Por años, entre la comunidad gay de Toronto circularon rumores sobre un asesino en serie que tenía sus ojos puestos en la comunidad.

Ahora uno de ellos acaba de ser acusado del asesinato de cinco hombres gays que habían sido reportados como desaparecidos.

Y en un pequeño parque en el corazón del barrio gay de la ciudad, unas 200 personas se han reunido en la nieve para recordar a las víctimas del supuesto asesino.

Muchos llevan brazaletes con las palabras "amar", "sanar", "levantarse", "recordar". Y esas palabras luego son usadas en un emotivo intercambio entre los organizadores y la multitud.

"Hoy recordamos", dicen, y todos los asistentes se hacen eco de la palabra.

"Hoy resistimos. Hoy sanamos. Hoy nos levantamos. Hoy, especialmente hoy, amamos", insisten en voz alta.

Pero cuando los nombres de las víctimas son leídos en voz alta, la única respuesta es un profundo y respetuoso silencio que queda suspendido en el frío aire del invierno.

En enero, la policía acusó a Bruce McArthur de cinco cargos de asesinato en primer grado por las muertes de Andrew Kinsman, de 49 años, Majeed Kayhan, de 58, Soroush Mahmudi, de 50, Dean Lisowick de 47, y Salim Esen, de 44.

McArthur todavía no se ha declarado ni culpable ni inocente y la policía continúa investigando.

Pero las autoridades creen que puede haber más víctimas.

Y el arresto solo confirmó los peores temores de muchos en el Village -como se conoce al barrio gay de Toronto-, donde durante años circularon rumores sobre un asesino en serie que parecía tener a su comunidad en la mira.

"Demasiada gente había estado desapareciendo, durante demasiado tiempo", dice Troy Jackson, el organizador de la vigilia.

Un hogar lejos del hogar

Ubicada en la intersección de las calles Church y Wellesley Street, el barrio ha sido el principal enclave de la comunidad LGBT de Toronto desde la década de 1960.

También ha sido mucho más que un barrio, convirtiéndose en una especie de hogar lejos del hogar para muchos que se sentían marginados por su sexualidad.

Tal vez es por eso que los asesinatos los han golpeado particularmente duro, dice Soofia Mahmood, una portavoz de The 519, un centro comunitario que ayudó a organizar la vigilia.

"Está haciendo que la comunidad se sienta más vulnerable", dice Mahmood.

Muchas de las víctimas eran además inmigrantes llegados desde Asia o el Medio Oriente.

El Village era considerado su lugar seguro. En lugar de eso, se volvió el escenario de una sangrienta cacería.

Investigaciones y súplicas

La policía dice haber descubierto los restos de seis personas enterradas en grandes macetas en la propiedad donde McArthur guardaba sus equipos de jardinería.

Pero por el momento solo ha sido acusado de haber matado a cinco hombres entre 2012 y 2017.

Todas las víctimas parecen tener alguna conexión con el barrio gay de Toronto, aunque no todos habían salido del closet públicamente.

Una de las víctimas, Dean Lisowick, no tenía casa y se prostituía. Nadie nunca reportó su desaparición.

Aunque, por el momento, la policía solo ha logrado completar la identificación de los restos de Andrew Kinsman, cuya desaparición en junio pasado movilizó a toda la comunidad e hizo revivir los rumores sobre el asesino en serie.

Poco después la policía organizó una fuerza de tarea bautizada Proyecto Prisma para investigarla, junto a otros casos sospechosos de personas desaparecidas.

Selim Esen, por ejemplo, había desaparecido de su casa, cerca del Village, en abril pasado.

Los meses, sin embargo, pasaron sin noticias de Kinsman.

Y uno de sus amigos, Greg Downer, incluso recurrió a Facebook en septiembre para rogarle "a la persona que se llevó a Andrew Kinsman" que por favor hiciera un reporte anónimo "para que su familia y amigos puedan procesar su duelo".

"Santa"

El propio McArthur no es ajeno a la comunidad del Village. Este abuelo y padre de dos hijos salió del closet relativamente tarde, pero empezó a frecuentar el barrio en la década de 1990.

En Zipperz, uno de los bares a los que acostumbraban ir muchas de sus supuestas víctimas, a menudo se lo podía ver sentado cerca de la barra, bebiendo o conversando con otro parroquiano.

"Yo acostumbraba a llamarlo Santa", le dijo Harry Sinh, el dueño de Zipperz, a la BBC.

Gracias su barba blanca, pequeña barriga y ojos brillantes, McArthur incluso trabajó como Papá Noel en un centro comercial durante unas navidades.

Lo que muchos sin embargo no sabían, es que debajo de su jovial exterior McArthur escondía un lado oscuro.

En 2003 recibió una condena suspendida a dos años de cárcel por haber atacado a otro hombre en Toronto con un tubo metálico.

