La historia de Antonios Chalkiopoulos es común entre muchos griegos. Después de estudiar en Londres, regresó a Atenas en 2002 y trabajó como ingeniero de software.

"Entonces vino la crisis", dice. "Decidí volver a Reino Unido y buscar nuevas oportunidades".

Desde la casi quiebra de Grecia en 2010, la vida ha sido particularmente difícil para los jóvenes griegos.

Ahora hay algunos signos de recuperación. La economía creció un 1,6% en 2017 y se espera que el país termine su programa de rescate en agosto.

Pero el desempleo entre los menores de 25 años sigue siendo del 45%. Y para los afortunados que encuentran trabajo, las opciones son limitadas.

Los salarios promedio son de alrededor de 700 euros (US$856) al mes, y Grecia es uno de los lugares más costosos y difíciles para comenzar un negocio en Europa.

Entonces, no es de extrañar que hasta 180.000 graduados hayan abandonado el país para buscar trabajo en otros lugares en los últimos ocho años.

Además, las encuestas sugieren que hasta el 76% de los adolescentes están considerando estudiar o trabajar en el extranjero.

"Esta migración masiva es diferente a otras que hemos tenido antes porque es una verdadera fuga cualitativa", dice Aliki Mouriki, del Centro Nacional de Investigación Social de Grecia.

"Se está yendo la gente con el mayor nivel educativo y Reino Unido y Alemania se están beneficiando cuando no han pagado un solo euro por su educación".

La fuga de capital humano o "fuga de cerebros" puede pesar mucho sobre las economías de los países más pobres.

Pero ahora hay proyectos que hacen que profesionales como Chalkiopoulos piensen en volver a casa.

Aventurarse a salir

Su compañía de software Landoop, que fundó en Londres, recibió el año pasado una inversión de US$1 millón de Marathon Venture Capital, un fondo de capital de riesgo dirigido específicamente a empresarios griegos.

Los beneficiarios deben gastar en su país de origen alrededor de la mitad del efectivo que reciben y formar parte de su equipo y compañía allí.

Una firma de capital de riesgo es creada por un grupo de inversionistas, bancos o instituciones financieras adineradas, que se agrupan para invertir en una o varias empresas nuevas y ayudarlas a despegar.

La compañía suele esperar que le den acciones a cambio.

Panos Papadopoulos, administrador de Marathon Venture Capital, quiere usar las habilidades que los migrantes obtienen en el extranjero para ayudar a construir esas mismas oportunidades dentro de Grecia.

El fondo Marathon recibe entre el 50 y 90% de su capital del gobierno griego, el Fondo Europeo de Inversiones y el Banco Europeo de Inversiones.

Estas entidades públicas han invertido US$320 millones en nueve empresas de capital de riesgo diferentes.

No hay lugar como el hogar

¿Cómo convencer a alguien de expandir su empresa en un país en el que las perspectivas económicas y el entorno empresarial todavía son sombríos?

Según Astyanax Kanakakis, director ejecutivo y cofundador de Norbloc, firma de tecnología con sede en Estocolmo, Suecia, y una de las primeras compañías en las que invirtió Marathon, se trata de una decisión emocional ligada a la sensación de hogar.

"He vivido en muchos países diferentes y Atenas sigue siendo el lugar en el que más me siento como en casa", dice.

"La mayoría de mis amigos que han regresado lo han hecho por nostalgia, no porque tuvieran una gran oportunidad de negocios", asegura.

Papadopoulos, de Marathon, está de acuerdo: "es algo emocional, es más fácil generar confianza si tienes el mismo lenguaje y experiencias".

Este inversionista también cree que los empresarios con los que trabaja quieren ayudar a crear mejores oportunidades para otros griegos.

Cuando le ofrecieron la inversión, Kanakakis, de Norbloc, ya estaba buscando abrir una sede que estuviera bien situada para visitar clientes tanto en Europa como en Medio Oriente, por lo que la oportunidad "tenía sentido".

Su compañía ahora tiene siete empleados en Grecia. Algunos de ellos trabajaban en el extranjero anteriormente y querían volver a su país.

Sin embargo, Kanakakis describe el proceso de establecer una filial en Grecia como "extremadamente difícil".

"Si hubiera sido un empresario nuevo, no sé si me hubiera tomado todas las molestias", lamenta.

Sin fuga no hay ganancia

Algunos académicos argumentan que los países pueden beneficiarse de la fuga de capital humano cuando los trabajadores regresan con nuevas habilidades.

"Si las personas regresan, compensan la fuga, ya que traerán consigo no solo habilidades profesionales, sino también habilidades sociales y personales", dice Mouriki, del Centro Nacional de Investigación Social de Grecia.

Sin embargo, Devesh Kapur, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, es escéptico sobre la medida en que los capitales de riesgo podrían ayudar a las economías de los países en desarrollo.

"(Este mercado) todavía es muy pequeño para la mayoría de los países. Hay que tener un sector tecnológico sofisticado y capital humano. Debe haber ya un terreno fértil para que cualquier industria de capital de riesgo despegue", afirma.

Este modelo tampoco es adecuado para todos los empresarios, según Kanakakis, de Norbloc.

"Al estipular que el empresario debe gastar una cierta cantidad de dinero en Grecia, lo obligan a tomar una decisión de negocios y puede que no sea el momento adecuado para que su empresa tome esa decisión", señala.

Marathon ya ha invertido en cinco empresas y está en proceso de financiar a dos más.

Además, ha creado 20 puestos de trabajo en tecnología en Grecia.

En los próximos cuatro años planea financiar a 20 empresas en total. "Si tenemos éxito, tendremos dos o tres compañías que empleen a cerca de 1.000 personas cada una", dice Papadopoulos, de esta firma de capital.

Kanakakis agrega que él se siente "cautelosamente optimista" y que espera que "proyectos como este provoquen cambios en las mentalidades que luego se extiendan".

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