Advertencia: las imágenes y algunos contenidos de esta historia pueden herir la sensibilidad de algunos lectores.

"Estoy recibiendo 100 mensajes por minuto, por favor sean pacientes mientras trato de revisarlos todos. Quizá me toma horas pero les juro que publicaré todos y cada uno de ellos".

Este mensaje que aparecía hace unas pocas horas en una recién estrenada cuenta de Instagram para encontrar sobrevivientes en Beirut muestra la desesperación que se vive desde el martes en la capital de Líbano.

La masiva explosión ocurrida el martes, cuya potencia fue similar al 10% de la bomba atómica de Hiroshima, según expertos de la Universidad de Sheffield, devastó la urbe, provocando la muerte de al menos un centenar de personas, miles de heridos y decenas de desaparecidos.

Los libaneses luchan por encontrar sobrevivientes entre los escombros, e Instagram es uno de los foros a los que han recurrido en medio del caos con hospitales derruidos y saturados, la amenaza de la covid-19 y la pérdida del hogar de unas 300.000 personas.

El gobierno investiga las causas por las que estalló un cargamento de 2.750 toneladas de nitrato de amonio en el puerto, un químico industrial común.

"La diferencia entre la vida y la muerte"

La más mínima diferencia sobre el lugar en que una persona estuviera en el momento de la deflagración -cerca de una ventana, dentro de una tienda, en plena calle o en un auto- le salvó o acabó con su vida.

Esa era la conclusión del periodista de la BBC Rami Ruhayem, que informó desde la zona residencial más cercana a la zona portuaria de Beirut, donde se produjo la explosión.

A sus espaldas, la zona habitualmente repleta de enclaves comerciales, bares, restaurantes y oficinas de ONG parecía el escenario de una cruenta guerra.

Líbano no es ajena al conflicto, pero lo ocurrido lo supera, destacaban varios sobrevivientes.

"Yo sobreviví a la guerra civil (1975-1990) (...) y nunca vi algo igual. Ni la explosión, ni el daño, ni la destrucción", aseguraba Pascal Torbey a la BBC.

Torbey estaba sentado fuera de un Starbucks con amigos cuando escuchó el estallido. Se subió a su auto y se dirigió a buscar a su familia, que vivía en un sexto piso de apartamentos.

"No creí que les iba a encontrar con vida (...) Cuando vi el edificio, pensé que habían muerto".

Por suerte, su esposa y su hijo de 10 años estaban con vida pero ella había resultado gravemente herida: tuvo que someterse a cinco operaciones por la cantidad de cristales que le habían impactado en el rostro.

Un video de su operación en curso, en el que aparentemente dos médicos van retirándole poco a poco cristales del rostro, acumula miles de visualizaciones en Twitter.

Otras imágenes que se han difundido sobre los momentos precisos de la deflagración evidencian ese horror al que se enfrentaron las víctimas: autos volando por los aires con los cristales completamente rotos, techos cayendo literalmente encima de las personas y "un ciclón de cristales rotos".

"Un amigo me mandó un video del fuego inicial en el puerto y escuché un fuerte 'boom', y luego hubo un segundo e incluso más fuerte 'boom' (...) Lo siguiente que recuerdo es estar en medio de un ciclón de cristales rotos de mis ventanas", explicó a la BBC Vivian Yee, una de las corresponsales del diario The New York Times en Beirut.

Algunos hospitales de la ciudad, ya de por sí bajo presión por la pandemia, se vieron también gravemente dañados.

El terrible momento en que uno de estos centros se ve impactado fue capturado por Edmond Khnaisser, quien estaba acompañando a su esposa a la sala de paritorio, donde el equipo médico se preparaba para recibir a l bebé.

Entonces, la cámara se gira bruscamente y se ve cómo el techo cae sobre la propia habitación donde está la mujer y el personal sanitario.

Khnaisser se apresuró a sacar a su esposa a punto de dar a luz y luego a los profesionales.

En su caso, tuvo suerte, contó, pues tanto el bebé como la madre sobrevivieron y se encuentran bien.

Pero la crisis del frágil sistema sanitario en Beirut es enorme: los hospitales se han visto rápidamente colapsados.

"Era una escena catastrófica. Algo que no había visto en mi vida. Había sangre por todos lados, gente llorando, gente gritando. Lo describiría como una escena de Hollywood pero lamentablemente era real", recordaba Torbey sobre la situación que se topó al llevar a su esposa.

Una médico del Hospital Universitario de St. George explicó que asistieron a los heridos en el aparcamiento del centro por el grave daño que sufrieron las instalaciones.

"El hospital estaba hecho pedazos. Transformamos el parking en un hospital en sí mismo. La gente estaba en pánico, teníamos a gran parte del equipo gravemente herido y tenían que hacerse cargo de la gente en cuidados intensivos".

La profesional explicó la traumática experiencia de tener que lidiar con situaciones de vida o muerte sin electricidad y en condiciones pésimas.

"Teníamos pacientes con paros cardíacos en el parking (...) y los médicos trataban de intubarles".

Otros tres hospitales de la ciudad tuvieron que ser cerrados y otros dos continuaron funcionando solo parcialmente, señaló la Organización Mundial de la Salud, que anunció el envío de equipos médicos.

Las autoridades sanitarias advirtieron que los hospitales se estaban quedando sin camas o equipos, por lo que la Cruz Roja se coordinó con el Ministerio de Sanidad para instalar morgues.

Desde primera hora de la mañana de este miércoles, equipos de emergencia se centraron en encontrar sobrevivientes aprovechando la luz solar en diversas zonas de la ciudad y en aguas cercanas a la costa.

Algunas víctimas fueron arrastradas hacia las profundidades del mar y diversos familiares se concentraron en la zona portuaria para pedir información sobre los desaparecidos, informó la agencia Reuters.

El ministro de Salud libanés, Mohamed Hasan, informó que "un gran número de niños" habían sido rescatados, si bien temía que el número de muertos siguiera aumentando.

Mientras algunos ciudadanos se disponían a quitar escombros y reconstruir partes de la golpeada ciudad, otros reclamaban responsabilidades.

"Hemos pasado por muchas cosas este año: el coronavirus, el desempleo, las protestas de noviembre de 2019. Se ha ido todo acumulando y esto ha sido la gota que ha colmado el vaso", señaló a la BBC Charbel, un estudiante de la Universidad de Líbano que vive a 35 km al norte de Beirut.

El joven considera que las autoridades no estaban haciendo lo necesario.

"Esto es el 11-S de Líbano. Cuando el 11-S ocurrió en EE.UU., la gente se unió. El presidente fue a la Zona Cero para darle esperanza al pueblo. Ningún líder político ha hecho eso hasta ahora".

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