La empresa químico-farmacéutica alemana Bayer deberá pagar hasta US$10.900 millones tras alcanzar un acuerdo en una demanda sobre un producto en su herbicida marca Roundup que podría causar cáncer.
El producto en cuestión es glifosato, que ha sido objeto de unas 125.000 demandas por los supuestos efectos cancerígenos.
El bufete de abogados de Nueva York Weitz & Luxenberg dijo haber alcanzado el acuerdo en representación de casi 100.000 personas.
Bayer niega cualquier delito pero dijo que pagaría la suma para acabar con la "incertidumbre". Como parte del acuerdo, la empresa declaró que pagaría hasta US$9.600 millones a los demandantes y pondría en reserva otros US$1.250 millones para cubrir cualquier demanda futura.
El herbicida Roundup fue originalmente lanzado por la firma estadounidense Monsanto, que Bayer compró en 2018.
Desde su introducción, hace más de cuatro décadas, se ha vuelto uno de los herbicidas más populares del mundo, pero su sustancia activa, el glifosato, ha sido uno de los más polémicos, particularmente por su uso en América Latina.
1. ¿Qué es el glifosato?
Como en muchos herbicidas de otras marcas, el glifosato es uno de los ingredientes activos de Roundup.
La compañía que lo introdujo al mercado en 1974 fue Monsanto, que tuvo la patente que hasta 2000. A partir de entonces, el producto pasó a ser vendido por otros fabricantes.
El glifosato se usa en agricultura y silvicultura para el control de la maleza en áreas industriales, pero también se empela en céspedes y jardines.
Su efecto sobre las plantas no es selectivo, lo que significa que mata a la mayoría de ellas cuando se aplica.
Los agricultores lo rocían en los campos antes de que sus cultivos broten en primavera. Así no tienen que competir con las malezas de los alrededores.
Algunos también lo usan como un tratamiento previo a la cosecha, pues seca los cultivos y facilita la recolección.
Hay cultivos, como la soja, que han sido genéticamente modificados para resistir al glifosato.
2. ¿Qué efectos puede tener sobre la salud?
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud concluyó en 2015 que la substancia es "probablemente carcinógena para los humanos" .
Pero la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) considera que el glifosato es seguro cuando se usa con precaución.
En 2016, un informe conjunto de la OMS y la ONU determinó que, si bien algunas investigaciones sugerían "alguna evidencia de una asociación positiva entre la exposición al glifosato y el riesgo de linfoma no Hodgkin", el único estudio grande de alta calidad encontrado "no mostró evidencia de una asociación en cualquier nivel de exposición".
Éste llegó a la conclusión de que "es poco probable que represente un riesgo carcinogénico para los humanos debido a la exposición a través de la dieta".
Un estudio de 2016 de los Servicios del Medioambiente de Europa notó una creciente preocupación por el uso intensivo de glifosato, pues algunas plantas han desarrollado resistencia a él, lo que significa que los agricultores tienden a usar aún más.
La evidencia científica sigue estando lejos de ser concluyente, sin embargo, en 2018 un tribunal en California emitió el primer fallo vinculando Roundup al cáncer, otorgando a los demandantes una sustancial compensación.
Entre los litigantes se encontraba Dewayne Johnson, quien padecía un cáncer terminal diagnosticado en 2014. El jardinero utilizó decenas de veces herbicidas con glifosato de las marcas RangerPro y Roundup, comercializadas por Monsanto en EE.UU.
El jurado de California determinó que los herbicidas de Monsanto contribuyeron "sustancialmente" a la enfermedad terminal de Johnson.
Bayer, que compró Monsanto hace dos años por US$63.000 millones, niega que el glifosato sea cancerígeno.
3. ¿Por qué es tan polémico en América Latina?
El glifosato se encuentra dentro de los herbicidas y pesticidas altamente peligrosos para las personas, animales y ecosistemas (HHP, por sus siglas en inglés), según las investigaciones de varias ONG y de autoridades reguladoras independientes.
La OMS y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) definen los HHP como "plaguicidas reconocidos por presentar niveles particularmente altos de peligros agudos o crónicos para la salud humana o el medio ambiente según los sistemas de clasificación internacionalmente aceptados".
Estos peligros ambientales incluyen problemas como la contaminación de fuentes de agua o la "interrupción de las funciones del ecosistema", como la polinización.
La mayor parte de los pesticidas y herbicidas perjudiciales para la salud y el medio ambiente se venden en países en desarrollo con miras a mejorar el rendimiento de cultivos en alta demanda, como la soja, o con el propósito de erradicación de cultivos ilícitos, como la coca.
Muchos países en América Latina tienen un largo historial de aplicación de herbicidas que contienen glifosato. Aunque algunos los han prohibido, varios otros continúan usándolos.
Argentina lideraba en 2018 "el ranking mundial por la cantidad de glifosato que usa en el campo", según un estudio de la Universidad Nacional de La Plata realizado ese año.
Según el mismo estudio, la concentración del glifosato ha aumentado y los argentinos tienen "una exposición continua y sostenida a este compuesto".
Profesionales de la salud han abogado desde hace varios años el veto a ese químico. Aunque no se ha prohibido a nivel nacional ya hay más de 400 ciudades y pueblos que no lo permiten, según la firma internacional de abogados litigantes Baum Hedlund Aristei Goldman.
Por otra parte, en Brasil, el mayor exportador de soja del mundo, hubo un fallo que no permitía que productos que contuvieran glifosato pudieran ser registrados en el país.
Pero el fallo se desestimó y una reevaluación oficial sobre los efectos del compuesto realizada en febrero de 2019 no prevé que se prohíba a nivel nacional.
En contraste, en Colombia, donde el glifosato se utilizó durante años para fumigar los cultivos ilegales de coca, está vetado desde 2015.
Hubo intentos del gobierno del presidente, Iván Duque, para reanudar las fumigaciones aéreas, un tribunal sostuvo el fallo original declarando que el gobierno tenía que probar que el glifosato no es perjudicial para la salud humana no para el medio ambiente, antes de levantar la restricción.
En México, el Ministerio del Medio Ambiente prohibió la importación del producto y otros países de la región han adoptado leyes limitando su uso. Costa Rica lo prohibió para sus 11 reservas naturales protegidas y El Salvador aprobó una legislación en ese sentido pendiente de ser aprobada.