Según se comienza a sentir la llegada de un huracán de grandes proporciones, como el devastador Irma que tocó tierra en la península de Florida este domingo, surgen nuevas amenazas.

Y una de ellas son los tornados.

En Estados Unidos, las autoridades lanzan un "aviso de tornado" cuando se dan las circunstancias atmosféricas para que se produzca uno en un área relativamente grande (hasta varios condados).

La "alerta de tornado" la emiten cuando ya ha sido detectado uno por un radar o ha sido visto. Y llegan con la orden de refugiarse inmediatamente.

A lo largo del sábado y el domingo, el Servicio Nacional de Meteorología (NWS, en inglés) emitió decenas de alertas de tornado en diferentes áreas de Florida.

Para el mediodía del domingo, ya quedaban pocas zonas del estado que no se hubieran visto afectadas. Y comenzaron las alertas en la zona sureste de Georgia, a cientos de kilómetros del ojo de Irma.

Pero entonces, ¿cuál es la diferencia entre un huracán y un tornado?

Vientos que destruyen

"Casi todos los ciclones tropicales que tocan tierra en Estados Unidos generan al menos un tornado", dice la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés).

Tanto los huracanes como los tornados son fenómenos meteorológicos que producen fuertes vientos potencialmente muy destructivos.

Y ambos son vientos girando alrededor de un centro.

Podría parecer que un tornado es una versión pequeña de un huracán: tiene menor diámetro y dura menos tiempo.

Y es que el área media que abarca un tornado es de 300 metros, mientras que los más grandes pueden llegar a abarcar un diámetro de dos a tres kilómetros.

Los huracanes, por su parte, son mucho más extensos, y pueden afectar a áreas que van de 100 a más de 2.000 kilómetros de diámetro.

Irma, por ejemplo, llegó a ser del tamaño de Francia.

Pero en realidad son fenómenos bien diferentes.

Los vientos de un tornado pueden llegar a 500 km/h mientras que un huracán es considerado extremadamente potente.

Uno de categoría 5, como fue Irma durante buena parte de su recorrido, puede pasar los 252 km/h.

Otra diferencia es que los huracanes se forman en el océano, en latitudes tropicales, y tienen una vida de días o hasta semanas.

Mientras los tornados se forman casi siempre en tierra (o también en zonas del mar muy cercanas a la costa) y duran apenas unos minutos.

El hecho de que un tornado venga de un huracán o de una tormenta simple no significa que sea más o menos letal: todas estas estructuras tienen sus características particulares y dañan dependiendo de muchas otras variables.

Es decir: los tornados generados por un huracán no son muy diferentes de otros tornados.

El peligro de un tornado

Cuando un huracán toca tierra se dan las condiciones ideales para la formación de tornados: el ciclón se ralentiza, sus vientos bajos se debilitan pero los altos se mantienen agresivos.

Esa inestabilidad, añadida a la conjunción de diferentes temperaturas en el aire, genera los tornados que se desprenden del huracán y pueden golpear pequeñas áreas antes de extinguirse.

El tornado se genera casi siempre en la parte norte del huracán y a una distancia de entre 80 a 500 kilómetros del centro.

Quizá el mayor problema con los tornados asociados a un gran huracán es que se golpean zonas ya de por sí afectadas por el ciclón.

Y sobre todo que, a diferencia de un huracán, los tornados aparecen de forma casi repentina: el factor sorpresa es una de sus más graves amenazas.

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