Los liberales de Estados Unidos tienen una nueva petición para el presidente Donald Trump.

Es corta, concisa y, para la oposición demócrata, está llena de peligros: "Abolir ICE", la policía migratoria de Estados Unidos.

El ICE, siglas en inglés del Servicio de Inmigración y Aduanas (Immigration and Customs Enforcement), es la agencia dentro del Departamento de Seguridad Nacional responsable de identificar y deportar extranjeros indocumentados.

Se formó en 2003, como parte de la reorganización burocrática en respuesta a los ataques del 11 de septiembre.

Durante la campaña presidencial, Trump afirmó que quería crear una "fuerza de deportación" que se orientaría a los extranjeros que vivieran en EE.UU. de forma ilegal.

Pero resulta que ya había una que solo esperaba sus órdenes.

Y es que mientras que el Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, en inglés) es responsable solo de puntos fronterizos, los oficiales de ICE tienen autoridad en todo Estados Unidos y han sido el rostro de la política de inmigración agresiva de Trump.

Son sus agentes quienes han separado de sus padres a los menores que ingresan ilegalmente al país y quienes han protagonizado varios videos virales en los que utilizan tácticas en ocasiones cuestionables para detener e interrogar a presuntos inmigrantes indocumentados.

De hecho, los centros de detención de ICE han sido criticados por el inspector general de Seguridad Nacional por prácticas negligentes y por tratar de manera inadecuada las denuncias de abuso y agresión sexual.

Abolir ICE

Ahora, un número creciente de activistas, líderes progresistas y aspirantes a cargos públicos en el espectro más progresista quieren deshacerse por completo de ICE.

"Necesitamos reconstruir nuestro sistema de inmigración de arriba a abajo, comenzando por reemplazar a ICE con algo que refleje nuestra moralidad", afirmó la senadora demócrata por Massachusetts Elizabeth Warren en una manifestación de inmigración en Boston el sábado.

"Abolish ICE" (Abolir ICE) fue una de las promesas clave hechas por Alexandria Ocasio-Cortez, de 28 años, quien sorprendió al Partido Demócrata al derrotar al incondicional Joe Crowley en su primaria del congreso de Nueva York la semana pasada.

La senadora demócrata por Nueva York Kirsten Gillibrand, que suena, al igual que Warren, entre los posibles candidatos presidenciales para 2020, llamó a ICE una "fuerza cruel de deportación".

Ahora, los demócratas en todo el país se ven obligados a dejar constancia de sus opiniones sobre el ICE y sobre si apoyan el creciente coro de su base.

Algunos están menos que encantados con la idea.

"Vamos a tener una agencia. La pregunta es qué política lleva a cabo esa agencia", dijo el senador también demócrata por Maryland Ben Cardin, negándose a tomar una posición definitiva sobre el tema.

El senador Richard Blumenthal, de Connecticut, fue un poco más enérgico.

"Abolir ICE no logrará nada a menos que cambiemos las políticas de Trump", afirmó el legislador demócrata domingo.

"Si abolimos ICE ahora, todavía tenemos el mismo presidente con las mismas políticas fallidas", afirmó, por su parte, la senadora Tammy Duckworth, demócrata de Illinois.

Pero estas posiciones no son lo suficientemente favorables para los defensores de "abolir" ICE, aunque revelan un mayor desacuerdo entre la base y el liderazgo demócrata.

La línea de Trump

Hace dos semanas, el presidente y su gobierno se enfrentaron a una amplia crítica bipartidista por su política de "tolerancia cero", que implicó la separación de los padres indocumentados que llegaban a la frontera de sus hijos.

Pero ahora, el mandatario parece estar confuso ante la perspectiva de un debate sobre el futuro de ICE y sus agentes uniformados.

"Si nos deshacemos de ICE, vamos a tener un país en el que la gente tendrá miedo de salir de su casa. Me encanta que (los agentes) realmente hagan su trabajo", afirmó el mandatario en una entrevista el domingo.

El tema de la abolición de ICE también ha estado sonando regularmente en Twitter, una señal más de que el presidente planea enmarcar las elecciones de medio término como un debate sobre la aplicación de la ley y la seguridad fronteriza frente a la inmigración y el crimen.

Las estadísticas muestran, sin embargo, que los inmigrantes, ya sea que entren legalmente o no a Estados Unidos, cometen delitos en tasas más bajas que la población general.

Trump cuestiona este hecho, citando historias de pandillas centroamericanas y ofreciendo a las víctimas de criminales indocumentados una plataforma para contar sus historias.

También ataca cualquier matiz entre los demócratas que tratan de describir su posición para "abolir" ICE no como un llamado a fronteras abiertas, sino como a una reforma.

Y así está en pleno proceso la batalla para definir el debate en las semanas y meses previos a unas elecciones decisivas, que determinarán qué partido controla el Congreso de EE.UU. y las gobernaciones de un puñado de estados clave.

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