La homosexualidad es ilegal y además ampliamente considerada inaceptable en Túnez. Pero desde la revolución de 2011 los activistas por la igualdad de derechos han visto que defender sus creencias puede generar un cambio.

Ahora las personas de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) están ganando confianza y saliendo de las sombras para defender sus derechos.

"Fui la primera persona en causar molestia a través de los medios hablando abiertamente al aire sobre asuntos LGBT en Túnez", dice Bouhdid Belhedi, director de Shams Rad (Radio Sol).

En la capital tunecina, también llamada Túnez, el joven de 25 años nos muestra un espacio de oficinas que se ha convertido en lo que él describe como "la primera estación de radio LGBT del mundo árabe".

Es de bajo presupuesto, pero profesional, con suficiente espacio para siete personas. Los pasillos están pintados con los colores de la bandera del arco iris.

Belhedi cuenta que a seis meses de su estreno, la estación ya tiene 10.000 oyentes por semana en 15 países y transmite en vivo por internet seis días a la semana.

Shams Rad reproduce música y también aborda temas profundos pero los conductores LGBT no hablan de su sexualidad al aire.

La embajada holandesa en Túnez es una de las instituciones que financian la estación, y gracias a la presión internacional ?y a una victoria legal?, la organización matriz de la estación, Shams, logró ser reconocida oficialmente.

Se cree que es la primera vez que una organización LGBT obtiene estatus legal en el norte de África.

Cuando la radio comenzó a transmitir, en diciembre de 2017, la atención de los medios occidentales se centró en los ataques que recibió Belhedi.

A mucha gente le enoja que la estación exista. Belhedi dice que ha recibido 4.700 mensajes con insultos, incluidas amenazas de muerte. "Incluso (hay) imanes que piden que me maten o me peguen", afirma.

El joven cuenta que ha sido agredido físicamente.

En Túnez, el sexo gay y lésbico es castigado con hasta tres años de prisión. Y el gobierno tunecino apenas abolió el año pasado la práctica de realizar exámenes anales forzados a personas sospechosas de ser homosexuales.

Una comisión presidencial, el Comité de Libertades e Igualdades Individuales, ha recomendado que la homosexualidad sea despenalizada como parte de un paquete de reformas que incluye la abolición de la pena de muerte y mayores derechos para las mujeres.

Una alternativa más modesta propuesta por el comité es reemplazar las penas de prisión por una multa.

Sin embargo, no está claro si estas propuestas tienen posibilidad de ser adoptadas.

Fuera de los círculos metropolitanos más liberales, la mayoría de la gente en Túnez tiene creencias culturales y religiosas tradicionales. La homosexualidad es un tabú y los asuntos LGBT son rechazados.

"En los medios nacionales dominantes las palabras árabes que normalmente se usan para referirse a los homosexuales tienen connotaciones negativas", dice Neela Ghoshal, de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW). "Se traducen como pervertidos o desviados".

"Eso es lo que las organizaciones como Shams están tratando de cambiar", explica.

Es por eso que Belhedi cree que es importante seguir transmitiendo, a pesar de las amenazas. La estación tiene como objetivo promover "la dignidad de las personas LGBT" y "la igualdad a los ojos de la ley, la igualdad de derechos y la igualdad de trato", dice.

"Momento decisivo"

El peluquero tunecino Abdisslem Ben Othmen, de 24 años, cuenta que escucha Shams Rad todos los días.

Él afirma que la radio lo ha ayudado a "sentirse más fuerte" y le ha hecho confiar en que puede vivir su homosexualidad "de forma privada" en Túnez.

El gobierno dice que desde la revolución de 2011 las personas han sido libres de expresarse como quieran, dentro de la ley.

Sin embargo, el Ministerio de Derechos Humanos de Túnez rechazó un pedido de entrevista de la BBC sobre el tema de los derechos homosexuales en el país.

"La revolución fue un momento decisivo", dice Neela Ghoshal. "La gente defendió sus derechos y vio que no necesitaba sufrir en silencio".

La situación sigue siendo complicada pero el clima para la comunidad LGBT está cambiando.

Aunque el gobierno a veces prohíbe arbitrariamente el activismo LGBT, antes de la revolución de 2011 la existencia de una estación de radio LGBT hubiera sido impensable.

"Recientemente ha habido avances reales en los movimientos de las mujeres y eso ha animado a las personas LGBT a hablar", dice la investigadora de HRW.

En enero de 2018 se llevó a cabo un festival de cine LGBT en el centro de Túnez. "Fue un éxito y el gobierno y la policía no interfirieron", dice Ghoshal.

Pero advierte que "podría haber más violencia contra los activistas LGBT a medida que su voz se escucha de forma más frecuente: ambas tendencias se producen en paralelo".

En el mundo religioso algunos dicen que es necesario modernizar las actitudes.

Los eruditos religiosos progresistas celebraron recientemente una conferencia de tres días sobre cómo la identidad religiosa puede cuadrar con la libertad de expresión en el norte de África.

Fue uno de los primeros eventos de su tipo.

"Personalmente creo que hay un lugar en el discurso islamista moderno para discutir asuntos LGBT", dice Abeljaleel Salem, exministro de asuntos religiosos, quien presidió una de las discusiones.

Salem afirma que todos deberían tener la libertad de expresar su identidad libremente.

"Enfermos"

Dentro del contexto religioso este es un punto de vista progresivo y no es compartido por la mayoría tradicional, cuya mentalidad no cambiará fácilmente.

"Radio Shams se lanzó para promover ideas que son moralmente inaceptables en la sociedad tunecina", dice Shihab al-Din Tlesh del Consejo Nacional de Imanes en una mezquita en el norte de Túnez.

"No estamos pidiendo que sean ejecutados, pero creo que están enfermos y necesitan tratamiento", dice.

De vuelta en el estudio de Shams Rad, sus operadores consideran que es demasiado pronto para decir si la estación cambiará de política, pero por ahora la temática seguirá igual.

Belhedi cuenta que está recibiendo menos insultos a través de internet en comparación con los que recibió cuando comenzó la radio.

"Quienes hoy son activistas LGBT se sintieron muy aislados cuando tuvieron que aceptar su sexualidad, como si fueran la única persona así en el mundo", explica Ghoshal.

"Ahora en Túnez si una persona joven siente que es diferente, organizaciones como Shams Rad le dicen que no está solo".

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