Alemania acaba de aprobar una nueva ley para otorgar la ciudadanía a los descendientes de víctimas del nazismo.
Los legisladores alemanes han aprobado cambios que facilitarán la obtención de la ciudadanía a los descendientes de quienes huyeron de la persecución nazi.
Según la legislación alemana, las personas despojadas de su ciudadanía por motivos políticos, raciales o religiosos pueden recuperarla, al igual que sus descendientes.
Pero las lagunas legales habían impedido que muchas personas se beneficiaran.
Los activistas afirman que la medida permite a muchos reencontrarse con su herencia alemana, especialmente en la comunidad judía.
"Reconocemos el trabajo que el pueblo alemán ha realizado para honrar la memoria de los perdidos y los que sufrieron en el [Holocausto]", declaró Félix Couchman, presidente del Grupo de Excluidos del Artículo 116, que lleva años haciendo campaña sobre el asunto.
"Estas medidas han sido pasos necesarios para reconstruir la confianza", añadió.
Aunque la Constitución alemana de posguerra permite recuperar la ciudadanía, la falta de un marco legal hizo que muchas personas vieran rechazadas sus solicitudes.
A algunos se les denegó porque sus antepasados habían adoptado otra nacionalidad antes de que se les revocara la ciudadanía.
Para otros la razón fue que habían nacido de madre alemana, pero no de padre alemán. Hasta un cambio en la ley en 1953, la ciudadanía alemana solo podía transmitirse por vía paterna.
En 2019 se aprobó un decreto legal para ayudar a cerrar estas cuestiones, pero es ahora, al aprobarse con una amplia mayoría en la cámara baja del Bundestag, el Parlamento Federal alemán, que los posibles solicitantes tendrán una base legal más firme para su apelación.
La ley cubre también a los que fueron privados directamente de su ciudadanía, pero, dado el paso del tiempo, los descendientes serán los principales beneficiarios.
La nueva ley también prohíbe la naturalización de personas condenadas por actos racistas, antisemitas o xenófobos.
"Perdón con profunda vergüenza"
"No se trata sólo de poner las cosas en su sitio, sino de pedir perdón con profunda vergüenza", declaró el ministro del Interior, Horst Seehofer, en marzo, cuando el gobierno aprobó el proyecto de ley.
"Es una gran fortuna para nuestro país que la gente quiera ser alemana, a pesar de que les quitamos todo a sus antepasados".
La medida llega cuando la vecina Polonia está en el punto de mira por un proyecto de ley que, según los críticos, dificultaría a los judíos la recuperación de los bienes confiscados por los ocupantes nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
El proyecto de ley, aprobado por la cámara baja del Parlamento polaco el jueves, ha sido condenado por Estados Unidos e Israel.