El huracán María avanzaba con su fuerza desoladora sobre Puerto Rico. Arreciaban las lluvias, aumentaban los vientos y las ráfagas golpeaban los techos y las ventanas? y, de pronto, muchos sintieron que la tierra "se movía".
O, al menos, sus casas, sus edificios y hasta sus camas.
"Fue una sensación muy fea. Primero pensé que estaba mareada, pero después creí que era un sismo o algo así. Vaya, un sismo y un huracán juntos", cuenta a BBC Mundo Jessie Giménez, una residente del casco viejo de San Juan.
Y aunque ya para ese entonces casi todo Puerto Rico se encontraba a oscuras, el extraño fenómeno se volvió común en las redes sociales de la isla caribeña.
Muchos preguntaban si otros también habían sentido que, en efecto, sus casas estaban "temblando" e incluso, si algo tendría que ver con el potente terremoto que había devastado la Ciudad de México esa misma tarde.
Ya cuando el paso del huracán Irma, hace dos semanas, varios reportes indicaron un extraño fenómeno similar al que ocurrido aquí: los sismógrafos detectaron el paso del ciclón.
Y aunque muchas personas se asombraron con la noticia, los científicos explicaron que era un fenómeno natural: cuando las poderosas olas del huracán chocaron contra la costa del Caribe insular generaron vibraciones de baja intensidad que fueron detectadas por los aparatos.
Sin embargo, esta vez, no hubo reportes de que las vibraciones del huracán María también fueran captadas por los sismógrafos o que se detectara algún movimiento telúrico en el área.
Entonces ¿a qué se debió que muchos puertorriqueños sintieran estos raros temblores? ¿Acaso fue una experiencia asociada al miedo? ¿Una paranoia generalizada por la coincidencia del paso del huracán y la catástrofe de México? ¿Una ilusión?
Todo indica que no.
Algo muy común
De hecho, el meteorólogo Juan Carlos Cárdenas, del Centro Mundial de Pronósticos de The Weather Company, explica a BBC Mundo que, en efecto, las estructuras sí vibran e, incluso, oscilan durante el paso de los huracanes.
"Hay que tener en cuenta que los huracanes, cuando son muy intensos, tienen vientos muy fuertes que golpean las estructuras y estremecen los cimientos de las edificaciones", asegura.
De acuerdo con el especialista, cuando el viento alcanza cierta intensidad, las estructuras "se pueden balancear, igual que si se estuviera en un sismo".
Pero el especialista explica que este fenómeno no es constante, sino que ocurre por rachas, al igual que los vientos.
"El viento en los huracanes no sopla de forma constante. Puede tener una velocidad sostenida de 150 millas por hora, pero las rachas son mucho mayores. Aprieta y afloja y eso causa vibraciones en las estructuras. De ahí que mucha gente piense que está temblando", comenta.
Según el especialista, es más fuerte si las estructuras son de madera o en los edificios altos, que pueden, literalmente oscilar.
El ingeniero civil boricua Esteban Mayoral explica a BBC Mundo que esta es una de las razones por la que el viento es uno de los parámetros más relevantes a tener en cuenta en la arquitectura de zonas propensas a huracanes, ya sea para captarlo, evitarlo o controlarlo.
"Siempre que se va a construir es algo que tenemos en cuenta, es decir, cómo se comporta el viento. Por eso tenemos siempre que tener en cuenta los patrones que puede seguir en su recorrido a través de las edificaciones", explica.
Pero más allá de miedo y la extraña sensación, los especialistas aseguran que este fenómeno no representa en sí un peligro potencial.
"Realmente es algo muy común cuando pasa un huracán intenso y en realidad, no existen razones extra para preocuparse, más allá de las que representa el propio huracán", concluye Cárdenas.