Las fuerzas de seguridad de Haití desplegaron un amplio operativo para encontrar a los asesinos del presidente del país, Jovenel Moïse, que murió a tiros en su residencia en la madrugada del miércoles.
El director general de la Policía, Léon Charles, informó al terminar la jornada que, durante un tiroteo con los sospechosos, los agentes mataron a cuatro mercenarios y detuvieron a otros dos.
Charles indicó además que tres agentes que habían sido secuestrados por los presuntos autores del magnicidio quedaron en libertad en el operativo policial en Puerto Príncipe.
El responsable de la policía ofreció la información en una comparecencia televisada en la que participaron también el primer ministro interino del país, Claude Joseph, y otras autoridades.
Los presuntos asesinos fueron interceptados por la policía en un intenso tiroteo en el sector de Pelerin, donde se encuentra la residencia de Moïse, "poco antes de las 6 de la tarde", según adelantó el secretario de Estado de Comunicación, Frantz Exantus, en Twitter.
En la comparecencia, el ministro de Cultura y Comunicación, Pradel Henríquez, reiteró que "los atacantes son extranjeros que hablan español e inglés", pero no aportó datos sobre su nacionalidad o identidad.
El primer ministro interino subrayó que la situación de seguridad del país está "bajo control" y explicó, tras realizarse el informe forense de la muerte, el cadáver del presidente fue trasladado a una morgue en la capital.
En relación al estado de salud de la primera dama, Martine Moïse, también herida en el ataque, Joseph afirmó que se encuentra "fuera de peligro", después de haber sido trasladada a un hospital de Miami, Estados Unidos.
Contacto con Estados Unidos
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, condenó el "atroz asesinato" y ofreció sus condolencias al pueblo de Haití.
"Estamos listos para ayudar mientras continuamos trabajando por un Haití seguro", dijo.
El primer ministro haitiano señaló que mantuvo una conversación telefónica con el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, con el que habló sobre la situación política del país.
En concreto, hablaron de la organización de las elecciones presidenciales y legislativas, previstas para el próximo 26 de septiembre, y sobre la oposición.
"Afortunadamente, muchos sectores en la oposición condenaron el asesinato", expuso Joseph, que horas antes había pedido expresamente a la oposición sumarse a la repulsa del magnicidio.
Las autoridades estadounidenses negaron con rotundidad que la DEA (la agencia antidrogas de ese país) tuviera vínculo alguno con el crimen.
Qué pasó
El ataque contra Moïse y su esposa se produjo alrededor de la 01:00 hora local (05:00 GMT) del miércoles, cuando un grupo de individuos no identificados accedió al domicilio del presidente en el barrio Pétion-Ville de Puerto Príncipe, la capital haitiana.
El primer ministro interino tomó el control de la nación y urgió a su pueblo a mantener la calma, declarando que se tomaron "todas las medidas para garantizar la continuidad del Estado".
Además, Joseph calificó el ataque como "un acto inhumano, bárbaro y atroz".
República Dominicana, vecino territorial, ordenó el "cierre inmediato" de sus fronteras con Haití y reforzó la vigilancia de la zona.
La Organización de Estados Americanos (OEA) llamó a realizar una "rápida investigación internacional".
Se prevé que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aborde el asunto en una sesión especial este jueves.
Mandato turbulento
Jovenel Moïse, de 53 años, asumió el poder en febrero de 2017, cuando reemplazó a Michel Martelly.
El mandato de Moïse fue turbulento. Enfrentaba acusaciones de corrupción y fue desafiado por oleadas de protestas antigubernamentales a menudo violentas.
A comienzos de año, varias manifestaciones sacudieron la capital y otras ciudades, donde multitudes pidieron su dimisión.
El ataque en el que resultó muerto se produce a solo dos meses de las elecciones presidenciales, convocadas para el 26 de septiembre.
Se trata de unos comicios en los que Moïse no podía ser candidato.
La inestabilidad política crónica y los desastres naturales han dejado a Haití como uno de los países más pobres de América Latina.
Es la nación de la región que más gobiernos ha tenido en menos tiempo desde fines del siglo XX.
El país caribeño sufre, además, un incremento de violencia por parte de bandas criminales, secuestros y un deterioro de estándares de vida donde casi el 60% de la población vive bajo el umbral de la pobreza.
En 2010, un terremoto mató a 200.000 personas y causó daños extensos a la infraestructura y economía.