Las víctimas son todas menores de edad. Los presuntos perpetradores, miembros de sus familias o allegados a las mismas.
Son los protagonistas de la "Operación Querubín", el operativo policial contra el abuso sexual en el seno familiar efectuado en un cantón de Ecuador que ha conmocionado al país entero.
Durante el operativo, las autoridades ecuatorianas rescataron a siete menores que convivían con sus supuestos abusadores en Puerto Quito, en la provincia andina de Pichincha.
Y otras cinco menores víctimas de abuso también fueron puestas a resguardo por las autoridades, que hasta el momento han arrestado a nueve personas por cargos que incluyen violación y secuestro.
Como precisó la Fiscalía General del Estado a través de un comunicado, los detenidos "no tienen nexo entre sí, tampoco se trata de una banda organizada".
Pero tienen en común que son los padres, padrastros, hermanos, tíos o personas allegadas a las familias de las víctimas, entre las que se encuentra una niña de 10 años que habría empezado a ser violentada por su propio padre cuando nada más tenía cuatro.
El supuesto abusador, identificado como Víctor V., también está acusado de abusar a una hijastra y una sobrina que compartían su domicilio familiar desde que estas tenían ocho años.
La mayor ahora tiene 18 y la menor 12, lo que significaría que los abusos ya duraban al menos una década.
Según las autoridades ecuatorianas, "el presunto violador aprovechaba el silencio de la noche para invadir las habitaciones de las niñas y si ellas se resistían, iba a la cocina en busca de un cuchillo con el que las amenazaba de muerte presionando la filosa hoja contra sus indefensos cuerpos".
Otro de los casos involucra a una niña de 12 años que habría sido violentada sexualmente por su padre, un funcionario de la Judicatura de Puerto Quito "quien, con amenazas, la obligaba a guardar silencio a cambio de no atentar contra la vida de su madre".
En otro, un adolescente de 17 años habría utilizado la fuerza física para someter reiteradas veces a una joven discapacitada vinculada a su entorno familiar.
"Una víctima, con 75% de discapacidad física y 60% de discapacidad intelectual, era violada por su padre y hermano", informó también la Fiscalía General en un comunicado.
Problema "naturalizado"
Como explicó el fiscal a cargo de la "Operación Querubín", la misma se derivó de una "investigación de contexto criminológico" que permitió establecer un patrón de "agresiones sexuales violentas con fuerza, intimidación y armas para someter a niñas y adolescentes, algunas con altos grados de discapacidad física e intelectual, por parte de sus padres, hermanos, tíos u otros varones de la familia o cercanos a la misma" en Puerto Quito.
"La investigación de contexto es una estrategia que aplica Fiscalía para analizar los comportamientos criminales en una población determinada, sobre la base de conductas delictivas reiteradas y la forma en que estas se cometen, de tal manera que llega a naturalizarse", detalló la institución en un comunicado.
Y esa "naturalización" es especialmente evidente en el caso de dos niñas de 12 y 7 años que, siempre según la Fiscalía, "eran abusadas sexualmente por su padre y también vendidas a los vecinos del lugar, para que repitieran el mismo ultraje".
En el caso ecuatoriano, sin embargo, el abuso sexual en el seno familiar no es, ni mucho menos, un problema exclusivo Pichincha.
Según Rossana Viteri, directora de Plan Internacional en Ecuador, a diario en el país siete niñas de entre 10 y 14 años dan a luz como fruto de un abuso sexual.
Y las investigaciones de Plan Internacional han concluido que en el 70 y 80% de los casos de cualquier tipo de violencia, los agresores están en casa o cerca de ella.
"Están justamente en el lugar donde los niños y niñas tendrían que estar más seguros: en su hogar", dijo Viteri, según declaraciones recogidas por el portal local GK.
Como para probarlo, en el portal de la misma Fiscalía General de Ecuador, al lado de los boletines informativos sobre la "Operación Querubín", se destaca uno que da cuenta de la reciente condena a 29 años de prisión de un hombre que estuvo violando a su nieta desde que esta tenía cuatro años.
En este caso, la violación sistemática tuvo lugar en Isla Trinitaria, al suroeste de Guayaquil, a unos 350 kilómetros de Puerto Quito.
Y el de Ecuador tampoco es un caso excepcional en el contexto latinamericano, pues el abuso sexual a manos de familiares también es un problema grave en muchos otros países de América Latina.