Centroamérica vuelve a estar amenazada por el clima extremo.

El huracán Iota, que alcanzó este lunes la categoría 5, la máxima en la escala Saffir Simpson, se aproxima a la región con vientos extremos y una marejada potencialmente mortal, informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

En su boletín de las 10:00 hora del este de EE.UU. (17:00 GMT), el NHC estima que Iota se mantendrá como huracán de categoría 5 cuando se acerque a la costa noreste de Nicaragua este lunes.

Se espera que Iota toque tierra en esa zona de Nicaragua esta noche y afecte también al departamento de El Paraíso, en el este de Honduras y fronterizo con Nicaragua.

Hasta el jueves, el huracán dejará "lluvias torrenciales que posiblemente llevarán a inundaciones repentinas y crecidas de río peligrosas" en partes de Centroamérica, informó el NHC.

"Las inundaciones y los deslizamientos de tierra en Honduras y Nicaragua podrían verse exacerbados por los efectos recientes del huracán Eta en la zona, lo que puede derivar en un impacto potencialmente catastrófico", advierte el organismo.

Y es que parte de Centroamérica aun sigue recuperándose de la embestida de Eta, que causó devastación en la zona hace dos semanas y dejó alrededor de 200 muertos.

La parte más afectada fue la región de Alta Verapaz en Guatemala, donde los deslizamientos de tierra enterraron decenas de viviendas en la comunidad de Quejá, en la que se teme que murieron unas 100 personas.

Al menos se registraron 50 muertos en otras partes del país.

Daños

Las torrenciales lluvias provocadas por el huracán Iota en el Caribe causaron ya desastres en varias regiones colombianas el fin de semana, con miles de afectados.

La turística ciudad de Cartagena, en Colombia, por ejemplo, acabó con el 70% de su territorio inundado, según su alcalde, William Daum, que decretó la calamidad pública en la urbe.

El archipiélago de San Andrés y Providencia, fuertemente afectadas la semana pasada por el huracán Eta, también sufrieron el embate de Iota, que dejó estragos y cuantiosos daños en el norte de la Colombia continental.

Honduras, Guatemala y Nicaragua, por su parte, comenzaron a trasladar a residentes de áreas en peligro.

En algunas localidades, no obstante, esa tarea resultó complicada, pues algunos residentes se negaron a ser evacuados por el miedo a contagiarse de coronavirus en los refugios habilitados.

"Algunos de nosotros preferimos quedarnos y morir en nuestras casas. Nunca hemos visto dos huracanes en tan poco tiempo, pero qué podemos hacer contra la fuerza de Dios y la naturaleza", señaló Silvania Zamora, residente de la localidad costera de Bilwi, a la agencia AFP.

"Estamos preocupados, nerviosos. Psicológicamente no estamos bien, porque perder todas nuestras cosas y empezar de nuevo no es fácil. Algunos de nosotros tenemos casas viejas pequeñas y nos arriesgamos a perderlo todo".

Alerta roja

En Honduras se mantiene la alerta roja y los problemas de falta de recursos por el impacto de Eta complican la situación, informa la agencia Reuters.

"Nuestro mayor problema ahora mismo es que no tenemos combustible para seguir evacuando a la gente" en barcos, advirtió Teonela Wood, alcaldesa de la municipalidad de Brus Laguna, en la costa este del país, donde dijo que habitan más de 17.000 personas.

El pasado 3 de noviembre, el huracán de categoría 4 Eta tocó tierra en la costa noreste de Nicaragua, con vientos máximos sostenidos de 140 millas por hora (220 kilómetros por hora), una de las tormentas más graves en impactar la región en años.

En los días siguientes, Eta avanzó por la región descargando potentes lluvias que dejaron unos 200 fallecidos, al menos 2,5 millones de afectados e infraestructura destrozada desde Panamá hasta el sur de México.

La inédita temporada de huracanes que afecta a Centroamérica este 2020 se produce en medio de la grave crisis económica provocada por la pandemia de coronavirus, una dificultad añadida que podría llevar a un aumento de los contagios, de la hambruna y a una nueva oleada de emigración.

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