Más de tres décadas después, el asesino fue condenado a prisión.
Scott White fue sentenciado el martes a un máximo de 12 años y siete meses de cárcel por el asesinato del estadounidense Scott Johnson, cuyo cuerpo fue hallado en la base de los acantilados de Sídney en diciembre de 1988.
La muerte del entonces estudiante graduado de la Universidad de Cambridge de 27 años fue declarada como suicidio, algo que su familia nunca creyó.
Durante años lucharon para que la policía australiana lo investigara como un crimen de odio homosexual.
La justicia encontró que no había pruebas suficientes para establecer que se trataba de un crimen de odio hacia los homosexuales, pero sentenció a White a prisión por el asesinato de Johnson y será elegible para libertad condicional recién en 2030.
"Indiferencia imprudente hacia la vida humana"
White, que tenía 18 años en el momento del asesinato, no prestó declaración ante el tribunal, pero le dijo a la policía que él y Johnson se habían conocido en un bar en diciembre de 1988.
El tribunal escuchó que la pareja había ido a los acantilados de North Head en Manly, un conocido lugar de encuentro de homosexuales, donde, según White, se pelearon y Johnson cayó.
Pero la investigación reveló que White había golpeado a Johnson sin provocación, sabiendo que lo más probable era que el matemático cayera y muriera.
White había actuado con "indiferencia imprudente hacia la vida humana", dijo la jueza Helen Wilson a la Corte Suprema de Nueva Gales del Sur.
"Con la muerte de Johnson, el mundo perdió una mente inteligente para contribuir sustancialmente con su avance", dijo.
La jueza dijo que White había sido un "niño de la calle" que "gestionaba los desacuerdos con los puños", pero que "ya no era el mismo joven enojado".
El tribunal había rechazado previamente un intento de los abogados de White de retirar una confesión que había hecho.
¿Por qué el caso se demoró tanto?
La homosexualidad se había despenalizado en Nueva Gales del Sur solo dos años antes de la muerte de Johnson, y su familia alega que la policía no se tomaba en serio los delitos motivados por el odio.
Los investigadores inicialmente trataron la muerte de Johnson como un suicidio.
Su hermano Steve hizo campaña durante décadas para que se volviera a investigar el caso, alegando que su hermano pudo haber sido asesinado por grupos homofóbicos.
Se estima que hasta 80 hombres homosexuales fueron asesinados, muchos de ellos empujados por precipicios.
En 2012 y 2015, los forenses solicitaron la reapertura del caso. En ambas ocasiones, la policía no encontró nada que los convenciera de que Johnson no se había quitado la vida.
Pero en noviembre de 2017, un forense dictaminó que había sido asesinado por una pandilla de odio gay, lo que condujo a una nueva investigación.
La policía ofreció una recompensa en efectivo de 1 millón de dólares australianos (US$645.000) en 2018 por información sobre el caso y en 2020 la familia duplicó la recompensa.
La exesposa de White se presentó en 2019 después de enterarse del caso y le dijo a la policía que el hombre a menudo se jactaba de "golpear" a los jóvenes homosexuales y no había negado haber asesinado a Johnson cuando ella se lo había preguntado.
White también lo admitió a la policía antes de ser acusado en 2020.
La fuerza policial se disculpó previamente con la familia por no investigar el caso adecuadamente en la década de 1980 y por no proteger a la comunidad homosexual.