Fue tanta gente que no cupo en el icónico Estadio Azteca, con capacidad para 100.000 personas. Otros cientos de miles siguieron la transmisión por internet y fue tendencia mundial como AMLOFEST.

El cierre de campaña el pasado miércoles de Andrés Manuel López Obrador, AMLO, el candidato puntero a la presidencia de México según todas las encuestas, fue espectacular y muy emotivo.

Miles de personas coreaban: "Es un honor estar con Obrador".

Su discurso se parecía a un discurso de toma de posesión.

"Nuestro gobierno respetará a todos, pero dará preferencia a los pobres. Lo haremos como siempre, por convicción, pero también porque en una sociedad desigual como la nuestra es casi imposible conseguir la paz sin que haya justicia y bienestar", dijo.

Este es su tercer intento por llegar a la presidencia y las encuestas dicen que lo más probable es que esta vez lo logre.

Las últimas mediciones que salieron antes de la "veda electoral", un silencio de 3 días, le dan entre 14 y 32 puntos porcentuales de ventaja sobre su más cercano contendiente.

El segundo lugar varía, según las encuestas.

Para algunas, podría ser Ricardo Anaya, postulado por la coalición Por México al Frente, formada por los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC).

Para otras, el oficialista José Antonio Meade, de la coalición Todos por México formado por los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Verde Ecologista (PVEM) y Nueva Alianza.

Pero en México no hay segunda vuelta así que todo se decide este domingo.

Amplia ventaja en las encuestas

Esta es la primera vez en México (desde 1994, que se miden las preferencias electorales), que un candidato termina la campaña con una ventaja tan amplia.

De cumplirse esta predicción en las urnas, México tendrá al primer presidente considerado de izquierda.

Los analistas coinciden: los mexicanos votarán motivados por el enojo y descontento al sistema, representado principalmente por los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN).

"Si se confirma, me parece claro que se trata de un voto razonado, democrático, de castigo fundamentalmente al PRI, pero también al PAN, los partidos que se han sucedido en el poder en los últimos años, que han sido completamente desastrosos", dice a BBC Mundo el escritor Jorge Volpi.

Años difíciles

El escritor, que ha sido crítico con los distintos gobiernos, cuenta los problemas más importantes de México en las últimas décadas.

Recuerda que en el año 2000 fue la primera vez que el PAN ganó la presidencia, después de 71 años de gobierno del PRI.

"Aunque hubo avances importantes, Vicente Fox no terminó de reformar el antiguo sistema, sobre todo en el tema de desigualdad", explica.

La siguiente elección, en 2006, "terriblemente competida y con la sombra del fraude detrás", el PAN se mantuvo en el gobierno.

Ese año Felipe Calderón y AMLO se proclamaron ganadores.

El candidato de izquierda llamó a sus seguidores a bloquear Reforma, una de las avenidas principales de la Ciudad de México y protestaron durante 45 días.

Finalmente el Tribunal Electoral dio la victoria a Calderón con una ventaja de 0,56% de los votos.

"La acción del presidente Felipe Calderón fue la guerra contra el narcotráfico cuya consecuencia directa son las más de 200.000 víctimas que tenemos desde ese momento", dice.

El regreso del PRI en 2012 con Enrique Peña Nieto, fue un "castigo al gobierno de Calderón" pensando que el PRI podría recuperar la paz social, explica.

Pero la violencia sigue.

"Además pasó la emblemática desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.

Por otro lado, surgieron muchos escándalos de corrupción, asociados al propio presidente y a una enorme cantidad de funcionarios y gobernantes del PRI", dice.

Así, el cambio por el que se vota sería: atajar la violencia y la corrupción, además de la enorme desigualdad, dice Volpi.

Precisamente su discurso y política contra la desigualdad es la característica de AMLO por la que se le considera de izquierda, explica el escritor. "En otros temas es muy conservador", apunta.

Coalición variopinta

La coalición que probablemente lo lleve al poder, tiene una parte de izquierda. Pero es muy amplia: hay gente llegada de varios partidos políticos.

"Están en coalición con Partido Encuentro Social, de corte evangélico y también con el Partido del Trabajo, que incluso apoya a Corea del Norte. Es una alianza tan variopinta en la que no se ven tan claramente las políticas de izquierda".

En México es muy difícil ubicar a los partidos como de izquierda o derecha, "la ideología está muy difuminada", explica Javier Oliva Posada, especialista en procesos electorales de la UNAM.

Hay dos factores que influyen: que el presidente tiene mucho poder y que las ideologías se han extraviado en las distintas alianzas entre los partidos más distintos, dice.

De las políticas de AMLO más cercanas a la de izquierda explica que, cuando estuvo al frente del gobierno de la Ciudad de México entre 2000 y 2006, estableció la pensión universal a las personas de la tercera edad, que después se copió a nivel federal.

Pero el analista de la UNAM considera que AMLO tuvo contradicciones.

"No aumentó ni un metro del metro, no invirtió en el transporte público. Pero, sí construyó un segundo piso del periférico (una vía rápida), que benefició a la clase media propietaria de automóviles", dice.

Elección entre continuidad y cambio

En esta elección más que elegir entre izquierda y derecha, los votantes elegirán entre la continuidad y el cambio, explica Castaños.

AMLO significa el cambio.

Dice que AMLO y su gobierno apostarán por las medidas de protección social, las banderas de la izquierda tradicional.

Sin embargo, hay una duda en las políticas económicas que se establecerán si gana, dice.

"Va a haber una tensión interna en el equipo de gobierno; hay corrientes diferentes que impulsarán en distintas direcciones", cuenta.

También, cree que las medidas progresistas, como la libertad de preferencia sexual o la despenalización del aborto se mantendrán en un impasse, "porque AMLO está cediendo antes sus aliados evangelistas".

En su camino al estrado para dar su discurso de cierre de campaña, AMLO se tomó una foto con una bandera de arcoíris, que representa la diversidad sexual, lo que fue muy celebrado.

Se consideró un acto símbolo de acercamiento a esa minoría, pues fue uno de los muy pocos guiños que le hizo durante su campaña.

Ya en el estrado emocionó a sus seguidores siendo reivindicativo, nombrando a luchadores sociales y personas ilustres. Prometió una "Revolución sin violencia".

El escritor Jorge Volpi apunta que, por las personas que conformarían su gabinete "parecería que el gobierno sería sumamente centrista, un cambio más apacible del que muchos se imaginan. Pero es algo que no sabemos todavía".

Apunta a que el gran reto de AMLO sería la construcción de un sistema de justicia independiente, transparente y confiable.

"Es un tema que ha dejado de lado y es el único tema que garantizaría el fin de la corrupción y la violencia", opina.

"Buen presidente"

El AMLOFEST terminó con AMLO pidiendo el voto de este domingo.

"Tengo, y lo confieso, una ambición legítima: Quiero ser un buen presidente de México", dijo al final de su discurso.

Este deseo lo ha llevado a contender en las últimas tres campañas presidenciales.

Está por verse si se confirman las predicciones y los mexicanos lo eligen como su próximo mandatario.

 

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