Emmy, de tres años, estaba durmiendo la siesta junto a su mejor amiga en una guardería en el norte de Tailandia cuando un hombre irrumpió armado con una pistola y un cuchillo.
Antes, la clase de 11 niños, todos de aproximadamente tres años, había estado ocupada dibujando y escribiendo.
Alrededor de las 10:00 hora local, las maestras, como parte de su dinámica diaria, enviaron fotos de los niños sonrientes y felices a todos los padres.
Dos horas más tarde, a la hora de la siesta, el exagente de policía Panya Kamrab irrumpió en la instalación educativa.
Los testigos dijeron que disparó primero a miembros del personal, incluida una maestra que estaba embarazada de ocho meses, antes de entrar a la fuerza en cada una de las tres aulas del jardín infantil.
Mató a todos los amigos de Emmy mientras dormían.
No está claro cómo ella logró sobrevivir. La encontraron despierta, acurrucada junto a los cuerpos de sus compañeros.
"No tenía idea de lo que estaba pasando cuando se despertó", nos dice su abuelo Somsak Srithong, de 59 años, desde la casa de la familia.
"Ella pensó que sus amigos todavía estaban dormidos. Un agente de la policía le cubrió la cara con un paño y se la llevó lejos de toda la sangre".
Una videollamada
Los rescatistas llevaron a Emmy al segundo piso para protegerla del horror.
Inspeccionaron las otras dos clases, esperando ansiosamente encontrar a otras personas con vida.
Ella es la única niña que sobrevivió a la masacre, ocurrida este jueves, en la provincia de Nong Bua Lamphu.
En total murieron 37 personas, 24 eran niños. Ese mismo día, el hombre acabó con las vidas de su esposa y su hijastro.
"Me siento muy agradecido de que haya sobrevivido. La abracé con mucha fuerza cuando la vi por primera vez", dice Somsak.
La madre de Emmy, Panompai Srithong, tiene 35 años y trabaja en Bangkok los días de semana.
Le habían dicho que todos los niños del centro habían muerto y necesitaba que la convencieran de que su hija seguía viva.
"Finalmente recibí una videollamada con Emmy y me llenó de un alivio bendito", cuenta.
Esta pequeña localidad está llena de familias en duelo, y durante los primeros días, los abuelos de Emmy lucharon por saber qué decirle.
Hablamos en voz baja mientras juega con sus botas favoritas de Hello Kitty en el jardín.
Sigue preguntando por su mejor amiga, Pattarawut, de tres años, a quien también llamaban Taching. Siempre dormían la siesta juntas con los pies tocándose.
También amaba la guardería y quería ser como sus maestros.
"Su abuela finalmente le dijo que todos sus amigos de la escuela habían muerto, junto con su maestra, y que la guardería estaba cerrada", dice su madre.
"Ella solo quiere ir a la escuela cada día. Tenemos que seguir diciéndole que la escuela está cerrada. Es demasiado pequeña para entender el concepto de la muerte".
Se están llevando a cabo ceremonias funerarias budistas y oraciones por las víctimas en varios templos de la ciudad para marcar el inicio de tres días de duelo.
Aún se desconoce el motivo del ataque, pero la policía dijo que Kamrab fue despedido de su trabajo en junio por consumo de drogas.
Este pequeño pueblo rural en el noreste de Tailandia está tratando de ayudar a las familias angustiadas en su dolor.
Pero muchos también preguntan sobre la amplia disponibilidad de armas letales y el problema de las drogas en el país.
"Los padres preguntan: '¿Dónde hay un lugar seguro para sus hijos?' Estoy muy triste y ruego que cualquier autoridad fortalezca nuestra seguridad", suplica el tío de Emmy, Veerachai Srithong.