Los esfuerzos por deponer a Robert Mugabe, que lleva 37 años en el poder en Zimbabue, pasarán ahora por un proceso de proceso de "impeachment".

El propio partido del mandatario de 93 años, la Unión Nacional Africano Zimbabuense-Frente Patriótico, (ZANU-PF) tiene previsto presentar este martes en el Parlamento la moción para destituir al presidente.

Paul Mangawana, uno de los más destacados dirigentes del partido de Mugabe, declaró que el proceso podría resolverse en tan solo dos días, con lo que Mugabe sería presumiblemente apartado de la presidencia antes de que termine el miércoles.

La moción parlamentaria es el último movimiento para poner fin a la era de Mugabe en Zimbabue después de la intervención militar del pasado 14 de noviembre que lo puso bajo arresto domiciliario y desencadenó una grave crisis política en el país.

Pero, ¿de qué acusan sus antiguos aliados al anciano mandatario?

Entre los cargos presentados se incluye el de haber permitido "usurpar el poder constitucional" a su esposa, la controvertida Grace Mugabe.

Grace se perfilaba como la más probable sucesora del histórico dirigente antes de que el Ejército entrara en escena la semana pasada.

Según este miembro del ZANU-PF, pese a que "no tiene ningún derecho a ocuparse del gobierno", la primera dama "está insultando a los empleados públicos y al vicepresidente en los mítines" del partido.

A la salida de una reunión de sus dirigentes en Harare, Mangawana afirmó que los Mugabe están también "denigrando al Ejército".

"Mala praxis"

El proceso de destitución presidencial o "impeachment" requiere, según la Constitución de Zimbabue, que el presidente incurra en "mala praxis", en una "violación" de la Carta Magna o que falte al deber de defenderla.

Otro supuesto es el de la "incapacidad" del jefe del estado.

"Es un hombre de edad muy avanzada que ya no tiene la capacidad de dirigir el gobierno", dijo Mangawana.

La negativa de Mugabe a hacer efectivo el mandato de los miembros consejos provinciales electos en los últimos comicios locales es otro de los argumentos en su contra.

Para Mangawana, hay que poner fin al mandato de "un hombre tozudo que puede oír la voz de su pueblo, pero se niega a escucharla".

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