Y como parte de su sentencia, se le ordenó mantenerse alejado de prostitutos, del barrio gay y dejar de usar nitrito de amilo, los llamados "poppers".

Por el momento, la policía no ha dicho cómo se convirtió en sospechoso de los asesinatos, pero dicen que frecuentaba sitios de citas por internet y que había tenido una relación sexual con Kinsman.

Y aunque las autoridades dicen que empezaron a tratarlo como un sospechoso en noviembre, todavía en diciembre seguían afirmando públicamente que no había evidencia de un asesino en serie y que las desapariciones de Kinsman y Esen no tenían relación con otros casos reportados en el Village.

Peleados con la policía

Esta negación ha dañado la de por sí frágil relación entre la policía y la comunidad LGBT de Toronto.

En 2016, por ejemplo, la comunidad rechazó la presencia de policías de civil en el desfile anual del orgullo gay, luego de encendidas discusiones sobre como las personas gay de color a menudo se sentían atacadas por las autoridades.

Ese mismo año, la policía de Toronto también arrestó a docenas de hombres gay en un parque de la ciudad, como parte de una operación en la que un agente encubierto buscó servicios sexuales.

Los arrestos fueron comparados con los arrestos de los saunas de 1981, cuando la policía arrestó a varios hombres que estaban manteniendo relaciones sexuales en saunas para homosexuales.

Y ahora muchos miembros de la comunidad LGBT sienten que la falta de acción original por parte de la policía es otro ejemplo de que no se toman en serio sus problemas.

"No le dieron ninguna importancia a nuestra preocupación por el posible vínculo entre las desapariciones ni a la posibilidad de que hubiera un asesino en serie", se queja Mahmood.

Y la enlace de la policía con la comunidad LGBT, Danielle Bottineau, sostiene que el arresto de McArthur ha tensionado todavía más las cosas.

"Es una capa encima de muchas otras capas", reconoce.

Desde 2010

Los rumores sobre la posibilidad de que alguien tuviera en su mira a miembros de la comunidad habían estado circulando por años, desde que Skandaraj Navaratnam desapareció del bar Zipperz en septiembre de 2010.

Conocido por sus amigos como Skanda, este hombre de 40 años había llegado a Canadá proveniente de Sri Lanka en la década de 1990 y rápidamente se asentó en el Village, donde hizo numerosos amigos.

"Su risa era simplemente ridícula", le dijo al diario Toronto Star, después de su desaparición, Jodi Becker, una amiga cercana que trabaja en Zipperz. "Si Skanda empezaba a reírse, todos se reían, aunque no hubiera nada divertido".

Cuando desapareció, dejando a un cachorro recién adoptado en casa, sus amigos llamaron a la policía.

"Era un tipo razonable", dijo en su momento Becker. "Adoptar a un cachorro para luego largarse es algo que no cuadra. Se habría llevado al perro con él", insistió.

Y pocos meses después, Abdulbasir Faizi también despareció.

A sus 42 años. Faizi dividía su vida entre su esposa e hijos en los suburbios y su vida social en el Village.

A su esposa le había dicho que iba a salir con unos colegas del trabajo. Pero, según la policía, en lugar de eso fue al Village donde fue visto por última vez en un sauna conocido como un lugar para sexo casual.

Su familia reportó su desaparición, pero como no conocían sus vínculos con el Village, la misma no fue captada por el radar de la comunidad LGBT, al menos hasta la desaparición de Majeed Kayhan el 14 de octubre de 2012.

Como Faizi, Kayhan tenía esposa e hijos, una vida completamente separada de la que vivía en el Village, donde frecuentaba numerosos bares, incluyendo Zipperz, y tenía un apartamento.

Su hijo mayor lo reportó como desaparecido cuando no pudo contactarlo.

Preguntas sin respuesta

Las semejanzas entre los casos de Kayhan, Faizi y Navaratnam eran demasiado grandes como para ignorarlas: los tres eran hombres de mediana edad, los tres acostumbraban frecuentar el barrio gay, y los tres tenían la tez oscura.

Esto llevó a que la policía creara una fuerza de tarea, llamada Proyecto Houston, en 2013. Pero un año y medio después la misma fue disuelta por la falta de progreso.

Por lo pronto, solamente uno de esos hombres, Kayhan, ha sido identificado por la policía como una de las supuestas víctimas de McArthur y los dos otros casos siguen tratándose como desapariciones sin resolver.

Pero esas preguntas sin respuesta llevaron a Haran Vijayanathan a pedir una investigación independiente sobre las razones del cierre del Proyecto Houston y el por qué hubo que esperara a la desaparición de un hombre de raza blanca, Andrew Kinsman, para que la policía actuara.

Según Vijayanathan, uno no puede dejar de preguntarse "si la vida de esos otros hombre que murieron o están desparecidos a lo mejor se habrían podido salvar" si la policía hubiera puesto más atención antes.

"Esos son los 'tal vez' y los 'y si' con los que tenemos que lidiar", dice.

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