A Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, le han llovido las críticas de la comunidad internacional por los incendios forestales en su país.
Pero Brasil no es el único país afectado por el fuego ni el único cuyo cuidado de la selva amazónica y de otras zonas forestales ha sido puesto en entredicho.
Los focos de incendios activos descontrolados, que solo en Brasil sumaron más de 2.500 entre el martes y el jueves, se están dando también en Bolivia y Paraguay.
Activistas medioambientales acusan al presidente brasileño de haber propiciado esta crisis ecológica con sus políticas que favorecen la deforestación para la explotación comercial de la selva.
El ministro de Medio Ambiente de Brasil, Ricardo de Aquino Salles, defiende que la solución para acabar con la tala ilegal en la Amazonía está en "monetizarla"."Las leyes y reglamentos que se promulgaron y utilizaron durante los últimos 10 o 20 años fueron demasiado restrictivos para el desarrollo de las áreas amazónicas", afirmó en una entrevista publicada este viernes por el diario británico Financial Times.
Pero no sólo Brasil está en el punto de mira, también los otros países más afectados: Bolivia y Paraguay.
La defensa de Evo Morales
Al oeste de Brasil, hay un mandatario cuya gestión de los recursos que ofrecen los bosques de su país también es polémica pero que ha pasado más desapercibido para la prensa internacional: Evo Morales.
El presidente boliviano viajó esta semana a Santa Cruz, el departamento en el oriente del país donde un incendio ha afectado a cientos de miles de hectáreas de la Chiquitanía, una zona boscosa de transición entre la Amazonía y el Chaco.
Tras sobrevolar la zona, Morales reconoció la gravedad de los daños, pero también defendió el "chaqueo", la práctica de los agricultores de quemar áreas de bosque para ampliar las tierras de cultivo.
"Es importante el control del chaqueo pero también quiero que sepan: si las pequeñas familias, pequeños productores, si no chaquean, ¿de qué van a vivir? Es para maíz, media hectárea, es la situación del pequeño productor, máximo una hectárea de arroz para la sobrevivencia", dijo Morales.
"Ahora estamos en otros tiempos, hay que adecuar las normas, estamos en la mecanización y siempre hay que adecuar las normas a las formas de vivencias", añadió.
Su gobierno acaba de contratar los servicios del avión bombero más grande del mundo, el Boeing 747 Supertanker, con capacidad de carga de 75.000 litros y un precio de US$800.000 por el alquiler y US$16.000 por cada vuelo que haga, según las autoridades bolivianas.
Pero este desembolso no consiguió aplacar las críticas por apoyar el chaqueo.
A principios de julio, el gobierno boliviano modificó el decreto que regula las tierras de producción forestal permanente para autorizar el desmonte y la quema controlada de bosques en los departamentos de Beni y Santa Cruz con fines agropecuarios en terrenos privados y comunitarios.
En Santa Cruz es precisamente donde se encuentra la llanura de la Chiquitania, donde las llamas han afectado más de 500.000 hectáreas.
Como consecuencia, algunos activistas medioambientales y defensores de los derechos de los indígenas le reprochan ahora a Morales haber cambiado la normativa para poder ampliar las tierras de cultivo.
La Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Areas Protegidas (Contiocap), muy crítica con la gestión de Morales, señala a las políticas "extractivistas" que impulsa el gobierno como responsable de lo que ocurren
La ambientalista Cecilia Requena se quejaba al portal de noticias ecológicas Mongabay: "Hay responsables directos de este desastre ambiental y el primero es el gobierno que ha aprobado consistentemente en los últimos años leyes de 'perdonazo', promoción e impulso de la frontera agrícola".
También lamentó que haya aprobado "los organismos genéticamente modificados, los agrocombustibles, la expansión de la frontera agrícola, la exportación de carne a China y finalmente este decreto del 9 de julio que permite la deforestación con fines agropecuarios de superficies forestales".
Deforestación y agroquímicos en Paraguay
Paraguay no escapó del fuego y tampoco su gobierno huyó de las críticas.
Los incendios que ardían desde hacía una semana en aquel país quemaron más de 350.000 hectáreas en una zona cercana a la frontera con Bolivia, según publicó la prensa local.
Paraguay es uno de los países con las mayores tasas de deforestación.
Entre 1987 y 2012, esta se duplicó respecto a la década anterior, despejando 44.000 kilómetros cuadrados en el oeste del país para hacer espacio a la ganadería, según un estudio en conjunto de la Universidad Humboldt de Berlín y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Aunque la mayor parte de bosque que se pierde no está en la selva amazónica, sino en los bosques del Gran Chaco.
El país ha sido recientemente criticado también por no proteger la selva de otro peligro: los agroquímicos.
A mediados de agosto, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas consideró a esta nación responsable de violaciones de derechos humanos por no ejercer "controles adecuados sobre actividades contaminantes ilegales".
Esto se dio después de que una persona muriera y otras 22 resultaran intoxicadas en 2011 por el uso de agroquímicos en empresas productoras de soja transgénica que habían talado la selva de los alrededores para establecer sus plantaciones.