Se trata de un conflicto que nadie vino venir... ¿O sí?

Las tensiones han ido escalando estas últimas semanas entre Suecia y China.

Todo comenzó a principios de septiembre, cuando varios turistas chinos fueron expulsados a la fuerza de un hotel en el país nórdico, una decisión que fue duramente criticada por el gobierno chino.

Entonces, apareció un programa satírico de la televisión sueca y la situación se complicó aún más.

El show "bromeaba" sobre ciudadanos chinos comiendo perro y defecando en público, y llevó a Pekín a condenarlo por estar "lleno de discriminación, prejuicios y provocación" hacia China.

La cadena sueca, por su parte, señaló que era "aparente" para un sueco que se trataba de un programa de "comedia".

Pero, ¿cómo llegaron ambos países a este punto y qué se esconde detrás de esta polémica?

El principio

Al principio de septiembre, emergió un video de turistas chinos cuando eran echados de un hotel por la policía en Estocolmo.

Según explicó uno de ellos, apellidado Zen, al diario oficialista Global Times, él y sus padres llegaron a Suecia el 2 de septiembre y la habitación que habían reservado no estaba lista hasta más tarde.

Zen asegura que, dado el estado de salud de sus progenitores -de 64 y 67 años-, pidió a los gestores del hotel que si podía pagar para que sus padres descansaran en el vestíbulo mientras esperaban.

El hombre asegura que el hotel reaccionó de manera irrespetuosa y les dijo que se marcharan o llamarían a la policía, recoge el diario oficial chino.

Según Zen, cuando la policía llegó, les enseñó la prescripción médica de sus padres y preguntó si ellos podrían quedarse en la recepción del hotel a descansar y él se marcharía.

El hombre señaló que la policía ignoró su solicitud y sacó a su padre a la fuerza del establecimiento y le tiró al suelo, según el diario chino.

En el video del incidente, se puede ver a un hombre chino gritando en inglés "This is killing. This is killing" ("Esto es matar, esto es matar"), mientras es transportado por dos agentes de policía que le agarran de manos y de pies.

También se puede ver a una mujer mayor llorando desconsoladamente y gritando en su idioma "ayuda", en el suelo, mientras los agentes se quedan mirando. Otro hombre joven, aparentemente su hijo, también se echa al suelo a gritar en un momento del video.

Las imágenes fueron publicadas posteriormente en redes sociales chinas, donde fueron vistas por millones de personas y recibió miles de comentarios a favor y en contra.

Algunos usuarios criticaron a la policía sueca por tratarles de manera tan dura, mientras otros consideraron que la familia había sido innecesariamente "dramática".

La embajada china en Suecia exigió una disculpa al gobierno, al considerar que las acciones policiales violaron los "derechos humanos básicos de ciudadanos chinos".

Un gestor del hotel explicó al periódico sueco Aftonbladet que la familia había reservado sus habitaciones en una fecha equivocada, que les dijeron eso y "se negaron a marcharse". Según el gestor, los trabajadores del hotel llamaron a la policía en la medianoche cuando los turistas chinos comenzaron a "amenazarles".

"Hemos hecho todo lo posible por este huésped, pero al mismo tiempo no podemos aceptar que nuestro personal esté expuesto a amenazas y que otros huéspedes sufran una situación amenazante", dijo el gerente, según Aftonbladet.

¿Eso es todo?

No. Las cosas fueron a peor.

Tras unas pocas semanas de silencio, las relaciones entre ambos países empeoraron cuando el 21 de septiembre Svenska Nyheter, un programa de televisión satírico que se transmite a nivel nacional, emitió un gag controvertido sobre los turistas chinos en general.

El programa dedicó un segmento a China, en el que reprodujo el video de los turistas chinos sacados del hotel y un sketch sobre las cosas que los turistas chinos deben y no deben hacer en Suecia.

Ese sketch fue doblado al mandarín y publicado en Youku, el equivalente al Youtube occidental en China.

Entre los "consejos" que daba el programa a los visitantes del gigante asiático, estaba "no defecar" en enclaves históricos o "mientras comes".

"Si ves a una persona paseando a su perro en la calle, eso no significa que haya traído su almuerzo", señala la presentadora que aparece en el gag.

En el video, el narrador asegura que "los ciudadanos chinos son racistas, pero Suecia acoge a la gente negra, árabes, judíos e incluso homosexuales".

"Porque en Suecia, creemos en el principio del valor universal del ser humano. Pese a que ese principio no se puede aplicar a los chinos", continúa.

