Hace 50 años un hombre gay fue sometido durante meses a una "terapia" de descargas eléctricas en el departamento de Psicología de una universidad británica, por lo que ahora exige que le pidan perdón.

Chris, quien prefiere no revelar su nombre real, acudió a su médico de cabecera en la década de los 70, cuando se dio cuenta de que era gay a sus veintitantos y le pidió consejo.

El médico le dijo que conocía a alguien que podía "curarlo" y lo remitió a un psicólogo clínico de la Universidad de Birmingham, en el centro de Inglaterra.

Chris creyó que le ayudaría y se sometió a un conjunto de dolorosas sesiones varias veces a la semana y durante varios meses.

Esto, según dice, le ha causado un trastorno de estrés postraumático "extremo" que ha durado más de 40 años, además de problemas de salud mental.

"Una fuerte descarga eléctrica"

La homosexualidad no fue despenalizada en Inglaterra hasta 1967 y en la década de los 70 todavía era profundamente desaprobada por la sociedad en general.

Chris, que ahora tiene 74 años, recuerda que le dijeron incluso que "someterse a un cambio de sexo" sería mejor para él que seguir viviendo como un hombre gay, por lo que decidió comprometerse con el tratamiento prescrito que le habían garantizado que funcionaría.

Al recordar las sesiones, Chris dijo: "Me sentaban en una habitación, con una pantalla de proyección y fotografías para que las mirara. Me colocaban un electrodo en el tobillo y la muñeca".

"Aparecía una foto de un hombre, y si no eras lo suficientemente rápido para pasar a la siguiente imagen, recibías una fuerte descarga eléctrica. Luego aparecían fotos de mujeres, sin ninguna consecuencia".

La idea del tratamiento era asociar el deseo homosexual con dolor y sentimientos desagradables. Después de que Chris terminó todas las sesiones, los investigadores lo alentaron a iniciar relaciones románticas con mujeres.

"Conocí a Ruth (tampoco su nombre real) en una cita a ciegas y le expliqué todo", cuenta.

"Fuimos juntos a ver a gente de la universidad y eso no la asustó. Nos dijeron que yo sería perfectamente 'normal' luego del tratamiento".

Pero no fue así. El tratamiento no lo "curó" ni hizo que su sexualidad cambiara. Pese a ello, la pareja se casó y todavía sigue junta. Chris dice que no podría haber encontrado una "mejor amiga".

Sin embargo, 42 años después, aún no han consumado su matrimonio.

"Ni siquiera querían entrevistarme"

Aunque Chris no fue detenido ni lo obligaron a que se sometiera al tratamiento, dice que "perdió todo" como resultado.

Tenía una exitosa carrera como maestro, hasta que su escuela descubrió lo que hacía en sus tardes libres.

"Era maestro de escuela, enseñaba arte y fui tutor. Debía tener dos tardes libres a la semana para asistir a la 'terapia' y no fui del todo honesto con la escuela. Dije que me estaban tratando la depresión".

Él cree que uno de los investigadores lo "delató" y le dijo a la escuela que el maestro era gay.

"El director era un hombre muy religioso. Definitivamente me despidió porque pensó que yo era gay. Me aconsejaron que dejara la docencia y tuve que encontrar otra carrera completamente nueva, pero no querían entrevistarme en ninguna parte".

"Un proyecto personal"

Los terapeutas y los profesionales médicos han intentado apoyar a Chris a lo largo de los años, pero él asegura que nada ha aliviado por completo su sufrimiento.

Hace tres años, Chris comenzó a buscar cerrar esa página.

Localizó a uno de los estudiantes de posgrado que trabajaba en el departamento de psicología cuando fue "tratado" y así obtuvo evidencia de la terapia de descarga eléctrica a la que fue sometido.

"Incluso con pruebas innegables, la universidad me recibió con un muro de silencio absoluto. Intentaron negar que sucedió", dijo.

Correos vistos por la BBC muestran en efecto que la Universidad de Birmingham negó inicialmente que ocurriera la terapia de descarga eléctrica por la que pasó Chris.

El personal afirmó que no guardan registros por más de 25 años y, por lo tanto, no tenían "ningún registro" de ello. Sin embargo, la perseverancia de Chris pudo más y logró que la respuesta cambiara.

"Finalmente culparon al investigador, dijeron que era su proyecto privado y que la universidad no tenía nada que ver".

Pero Chris sostiene que todas las reuniones tuvieron lugar en el Departamento de Psicología de la Universidad de Birmingham, con personal universitario, estudiantes universitarios y equipo universitario.

"Sólo quiero una disculpa por los años de dolor"

"No quiero demandar a la universidad (...) sólo quiero una disculpa por los años de dolor que me han hecho pasar. Sólo quiero pasar la página".

Un portavoz de la Universidad de Birmingham dijo: "Si bien no podemos encontrar ninguna evidencia de que se tratara de un proyecto de investigación aprobado por la universidad, somos conscientes de que durante finales de los años sesenta y setenta puede haber habido alguna actividad aislada de esta naturaleza".

"Creemos que fue totalmente inapropiado y lamentamos profundamente que haya tenido lugar una actividad potencialmente dañina; nos hemos comprometido con la persona en varias ocasiones para resaltar nuestro pesar".

Además, agregó que, como institución, considera que todas las terapias de conversión son "poco éticas, degradantes y potencialmente dañinas" y que está comprometida a promover la igualdad, la diversidad y la justicia independientemente de la orientación sexual o la identidad de género.

La promesa incumplida

En 2018, el gobierno del Reino Unido anunció que se prohibirían las "terapias de conversión gay", como parte de un plan para mejorar la vida de las personas homosexuales y transgénero.

Los activistas siguen esperando la promesa, sobre todo después de que el primer ministro británico, Boris Johnson, la repitiera este verano.

El término "terapia de conversión" se refiere a cualquier forma de tratamiento o psicoterapia que tenga como objetivo cambiar la orientación sexual de una persona o suprimir la identidad de género de una persona.

Chris también le pide al gobierno que "arregle este lío".

"En este país es ilegal entrenar a un perro usando descargas eléctricas, pero no es ilegal usar descargas eléctricas en un hombre gay", dijo.

"He vivido más de 40 años con dolor y una vida inmensamente frustrante. ¿Por qué el gobierno todavía no ha prohibido las terapias de conversión?"

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