Una explosión en el turismo salvó la economía de Islandia.

Sin embargo las cifras actuales generan una pregunta: en un país de solo 300,000 personas, ¿cuánto turismo puede considerarse demasiado?

No importa si es un día frío, nublado y ventoso en Islandia.

Eso no retrasa o reduce la cantidad de autobuses llenos de turistas que se dirigen a la Laguna Azul, una de las atracciones más populares del país.

Este balneario es una piscina de agua que se calienta geotérmicamente.

Es un lugar rico en minerales y bañarse allí es bueno para la piel.

Su descubrimiento fue algo así como un accidente.

Los locales notaron que el tono azul de sus aguas y comenzaron a bañarse en ella.

La laguna está situada entre el centro de Reikiavik y el aeropuerto de esa ciudad.

Se ha convertido en un destino obligado de acuerdo a los los itinerarios turísticos locales.

1,7 millones

"En nuestro primer año en 1994 tuvimos alrededor de 50.000 visitantes, y este año daremos la bienvenida a 1,3 millones", afirma Grimur Sæmundsen, director ejecutivo del balneario de Laguna Azul.

El éxito del lugar refleja el asombroso crecimiento del turismo en Islandia en su conjunto.

El año pasado, 1,7 millones de personas visitaron Islandia, más del triple de la cantidad que llegó en 2010, cuando la pequeña nación insular de solo 330,000 todavía estaba recuperándose de una crisis bancaria catastrófica y la erupción del volcán Eyjafjallajökull que impidió gran parte del tráfico aéreo en toda Europa por un semana.

En ese momento, la erupción fue vista como un desastre total para el turismo, sin embargo ese pesimismo inicial resultó infundado.

"A largo plazo, tuvo un tremendo efecto positivo porque Eyjafjallajökull fue una de las cosas que puso a Islandia en el mapa", opina Sæmundsen.

El islandés opina que "tal vez los turistas supieron de Islandia por primera vez en los distintos aeropuertos cuando quedaron varados (por el volcán)".

El boom

El repentino interés de los viajeros no pudo haber llegado en un mejor momento.

Cuando los tres principales bancos de Islandia colapsaron en 2008, en el momento más álgido de la crisis financiera, existía el temor de que el resto de la economía se derrumbe con ellos.

Nueve años más tarde, la economía está creciendo a más del 7% anual, el desempleo es inferior al 3% y las divisas extranjeras no dejan de llegar.

El auge del turismo generó, además, un boom en la construcción y la creación de decenas de miles de puestos de trabajo.

"El turismo realmente nos ayudó a despegar", dice Gylfi Magnusson, profesor de la Universidad de Islandia y exministro de Asuntos Económicos después de la crisis bancaria.

"Ciertamente, la recuperación habría llevado mucho más tiempo si no hubiera sido por este auge inesperado", añade la exautoridad.

No todo son buenas noticias

La afluencia repentina de visitantes extranjeros no ha venido libre de problemas.

Muchos sitios en Islandia carecen de la infraestructura para hacer frente a la creciente cantidad de personas.

En verano, los restaurantes de Reikiavik están llenos y rebasados en su capacidad de atención.

Hay escasez de habitaciones de hotel, lo que produjo que el sitio de alojamientos temporales entre usuarios AirBnB haya florecido.

Todo en alquiler (y muy caro)

Las principales calles comerciales de Reikiavik se han convertido en un paseo de tiendas turísticas que venden chaquetas de lana islandesa y peluches con forma de frailecillo, un ave que abunda en la isla.

"Ya no tenemos vecinos", dice Benony Aegesson, quien ha vivido en el centro de Reikiavik desde la década de 1970.

Él dice que prácticamente todos los pisos de su casa ahora se alquilan a turistas.

"Estaba muy de moda que los jóvenes vivieran aquí, pero los precios son tan altos que los jóvenes ya no pueden pagarlo", explica.

"Los especuladores han venido aquí y han comprado apartamentos y tiendas y nos preocupa el futuro (del vecindario) como zona de viviendas. Si solo hay personas mayores y turistas aquí, existe el peligro de que muera", añadió.

Todo tiene un límite

¿Hay un límite en la cantidad de turistas que una pequeña nación como Islandia puede acomodar?

Inga Hlín Pálsdóttir es directora del sitio de promoción turística Visit Iceland (Visita Islandia) y está a cargo de la promoción de la nación como destino durante la última década.

Ella dice que la pregunta es difícil de responder.

"Si me dijeras que habrá cinco millones de personas viniendo a Islandia en cinco años y que vendrán todos a Reikiavik, realmente me preocuparía", afirma.

"Pero hemos estado enfocándonos en las otras regiones de Islandia, visitando otras comunidades. Entonces tienes un escenario completamente diferente", argumenta.

La promotora señala que en estos momentos no se puede hablar de "desbordamiento" y pone como ejemplo que los pobladores de las afueras de Reikiavik se quejan porque "quieren que vengan más viajeros".

Benony Aegesson, residente de Reikiavik desde hace mucho tiempo, fue consultado si le pediría a los turistas dejar de visitar su país.

"No, yo no haría eso", dice:

"No estamos en contra de los turistas como tal porque nadie quiere una ciudad fantasma. Por supuesto que nos salvaron de nuestra crisis financiera, por lo que estamos agradecidos.", concluye.

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