Aunque parece que los bomberos están ganando la batalla, todavía no se puede cantar victoria.

"Cuando los vientos Santa Ana llegan, no hay quien los pare", declaró el portavoz del Departamento Forestal y Protección de Incendios de California, en referencia a las corrientes áridas que soplan desde el este a través del desierto, exacerbando el fuego que consume grandes regiones del sur del estado.

Miles de bomberos continúan combatiendo los incendios descontrolados que han devastado el sur de California, Estados Unidos, y se ciernen sobre la ciudad de Los Ángeles.

Unas 200.000 personas han sido evacuadas de las zonas amenazadas, decenas de miles de hectáreas se han quemado y más de 500 casas y edificaciones han quedado consumidas por las llamas.

En el condado de Ventura, donde empezó uno de los primeros incendios, ya se reportó la primera muerte.

Se informa que los áridos vientos Santa Ana han menguando un poco.

Es un leve respiro para los bomberos que intentan contener los incendios en seis diferentes frentes, desde la ciudad de Santa Bárbara (unos 170 km al norte de Los Ángeles) hasta San Diego (cerca de la frontera con México.

Sin embargo, la máxima alerta se mantiene por la amenaza de que las brisas del Pacífico se intensifiquen, cambiando la dirección del viento, y poniendo a los equipos de bomberos en riesgo de no tener una vía de escape.

El denso humo también está creando problemas de visibilidad y respiración. Los hospitales por todo el sur de California reportan un incremento de pacientes con problemas respiratorios.

El presidente Donald Trump declaró el viernes un estado de emergencia para California, ordenando fondos federales para la región y poniendo el Departamento de Seguridad Interna y la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) a cargo de los operativos de asistencia.

Cada incendio está identificado con un nombre y afecta a diferentes ciudades.

El llamado incendio Thomas, que lleva ardiendo desde el lunes en el condado de Ventura y es el más extenso, acabó con unas 60.000 hectáreas, desde las montañas hasta la costa.

Unas 86.000 personas fueron evacuadas en este condado, donde ardieron más de 460 estructuras, según las autoridades.

El viernes, los médicos forenses de Ventura identificaron el cuerpo de una mujer de 70 años, que se cree que murió intentando escapar.

Hacia el sur, varios incendios se ciernen sobre Los Ángeles, la segunda ciudad más poblada de Estados Unidos.

El incendio Creek es el que representa una mayor amenaza para esa metrópolis, extendiéndose a lo largo de más de 6.000 hectáreas y destruyendo o dañando más de 100 estructuras, la mitad de estas residenciales.

Un 75% de este incendio está controlado desde el viernes.

Otro, el Rye que consumió unas 2.500 hectáreas está 50% controlado. No sin antes forzar la evacuación de residencias y escuelas y amenazar más de 5.000 estructuras.

Sin embargo, el incendio Liberty, más pequeño, en el este de Los Ángeles, está apenas contenido en un 10%.

La elegante zona residencial de Bel Air, hogar de muchas celebridades, estuvo afectada por el incendio Skirball, que destruyó multimillonarias mansiones.

Allí se pudo ver a los residentes, el miércoles, intentado poner a salvo sus colecciones de arte y sus más preciadas propiedades.

Finalmente, más al sur, está el incendio Lilac que se agranda a un ritmo peligroso y afecta la ciudad de San Diego.

Empezó el jueves y, en cuestión de horas ya había consumido más de 1.500 hectáreas.

Lilac está 15% contenido, pero destruyó 105 estructuras, incluyendo varios casas móviles.

Tres personas resultaron heridas y 25 caballos murieron en un centro ecuestre de purasangres.

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