El canadiense Dennis Oland fue absuelto de matar a golpes a su padre millonario.

Durante casi una década, este caso convirtió a una de las familias más ricas de la provincia de New Brunswick (en la costa este de Canadá) en personajes de una telenovela de la vida real.

En la mañana del 7 de julio de 2011, Richard Oland fue encontrado sin vida, boca abajo, en un charco de su propia sangre. Tenía 69 años.

La evidencia forense sugiere que fue asesinado la noche anterior, luego de recibir 45 golpes contundentes en la cabeza, el cuello y las extremidades.

Cuando fue encontrado, todavía llevaba puesto su reloj Rolex. Su teléfono móvil, así como el arma homicida, no estaban en el lugar.

Dos años más tarde, su hijo, Dennis Oland (quien ahora tiene 51 años), fue acusado de asesinato en segundo grado por la muerte de su padre. En 2015, fue condenado por un jurado de 12 personas.

Pero este era solo el inicio. Más adelante ganaría una apelación, comparecería ante la Corte Suprema de Canadá y tendría un juicio nulo.

Este asesinato ha mantenido en vilo a la comunidad de Saint John, New Brunswick, cuyos moradores han seguido de cerca los giros y vueltas del caso.

Un vecino "no muy querido"

"Es una telenovela mala. El programa Days of our lives tiene más sentido", dice el taxista Paul Savoie, quien conoce los rumores de San Juan casi tan bien como sus carreteras.

La primera persona en darse cuenta de que algo estaba mal fue la amante de Richard Oland. Durante los últimos ocho años, la agente de bienes raíces Diana Sedlacek había tenido una aventura con el magnate.

Según la versión de casi todos, la relación era un secreto a voces y, cuando él no contestó el teléfono para la acostumbrada charla nocturna de ambos, Sedlacek llamó a la esposa de este, Connie, para preguntarle dónde estaba Oland.

Connie se convirtió en una figura clave en el caso, ya que apoyó a su hijo al decir que era una persona "dulce" y "cariñosa", en contraste con su difunto esposo, quien al decir de ella era propenso a tener peleas con la familia.

"Dick Oland era una persona extremadamente prominente en Saint John, pero eso no dice que fuera un vecino muy querido, según todo lo que escuché", dice David Lutz, un abogado criminal de la ciudad.

"La gente está preocupada por si el pobre Dennis será condenado o no, en lugar de pensar en Dick".

La dinastía Oland

Los Oland no solo eran ricos, sino que formaban parte de una serie de dinastías de familias que, durante el siglo pasado, habían controlado la economía de la provincia, como los Rockefeller y los Vanderbilts alguna vez controlaron la ciudad de Nueva York.

En la parte superior de esa jerarquía se encuentran los Irvings, que poseen una vasta red de estaciones de servicio, refinerías de petróleo, muelles y fábricas de papel en la provincia y fuera de ella.

Le siguen los McCains, que dirigen una compañía de alimentos congelados.

Y el tercer o cuarto lugar en la lista de las dinastías de New Brunswick lo ocupan los Oland, cuya matriarca Susannah Oland fundó la cervecería Mooseheaden Saint John, en 1867.

Hoy en día es la cervecería canadiense más grande, y la familia ha rechazado repetidas ofertas de compra por parte de más de una compañía internacional.

Ese compromiso de permanecer local les ha ganado a los Oland la buena voluntad de muchos en la ciudad de Saint John, cuya población se ha reducido de alrededor de 90.000 personas en la década de 1970 a menos de 70.000, como consecuencia del declive de importantes industrias como el transporte marítimo y la construcción naval.

Pero el perfil local de la familia también los ha convertido en un blanco fácil para los chismes, especialmente porque el juicio reveló detalles sobre el funcionamiento interno del núcleo familiar, sus disputas y sus finanzas.

"La gente pensó: 'Oh, miren a este pobre niñito rico'", dice el profesor de historia local Greg Marquis.

Mientras crecía en San Juan, Marqués era un monaguillo en la misma iglesia a la que iban los acaudalados Oland, aunque no se movía en los mismos círculos de élite.

Desde entonces, ha escrito dos libros sobre el caso y dice que los muchos juicios de Dennis Oland han polarizado a la ciudad en términos de clases.

Cuando fue condenado durante el primer juicio en 2015, Marquis dice que muchos de los defensores de Dennis sentían que había sido víctima de una especie de sesgo de clase, pero a la inversa.

"Algunas personas sintieron que era un jurado de cuello azul que se vengaba de un acusado de élite", dice.

