Para entender cuánto dramatismo vivió Washington este jueves, basta saber esto: el exdirector de la mayor agencia de investigación criminal de Estados Unidos acusó a la Casa Blanca de propagar "mentiras puras y llanas".
Así de directo fue ante el Comité de Inteligencia del Senado estadounidense James Comey, quien encabezó el Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) hasta el mes pasado.
El testimonio público y bajo juramento de Comey era esperado con expectativa desde que fue despedido del cargo de forma repentina por el presidente Donald Trump, cuando el FBI investiga un posible complot de su campaña electoral con Rusia.
Por eso es relevante que Comey acusara al gobierno de Trump de mentir al justificar su despido diciendo que bajo su liderazgo el FBI vivía un desorden y los funcionarios habían perdido confianza en él.
Sin embargo, la pregunta central en Washington ha dejado de ser por qué Trump cesó al director del FBI para enfocarse en si el presidente podría ser acusado de obstruir la justicia.
Y lo que dijo Comey este jueves quizá resulte crucial para definir cuán comprometido está Trump.
"Un dato muy significativo"
Si el presidente de EE.UU. obstruyó la justicia fue la cuestión que sobrevoló el testimonio de Comey ante el Senado.
El exdirector del FBI evitó afirmarlo directamente, sugiriendo que la tarea corresponde a Robert Mueller, designado el mes pasado investigador especial sobre la injerencia rusa en las elecciones.
Pero Comey sí dejó varias afirmaciones que pueden contribuir a determinar si Trump buscó cambiar el rumbo de la investigación sobre Rusia.
Y esto puede ser clave, ya que la intención es lo que cuenta para un caso de obstrucción de justicia: el desafío es demostrar lo que buscaba el acusado en el momento de cometer el supuesto delito.
"Me despidieron por la investigación de Rusia", dijo Comey. "Me despidieron de alguna manera para cambiar, o el intento era cambiar, la forma en que se estaba llevando a cabo la investigación".
Comey indicó además que Trump le pidió que dejara "pasar" la investigación que le realizaban a su exasesor de seguridad nacional, Michael Flynn, por sus contactos con Rusia.
También detalló que ese pedido se lo efectuó en febrero en la Casa Blanca, luego de solicitarle al resto de los funcionarios presentes que abandonaran la sala para hablar a solas, otro elemento que puede sugerir una intención predeterminada.
"Es un dato muy significativo para mí", resaltó Comey. "¿Por qué necesitaba hacer salir a todos?".
En defensa de Trump
Quienes respaldan a Trump descartaron que el presidente haya cometido algún delito y cargaron contra Comey, acusándolo de haber filtrado información reservada a la prensa.
El abogado personal de Trump, Marc Kasowitz, aseguró tras la audiencia pública en el Senado que su cliente "nunca, en forma o sustancia, ordenó o sugirió que Comey dejara de investigar a nadie".
Algunos senadores del Partido Republicano también destacaron que, de acuerdo al propio testimonio de Comey, el presidente le expresó su esperanza en que dejara pasar la investigación sobre Flynn, pero nunca le ordenó hacerlo.
Esto sugiere que también en filas oficialistas una cuestión de fondo es si hubo obstrucción de la justicia.
"¿Sabe de algún caso de alguien acusado de obstrucción de justicia por decir 'tengo la esperanza de que'?", preguntó el senador republicano James Risch a Comey.
El exdirector del FBI respondió negativamente, pero dijo que interpretó las palabras de Trump como una instrucción que le estaba dando.
"Es el presidente de Estados Unidos, solo conmigo, diciendo 'tengo la esperanza de esto'", señaló Comey. "Lo tomo como que esto es lo que quiere que yo haga".
Poco después de este intercambio, Donald Trump Jr., hijo del presidente y uno de los que quedó a cargo de los negocios del grupo Trump, escribió en su cuenta de Twitter que "expresar esperanza y decir son dos cosas diferentes".
"Conociendo a mi padre por 39 años cuando te 'ordena o dice' que hagas algo no hay ambigüedad, sabes exactamente a qué se refiere", afirmó Trump Jr.
En cualquier caso, es una disquisición que podría servir al presidente más desde el punto de vista legal que político.
La siguiente jugada
Los dichos del propio Trump pueden tener un peso especial para determinar hasta dónde llegará todo esto.
Poco después de haber despedido a Comey, el presidente admitió que lo había hecho pensando en la investigación de Rusia y que se había quitado una "gran presión" de encima.
Comey recordó varias veces esos dichos cuando los senadores le preguntaban por qué cree que Trump lo despidió.
También admitió que, después que Trump advirtiera en Twitter que sería mejor que no hubiera "grabaciones" de sus encuentros con Comey, él mismo pidió a un amigo que compartiera con un periodista los apuntes que había tomado de esas reuniones.
Explicó que lo hizo con la esperanza de impulsar así la apertura de una investigación especial sobre Rusia, algo que terminó ocurriendo con la designación de Mueller.
Esto muestra que Comey, como un ajedrecista, pensó en las consecuencias de sus movimientos.
Según informó al Senado, los memorandos que redactó de sus reuniones con Trump ahora están en manos de los investigadores de Mueller, lo que indica que podrían poner la lupa sobre las palabras y acciones de Trump.
Comey aclaró que Trump no estaba bajo investigación hasta el momento en que él dejó el FBI.
Mueller tiene la potestad de investigar una posible obstrucción de la justicia, pero si podría procesar a un presidente en ejercicio en EE.UU. en un tribunal penal es asunto de debate entre expertos.
El Congreso sí podría abrir un juicio político a Trump si encontrase indicios suficientes de que cometió un crimen grave, aunque con mayoría republicana en ambas cámaras es improbable que llegue a destituido.
De todos modos, Comey también podría estar mirando una jugada adelante cuando indicó al Comité de Inteligencia del Senado que es importante que prosiga su propia investigación sobre Rusia, aunque el gobierno haya nombrado a un investigador especial.
"Espero que sigan haciendo lo que están haciendo", dijo Comey a los senadores al concluir su audiencia pública y antes de pasar a otra a puertas cerradas. "Somos una democracia adulta y funcional".