrantes en la frontera de Estados Unidos y México", señala Zurcher.
"Su preocupación por el calentamiento global, sin embargo, no ha disuadido al presidente de cortar las regulaciones ambientales y retirarse del Acuerdo Climático de París", agrega.
Su papel en el gobierno ha sido tan visible que se llegó a especular de su posible nominación como embajadora de EE.UU. ante Naciones Unidas o incluso como jefa del Banco Mundial.
"Todos quieren que Ivanka Trump sea la nueva embajadora en Naciones Unidas. ¡Sería increíble, pero ya puedo escuchar los cantos del nepotismo!", escribió Trump en Twitter.
El caso Kushner
Aunque el rol del esposo de Ivanka ha sido menos comentado, también ha levantado sospechas y cuestionamientos entre los críticos del actual gobierno de EE.UU. desde el mismo inicio del mandato de Trump.
De hecho, Kushner fue el único funcionario que aún permanece en la Casa Blanca que asistió a la polémica reunión con un grupo ruso en la Trump Tower en junio de 2016, que fue uno de los elementos que llevó a pensar en una posible colusión de la campaña de Trump con el Kremlin.
La investigación del fiscal especial Robert Mueller no encontró evidencia de esto último, pero el hecho mostró desde entonces el papel central de Kushner en la familia Trump.
Aunque ha sido menos visible que Ivanka, sus funciones han ido desde encargarse de la actualización tecnológica de la Casa Blanca hasta proponer el plan estadounidense para los conflictos en Medio Oriente, el llamado Plan del Milenio que se presentó la pasada semana sin la presencia de los palestinos.
Como su esposa, Kushner se ha hecho notar también en varios encuentros internacionales de primer nivel y, según diversas fuentes, ha llegado incluso a asumir roles propios de altos funcionarios del gobierno y ha estado detrás de algunos despedidos, como el del también asesor presidencial Stephen Bannon.
La pasada semana, la publicación de una comparecencia ante el Congreso del exsecretario de Estado Rex Tillerson, describía el alcance del poder de Kushner en el gobierno de Estados Unidos.
En uno de los momentos más sorprendentes de su testimonio, Tillerson contó que se dio cuenta de que su homólogo mexicano en ese entonces, Luis Videgaray, estaba en Washington cuando entró a un restaurante y lo encontró cenando con Kushner.
El exsecretario de Estado contó que se acercó a saludarlos mientras veía los colores correr de la cara del mexicano (que al parecer negociaba el nuevo tratado de libre comercio con el yerno de Trump).
"Solo quería saludar. No quiero interrumpirlos. Llámame la próxima vez que vengas a la ciudad", asegura Tillerson que le dijo a Videgaray.
En otra ocasión, según Tillerson, ni él ni James Mattis -entonces secretario de Defensa- tenían conocimiento de que Arabia Saudita y Emiratos Árabes planeaban bloquear a su rival regional, Qatar.
Sin embargo, Kushner y Bannon habían sido informados al respecto en durante una cena secreta.
De hecho, la relación del yerno de Trump con Arabia Saudita y su relación con el príncipe Mohamed bin Salman también ha sido motivo de controversias.
Sin contar las acusaciones de que ha utilizado Whatsapp para tratar asuntos oficiales o las denuncias de que también se ha aprovechado de su posición para impulsar negocios personales en algunos países, principalmente en Arabia Saudita (acusaciones que la Casa Blanca niega).
Pero en los últimos tiempos, uno de los hechos que más polémica generó sobre el poder real de Kushner e Ivanka Trump en la Casa Blanca fue que ambos reconocieran contar con autorización para acceder a información clasificada o a áreas restringidas.
De acuerdo con Zurcher, se trata de dos figuras centrales del gobierno de Trump que cada vez están menos a la sombra y pueden tener una influencia en las decisiones que tome el mandatario.
"Es posible que el presidente no siempre haga lo que ellos le recomiendan, pero siempre parece escucharlos. Este tipo de poder informal va más allá del que ejercen la mayoría de los ´asesores presidenciales", comenta.