La victoria en la batalla de tanques más grande de la historia contra la Alemania nazi en Kursk en 1943 sigue siendo una gran fuente de orgullo para los rusos.
Así que no es sorprendente que las autoridades rusas hayan reaccionado airadamente hacia los historiadores occidentales por poner en cuestión el dominio del Ejército Rojo en el campo de batalla.
Durante décadas, los rusos no han visto razones para dudar de los historiadores militares soviéticos, que retrataron la Batalla de Prokhorovka del 12 de julio de 1943 como un punto de inflexión en el que el Ejército Rojo tomó la iniciativa e hizo retroceder a la defensa nazi.
Dicho enfrentamiento se enmarcó dentro de la más extensa Batalla de Kursk que se libró desde el 5 de julio hasta el 23 de agosto de 1943 y que sin duda supuso un parteaguas en la Segunda Guerra Mundial.
Las fuerzas soviéticas frustraron un enorme contraataque nazi después de que las tropas de Adolf Hitler sufrieran una colosal derrota en Stalingrado en el invierno de 1942-43.
Pero recientemente, el historiador británico Ben Wheatley analizó fotos aéreas del campo de batalla de Prokhorovka tomadas por la Luftwaffe -fuerza aérea- alemana del 14 al 16 de julio, cuando la zona estaba todavía en manos alemanas.
Las fotografías se encontraban en los Archivos Nacionales de EE.UU. en College Park, Maryland.
Reportaje en un diario alemán
La valoración de Wheatley, sustentada en un detallado estudio de los partes de guerra y archivos históricos, es que el 12 de julio los alemanes perdieron solo cinco tanques Panzer IV en Prokhorovka, al tiempo que lograron diezmar formaciones enteras de tanques soviéticos kamikazes, de los cuales más de 200 quedaron convertidos en restos ardientes.
El historiador escribe que decenas de tanques soviéticos T-34 cayeron en una zanja antitanques de 4,5 metros de profundidad cavada por la propia infantería soviética, y que cuando el Ejército Rojo se dio cuenta de su error, otros T-34 empezaron a hacer fila para cruzar un puente.
Según la versión de Wheatley, los tanques alemanes lo tuvieron fácil para atacarlos allí.
Wheatley y un historiador militar alemán, Karl-Heinz Frieser, aparecen citados en un reportaje en el diario alemán Die Welt que tocó la fibra sensible de los rusos.
El autor del reportaje, Sven Felix Kellerhoff, alega que las pruebas de la humillación soviética en Prokhorovka son tan convincentes que Rusia debería destruir el monumento que tiene allí en homenaje al heroísmo de los tripulantes de los tanques soviéticos el 12 de julio.
El embajador ruso en Alemania, Sergei Nechayevm dijo que la idea de Kellerhoff va "más allá de lo comprensible".
"Los intentos de reescribir hechos históricos inmutables, falsificar eventos de aquellos años, rebajar el decisivo rol de los soviéticos en la derrota del nazismo y la liberación de Europa de la 'plaga marrón' parecen indignos e insultantes", declaró.
El director del Museo de la Defensa Aérea de Rusia, Yuri Knutov, tildó el artículo alemán de "descarada falsificación de la historia".
La Batalla de Kursk
- El 5 de julio de 1943, las fuerzas alemanas lanzaron un ataque sorpresa masivo con el objetivo de rodear a las fuerzas soviéticas que ocupaban una protuberancia que se estiraba 160 kilómetros al oeste hacia líneas alemanas.
- La batalla involucró unos 6.000 tanques (2.700 de ellos alemanes), dos millones de soldados y 4.000 aeronaves.
- El empuje alemán fue bloqueado por minas soviéticas y otras defensas antitanque.
- La fuerza aérea rusa -muy mejorada ahora- jugó un rol crucial para detener a la artillería alemana.
- Las fuerzas soviéticas retomaron el control de las ciudades de Oriol y Jarkov en agosto de ese año.
- La victoria le cedió al Ejército Rojo la iniciativa en el frente oriental.
Reacción de los legisladores rusos
Hubo palabras de indignación para Die Welt también en el Parlamento ruso.
Un especialista de la Duma (la Cámara baja) en asuntos de defensa, Alexander Sherin, instó a las autoridades alemanas a procesar al editor del periódico.
Sherin señaló que el reportaje "destruyó la penitencia de la nación alemana por lo que hizo la Alemania nazi".
El heroísmo soviético en la Segunda Guerra Mundial se ha convertido en un tema importante para la presidencia de Vladimir Putin en su aspiración de alentar el orgullo nacional ruso.
No hay duda de que las fuerzas soviéticas sufrieron considerablemente en Prokhorovka, aunque progresaran en otros sectores del frente de Kursk.
El historiador militar Alexei Isayev le dijo al servicio ruso de la BBC que las pérdidas soviéticas en Prokhorovka coinciden con los cálculos de Wheatley.
Los reportes soviéticos hablan de 237 tanques soviéticos destruidos junto con 14 armas autopropulsadas, indicó Isayev.
Pero también advirtió que los alemanes podían haber retirado sus propios tanques dañados del campo de batalla después del 12 de julio y antes de que se tomaran las fotografías aéreas.
En ese caso, no aparecerían en las imágenes estudiadas por Wheatley.
El robusto tanque T-34 era sin duda una impresionante invención soviética, la columna vertebral del Ejército Rojo.
Pero los soldados soviéticos fueron superados en Kursk por el pesado tanque alemán Tiger, revestido con una coraza de 12 cm de grosor y la nueva metralleta móvil Ferdinand.
El fotógrafo de guerra Anatoly Yegorov estuvo en el grueso de la Batalla en Kursk. Su sobrino Mijail Yegorov habló con el diario Moskovsky Komsomolets y evocó lo que Anatoly le contó sobre su trabajo allí.
"La mayoría de esas fotos no fueron publicadas. '¿Sabes por qué no se mostraron jamás fotos panorámicas del campo de batalla de Prokhorovka en nuestro país?', me preguntó mi tío una vez. '¡Porque por cada Tiger quemado había 10 de nuestros T-34 destruidos! ¿Cómo podrías publicar fotos así en los diarios?'".
Anatoly le contó a su sobrino que a veces un francotirador soviético habilidoso podía detener un Tiger disparando al conductor por la hendidura de visión del tanque. La tripulación salía entonces trepando. Casi ninguna otra cosa podía parar un Tiger.
La controversia sobre Prokhorovka muestra lo sensible que sigue siendo la guerra para los rusos, una guerra que se cobró más de 20 millones de vidas soviéticas.