Medía nueve metros de longitud y vivió en lo que hoy es la Patagonia argentina hace 140 millones de años.
Pero su característica más extraordinaria era su abanico de grandes espinas que salían desde el cuello y la espalda.
La nueva especie de dinosaurio fue hallada en la provincia de Neuquén, en el norte de la Patagonia, y fue llamada Bajadasaurus pronuspinax.
El término alude a la formación geológica en la fue hallado, Bajada Colorada, y a las largas espinas inclinadas hacia delante que lo caracterizan.
"Las espinas neurales -así se llaman- son las proyecciones de hueso que salen desde la parte superior de las vértebras del cuello", explicó a BBC Mundo el paleontólogo Pablo Gallina, investigador de la Fundación Félix de Azara de la Universidad Maimónides en Buenos Aires y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, CONICET.
"Son unas espinas muy alargadas y, particularmente en Bajadasaurus, las más largas llegaron a medir un metro o 1,20 m", agregó Gallina, autor principal del estudio publicado en la revista científica Scientific Reports.
¿Qué características tenían esas espinas y qué función cumplían?
"Como cuernos de antílope"
Los fósiles de Bajadasaurus fueron hallados en 2013 por investigadores de la Fundación Félix de Azara y del Museo Paleontológico Ernesto Bachmann en Villa El Chocón en Neuquén.
Bajadasaurus perteneció a los saurópodos, un grupo de dinosaurios herbívoros y cuadrúpedos caracterizados por su gran tamaño y la longitud de su cuello y cola.
Y dentro de los saurópodos, estaba en la familia de los llamados dicreosáuridos, que se distinguió por sus grandes espinas.
En el caso de Bajadasaurus, las espinas estaban recubiertas por un material que les aportaba fortaleza.
"Nosotros entendemos que si solo hubiesen estado conformadas por hueso y quizás en vida recubiertas por piel nada más, serían unas estructuras muy frágiles y se podían haber roto muy fácilmente con algún golpe o si el dinosaurio era atacado por algún predador", señaló Gallina.
"Necesitaban una estructura externa que nosotros comparamos con lo que sucede, por ejemplo, en los cuernos de los antílopes o cabras actuales, donde hay un estuche externo a ese hueso que está conformado por queratina".
El enigma de las espinas
El pariente más cercano del Bajadosaurus es otro dinosaurio hallado en Neuquén, el Amargasaurus, que también tenía grandes espinas y vivió en la zona entre 15 y 20 millones de años después.
"En los años 80, cuando apareció Amargasaurus, empezaron a elucubrarse distintas hipótesis porque llamaban muchísimo la atención estas espinas".
Se sugirió, por ejemplo, que las espinas era soportes de "una especie de vela, de piel, que habría regulado la temperatura corporal, algo que pasa en algunos reptiles actuales".
Otros investigadores propusieron que podría haber sido simplemente una cresta de exhibición con una función de atracción sexual o que eran estructuras que podían sostener una joroba carnosa para almacenar reservas.
Defensa pasiva
Gallina y sus colegas plantean otra hipótesis: la función de las espinas era la defensa.
"La explicación que entendemos más posible es que eran espinas que sobresalían del cuerpo y tendrían alguna funda córnea (semejante a un cuerno). La presencia de esa funda en cabras y antílopes deja en los huesos unas estrías, unas marcas largas sobre el hueso, que en Amargasaurus se ven bien".
"Entonces la explicación más lógica es que esas espinas alargadas con estas cubiertas habrían sido utilizadas para advertir a carnívoros o algún atacante".
En otras palabras, el espectacular despliegue de espinas servía para espantar a los predadores, en una estrategia que Gallina describe como defensa pasiva.
"Estos dinosaurios se la pasaban prácticamente comiendo todo el día vegetación, al ser semejantes animales tenían que estar permanentemente alimentándose. Al estar con la cabeza baja y el cuello curvado hacia adelante, las espinas quedaban expuestas como si fuese un abanico más de 20 espinas apuntando hacia adelante era una señal de alerta bastante importante".
Tanto para el Amargosaurus como para el Bajadasaurus, "definitivamente resultó exitoso tener esas espinas que a simple vista parecen haber sido muy incómodas para el animal".
Los fósiles y el nacimiento de los Andes
Gallina y sus colegas lograron recuperar el 80% del cráneo, el mejor preservado mundialmente para un dinosaurio dicreosáurido.
También extrajeron de las rocas la primeras vértebras del cuello y una de la parte media, dientes y mandíbulas.
"Los momentos de hallazgo son de mucha emoción. Al encontrar algo de millones de años atrás uno se transporta en el tiempo", señaló Gallina.
Se han encontrado en Argentina más de 100 especies de dinosaurios.
¿A qué se debe esa enorme riqueza en fósiles?
"Lo que sucede es que prácticamente en toda la Patagonia las rocas expuestas en el suelo son de tiempos donde caminaban los dinosaurios", explicó Gallina.
"Gran parte del Mesozoico, desde el Triásico hasta el Cretácico, es decir, desde hace 220 millones de años hasta hace 65 millones de años, está expuesto en las rocas en la superficie y eso es resultado del levantamiento de los Andes".
El paleontólogo explico que cuando comenzaron a emerger los Andes debido al choque de placas tectónicas hace unos 70 millones de años, la cordillera arrastró al levantarse hacia el este todo el territorio que estaba en las profundidades y pasó a ser expuesto.
"Es como si fuese una torta con capas y al levantar un lado, todas las capas profundas salen hacia arriba y quedan expuestas", señaló el paleontólogo.
"Luego el viento y la erosión fueron desgastando esa superficie. Hoy al caminar sobre las calles de Neuquén caminamos sobre el Cretácico".
Otra razón de la riqueza de fósiles es que debido al clima patagónico la zona es en su mayoría desértica, con poca vegetación, por lo que la roca está expuesta.
"Si fuese una superficie como el Amazonas sería muy difícil encontrar fósiles porque hay mucha vegetación".
"Nada que se parezca"
A pesar del gran número de descubrimientos, el hallazgo de Bajadosaurus es particularmente importante, según Gallina.
"Bajadasaurus se encontró en una localidad en la que estamos trabajando desde hace unos poco años y que es una de las pocas localidades de 140 millones de años que nos muestra algo de los dinosaurios de esa época".
"De los grandes titanosaurios gigantes, los grandes carnívoros, hay muchos registros".
Pero los dinosaurios del Cretácico inferior, una ventana entre 145 y 120 millones de años, son prácticamente desconocidos, señaló el investigador.
"Nosotros estamos justo ahí, trabajando con rocas de 140 millones de años y todo lo que vamos reconociendo son formas novedosas. Esto nos permite estudiar la evolución de los dinosaurios y como se relacionan estos grupos con los antiguos dinosaurios del Jurásico".
¿Qué le diría Gallina a un grupo de niños o adolescentes que ven los restos de Bajadasaurus por primera vez?
"Lo primero que les diría es que abran su imaginación. Es un animal completamente extraño, que tenía sus características únicas y nosotros tratamos de interpretarlo, haciendo estudios rigurosos y comparaciones con animales modernos como antílopes o cabras".
"Esto nos ayuda a entender esos animales. No tenemos nada, nada hoy en día, que se le parezca".