Harvey, María, Irma y Nate dejaron a su paso por el Caribe recuerdos terribles y una estela de caos, muerte y destrucción.
Por eso ya no volverán a ser un huracán.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) decidió esta semana retirar esos cuatro nombres de las listas periódicas que se usan para denominar a estos fenómenos meteorológicos.
La decisión de la OMM sigue una tradición que comenzó en 1954, cuando ese organismo internacional decidió retirar los nombres de los ciclones tropicales que causaban mayor cantidad de víctimas y devastación.
Fue apenas un año después de que se comenzara a utilizar el nombre de personas para denominar estos eventos meteorológicos, ya que antes era con fechas o santorales, lo que hacía que el mismo ciclón fuera llamado de formas diferentes en distintos lugares.
Para evitar confusiones y facilitar la divulgación de alertas, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos decidió en 1953 implementar esta nueva forma, lo que facilitaría una denominación estándar.
A partir de entonces, desde que las bajas presiones se organizan y forman una tormenta tropical reciben un nombre que alterna los masculinos y femeninos y sigue un orden alfabético, aunque no incluye las letras Q, U, X Y y Z.
Las listas -elaboradas con nombres en inglés, español y francés- se reciclan cada seis años. Así, por ejemplo, la lista que se utilizó en 2012 servirá también para 2018.
Sin embargo, los comités regionales de la OMM se reúnen anualmente para decidir cuáles nombres de tormentas del año anterior deben ser "congelados" por haber causado un impacto particularmente devastador.
Así, este año los excluidos de forma permanente serán los cuatro que mayor destrucción dejaron a su paso por los países del Caribe y Estados Unidos y serán sustituidos por Harold, Idalia, Margot y Nigel.
En conjunto, causaron la muerte de cientos de personas y, solo en Estados Unidos, provocaron daños por más de US$250.000 millones.
Pero ¿cuáles fue el impacto de cada uno de ellos para que la OMM haya decidido eliminar sus nombres?
Harvey
Harvey se formó a finales de agosto de 2017 y alcanzó la categoría 4 de la escala Saffir-Simpson (de un máximo de 5) antes de golpear las costas de Texas.
Dejó al menos 68 muertos y más de 30.000 personas se vieron afectadas por las inundaciones que anegaron viviendas, oficinas y tiendas.
Según el Centro Nacional de Huracanes, fue el ciclón que más lluvia generó en la historia de Estados Unidos, desde que se lleva la cuenta.
La consultora JPMorgan estimó en más de US$20.000 millones las pérdidas tras su paso, una cifra que equivale a la fortuna del dueño de Tesla, Elon Musk, de acuerdo con cálculos de la revista Forbes.
Irma
Se formó en septiembre de 2017 y sostuvo por varios días la categoría 5, la máxima de la escala, con vientos máximos sostenidos superiores a los 295 kilómetros por hora.
Tocó tierra siete ocasiones y arrasó a su paso varias islas del Caribe oriental y la costa norte de Puerto Rico y Cuba, para luego golpear la zona occidental de la península de Florida.
Dejó 44 muertes directas como resultado de sus fuertes vientos, lluvias y oleaje, según el recuento de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.
El experto en huracanes Kerry Emanuel, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, EE.UU., calculó que Irma tuvo una potencia destructiva de unos 7.000 millones de vatios, alrededor de la mitad de la energía generada por todas las bombas utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial.
María
El nombre de María es todavía una pesadilla para miles de puertorriqueños que perdieron todo tras el paso del ciclón, que sumió a la isla en un apagón que todavía continúa.
El poderoso huracán de categoría 5 llegó a las Antillas pocos días después de Irma y dejó 31 muertes y 34 desaparecidos en Dominica y otros dos fallecidos en Guadalupe.
En Puerto Rico, según las cifras oficiales, el número de pérdidas humanas fue 65, aunque diversos reportes de medios indican que podrían ser más de mil.
La devastación que dejó María provocó un éxodo de cientos de miles de puertorriqueños hacia Estados Unidos, mientras, siete meses después, todavía miles de personas viven en la oscuridad y sin servicios básicos en la mayor parte de la isla.
Nate
Fue el noveno huracán de la temporada de 2017 y, aunque solo alcanzó la categoría 1, sus daños fueron considerables.
Azotó toda América Central, principalmente Costa Rica, Nicaragua y Honduras, y la costa del golfo de México de Estados Unidos.
Sus mayores daños estuvieron asociados a las lluvias torrenciales que provocó, que generaron a su vez inundaciones, deslaves y penetraciones costeras.
Dejó un saldo de 45 muertos y considerables daños en la infraestructura, principalmente en las zonas pobres de Centroamérica que afectó.