El sketch acaba con la presentadora asegurando que Suecia da la bienvenida a los turistas chinos, pero "serán apaleados si se comportan mal".

El video se volvió viral en Youku.

"Imperdonable"

Una cantidad enorme de chinos en Sina Weibo, la red china por excelencia y equivalente a Twitter, condenaron el programa sueco.

El hasthag #SwedishTVShowInsultsChinesePeople ("programa sueco de televisión insulta a los chinos") tardó poco en convertirse en tendencia.

"Esto es imperdonable. Admito que los turistas chinos se comportaron de manera vergonzosa en el pasado, pero no deberían insultar a todo el país de esta manera. Deberían pedir perdón", señaló un usuario en la red social.

"Doblaron el sketch en chino aposta?. Obviamente quieren que sepamos que nos están insultando", dijo otro ciudadano.

"La manera de enfrentarse a Suecia es boicoteándoles. No viajen allá, boicoteen IKEA, H&M y Volvo", señaló otro usuario, respaldado por otros muchos comentarios similares.

El gobierno chino presentó una queja formal.

"(Este programa) es un grave insulto y un cruel ataque a China y a la sociedad china", señaló el vocero del ministerio de Asuntos Exteriores Geng Shuang.

"El programa y el presentador difunden y abogan por un claro racismo y xenofobia, y provocan de manera abierta e instigan el odio racial y la confrontación contra China y otros grupos étnicos", dijo un portavoz de la embajada china en Suecia.

Las autoridades emitieron una alerta de seguridad a los turistas chinos, señalando que habían registrado denuncias de robo a ciudadanos chinos en Suecia prácticamente todos los días desde abril, informó el diario oficialista Global Times.

Thomas Hall, el director de entretenimiento de la cadena que emitió el show, SVT, señaló a la BBC que la ambición del programa fue "comentar una situación actual usando la sátira y el humor".

Hall clarificó en un comunicado que el segmento fue publicado en Youku para "recoger las reacciones chinas" y añadió que eso "fue un error, ya que todo nuestro mensaje y la ambición se perdió?".

"Reconocemos que eso pudo haber sido un insulto, que sentimos sinceramente".

¿Todo queda ahí?

No del todo. Esta reciente disputa puede ser un signo más de otros enquistados conflictos entre Suecia y China.

Algunos expertos vinculan la contundente reacción china contra Suecia a las tensiones por las que actualmente pasan las relaciones entre ambos países, especialmente por el controvertido caso del librero sueco Gui Minhai y tras la visita del Dalai Lama a Suecia este mes.

Pekín considera al líder espiritual tibetano un separatista cuyo objetivo es la independencia de la región autónoma del Tíbet y el gobierno suele emitir protestas contra los países que le reciben.

Los medios chinos, no obstante, niegan que la visita del Dalai Lama tenga algo que ver con lo ocurrido.

El caso de Gui Minhai, por su parte, lleva enfriando los lazos entre Suecia y China más detres años.

Gui, librero de origen chino pero con nacionalidad sueca, es propietario de una editorial de Hong Kong especializada en libros que relatan, con mayor o menor credibilidad, sórdidos detalles de la vida de los dirigentes del gobernante Partido Comunista, de escándalos sexuales o corrupción.

A finales de 2015, el librero despareció cuando estaba de vacaciones en Tailandia y reapareció meses después bajo custodia en China. Lo mismo ocurrió con otros cuatro compañeros del sector.

Todos los libreros fueron liberados tras las críticas internacionales, a excepción de Gui.

En el marco de su detención, el librero sueco "confesó" que en 2003 había atropellado y matado a una persona, por lo que fue condenado a dos años de cárcel hasta octubre de 2017, cuando fue liberado.

Tres meses después, Gui fue detenido de nuevo en un tren, cuando se dirigía a Pekín junto con diplomáticos sueco para realizarse un chequeo médico en la embajada de su país.

Los medios chinos, no obstante, acusaron a Suecia de tratar de sacarlo del país.

Tanto Suecia como la Unión Europea han pedido su liberación en repetidas ocasiones, sin éxito.

Según Viking Bohman, analista del Instituto sueco de Asuntos Internacionales, la explicación más plausible por el continuo deterioro de las relaciones entre Suecia y China es precisamente este caso.

"Creo que, mientras Gui Minhai esté en cautiverio en China, será un gran punto de fricción? Si las llamadas para liberarle siguen aumentando en Suecia, y China no cede, la relación seguirá sufriendo", augura.

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