Peleas familiares

En el momento de su muerte, Richard Oland tenía una fortuna estimada en US$28 millones, algo que él no ocultaba. El empresario participaba en carreras de yares, estuvo involucrado en proyectos filantrópicos locales de alto perfil y vivía en una finca aislada, no lejos de su hijo Dennis.

Pero cuando ambos estaban cerca físicamente, a menudo terminaban enfrentándose.

"Lo único que él hacía era ladrar, ladrar y ladrar", dijo durante una entrevista con la policía, poco después de la muerte de su padre.

Una Navidad en particular, Denis recuerda que su padre le gritó porque dejó que la llama de un pastel de ron se apagara antes de que el postre llegara a la mesa.

"Él era capaz de hacer cosas que podían ser hirientes", dijo.

Los enfrentamientos entre padres e hijos parecían correr en las venas de la familia Oland. El padre de Richard, Philip Oland, había sido un hombre de carácter bastante estricto.

Cuando en 1981 Philip eligió al hermano mayor de Richard, Derek, para asumir el cargo de presidente de la cervecería, causó una ruptura irreparable entre los dos hermanos.

Richard pasó la mayor parte de la década de 1990 peleando contra su hermano en las cortes por el control de la compañía, aunque ambos se llevaban bien en el momento de su muerte.

Deudas

A pesar de su riqueza personal, Richard Oland podía ser mezquino con los que lo rodeaban. Los fiscales dicen el millonario le tenía asignada a su esposa Connie una mensualidad de apenas US$2.000 y que ella tenía que enseñarle a Oland los recibos de sus compras.

Mientras tanto, él mandaba a construir un nuevo yate en España, solo un par de años después de haber comprado el "viejo".

Sin embargo, el hombre no ponía excusas cuando se trataba de desembolsar dinero para salvaguardar la familia. Cuando Dennis casi perdió su casa tras su divorcio, su padre le prestó US$538.000.

Ese préstamo se convirtió en una pieza clave de evidencia para la fiscalía, que aseguró ante el tribunal que Dennis había asesinado a su padre por dinero.

La verdad era que Dennis, quien trabajaba como asesor financiero, estaba hundido en deudas. Había agotado al máximo una línea de crédito de US$163.000 y una tarjeta de crédito con un límite de US$27.000.

El día antes de que mataran a su padre, el cheque mensual de Dennis para cubrir los intereses del préstamo rebotó. Pero Dennis le dijo a la corte que los problemas de dinero no le preocupaban.

Lutz, exvicepresidente del Consejo Canadiense de Abogados de Defensa Criminal, estima que la defensa legal de Dennis ha sido la más cara en la historia de Canadá para casos de asesinatos.

El veredicto

Justo unos días antes de que el juez Terrence Morrison dictara sentencia, el acusado cortaba tranquilamente el césped de su finca.

Llevaba una camiseta y pantalones cortos y estaba montando en un cortacésped, de manera que su aspecto habría hecho pensar a cualquiera que Dennis estaba más preocupado por la hierba que cortaba que por la inminente decisión.

Este viernes se leyó el veredicto. En un tribunal colmado de amigos y familiares, medios de comunicación y espectadores locales, el juez declaró que Dennis Oland no era culpable de asesinar a su padre.

Aunque su decisión exoneró a Dennis, lo hizo con un asterisco. "Hay mucho por lo que implicar a Dennis Oland en este crimen", dijo Morrison. "Pero se necesita más que una sospecha para condenar a alguien por asesinato. La probabilidad no es suficiente".

La fiscalía no tenía un arma homicida, ni una hora de muerte clara y tampoco evidencia significativa de ADN para vincular a Dennis con el crimen. Algunas manchas de sangre que coincidían con el ADN de Richard fueron encontradas en el abrigo marrón Hugo Boss de Dennis, pero no se encontró sangre en su auto ni en sus zapatos

Su equipo legal dice que no se encontraron otros sospechosos porque la policía estaba enfocada en él desde el inicio. Él fue la última persona conocida que vio a su padre vivo.

Si el veredicto de inocencia del juez no fue un respaldo rotundo a la inocencia, no se podía hacer otra cosa. "En este caso faltan demasiadas piezas del rompecabezas", dijo el juez.

Sabemos que la noche en que Richard murió, Dennis se detuvo en la oficina de su padre, ubicada en la zona residencial de la ciudad, para hablar sobre la familia.

Luego se subió a su Volkswagen Golf y se dirigió hacia su mansión ubicada en el vecindario de Toney Rothesay.

De camino a casa, hizo una parada en un muelle cercano. Se sentó allí y al parecer tuvo un momento de introspección filosófica.

Lo que le pasó por la cabeza en ese momento es algo que nadie podrá adivinar.

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