"Prepárense para defender nuestra nación sagrada".

Así se pronunció el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, tras acusar a su vecino territorial Azerbaiyán de una "agresión planificada" a la región de Nagorno Karabaj.

Este enclave en disputa es internacionalmente reconocido como parte de Azerbaiyán pero su población es de mayoría armenia. De hecho, en 1994, tras varios años de guerra sangrienta, los armenios consiguieron crear aquí un Estado independiente de facto.

Y aunque desde entonces se han producido episodios armados, a fines de septiembre se recrudecieron las tensiones entre ambas repúblicas exsoviéticas y escaló la violencia, produciéndose ataques que han dejado centenares de muertos en ambos bandos.

Tanto Azerbaiyán como Armenia sostienen versiones distintas sobre el origen del conflicto.

Para Azerbaiyán, tal y como declaró su presidente, Ilham Aliyev, Nagorno Karabaj es un territorio "ocupado" que pretende recuperar.

Para Armenia, se trata de una agresión a su nación, a su "Gran Armenia".

Una postura que, de acuerdo a expertos consultados por BBC Mundo, podría englobarse dentro de una corriente política conocida como irredentismo. Una creencia que asume como suyos aquellos territorios considerados propios por razones étnicas, culturales o históricas que se encuentran dentro de las fronteras de otra nación.

Históricamente, "se ha usado como arma política para expandir imperios y países, como es el caso de la anexión de Crimea por parte de Rusia o los planes de expansión alemanes de Hitler durante el Tercer Reich", dice a BBC Mundo Isidro Sepúlveda, profesor de historia contemporánea de la Universidad Nacional de Educación a Distancia en España.

Aunque, en este caso, el irredentismo va más allá de la disputa entre Armenia y Azerbaiyán y lo que uno y otro considere como suyo.

Y es que para muchos, la clave para mediar y poner fin al conflicto la tienen Turquía y Rusia, dos países con intereses en juego en el Cáucaso y que habitualmente recurren a discursos irrendentistas para justificar ejercicios militares y políticos.

El origen del irredentismo

"El irredentismo nació en el siglo XIX, durante el proceso de modelación de la monarquía italiana", explica Sepúlveda.

"El reino de Italia, bajo el mandado de Víctor Manuel II, pretendía incorporar todos los territorios que consideraban italianos, como Trieste y las zonas circundantes, que entonces pertenecían al Imperio austrohúngaro".

Al no conseguirlo, cuenta Sepúlveda, lo llamaron irredento, "es decir, un territorio no liberado que continúa en manos ajenas".

Posteriormente, amplía el académico, es un concepto que se usa frecuentemente para referirse a territorios propios que se han perdido como resultado de un conflicto bélico o repartición política.

"Bajo ningún caso debe confundirse irredentismo con imperialismo. Son dos cosas distintas", aclara.

Irredentismo armenio

Nagorno Karabaj, para los armenios, pertenece a una de las áreas irredentas que conforman la Gran Armenia. Es decir, aquellos territorios que históricamente han sido poblados por la etnia cristiano-ortodoxa armenia.

Ante los ataques de los que acusa a Azerbaiyán, el presidente de Armenia se refirió a Nagorno Karabaj como su "nación sagrada".

Cuando estaba vigente la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en 1923, la región del Alto Karabaj fue creada como óblast autónomo dentro de la entonces República Soviética de Azerbaiyán.

De acuerdo a Paulo Botta, experto en Oriente Medio en la Universidad Católica Argentina, este tipo de trazados de fronteras era una práctica común en la URSS "para evitar cualquier tipo de homogeneidad en todas sus repúblicas. Un 'divide y vencerás' en toda regla", dice a BBC Mundo.

La convivencia de una mayoría armenia dentro de territorio azerí y las tensiones crecientes de los últimos años de la URSS desembocó en un conflicto bélico en 1991, cuando la República Soviética de Azerbaiyán abolió la autonomía del Alto Karabaj, provocando un movimiento nacionalista armenio que declaró su independencia.

Ambos bandos se involucraron en una guerra sangrienta que se saldó con más de 30.000 muertos y los armenios lograron crear un Estado independiente de facto conocido ahora como Nagorno Karabaj.

Sin embargo, los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (Reino Unido, Francia, Rusia, Estados Unidos y China) reconocen este territorio como azerí.

Desde que se firmó la tregua de 1994, las tensiones en la región se han sucedido, aunque ahora, para algunos expertos, se encuentra "a un paso de la guerra".

"El uso de cohetes y artillería pesada trae un riesgo mayor para víctimas civiles y esto puede provocar una escalada difícil de detener. No hemos visto nada así desde el cese al fuego de los 90", alerta a BBC Mundo la analista Olesya Vartanyan, especialista del Cáucaso Sur para el think tank International Crisis Group.

"Rusia ha sido el mediador del conflicto durante años. Ha propuesto pactos a ambos bandos en el pasado, pero las conversaciones de paz han fracasado", explica Vartanyan.

Sin embargo, Sepúlveda opina que, en el fondo, tanto Armenia como Azerbaiyán están bajo el programa de expansión de influencia rusa.

"Lo que pasa es que los vínculos cristiano-ortodoxos entre Rusia y Armenia son más fuertes. Mientras, Azerbaiyán tiene otra vinculación islámico-musulmana que le acerca más a Turquía", explica.

Turquía ha apoyado abiertamente las operaciones de Azerbaiyán. De hecho, su presidente, Recep Tayyip Erdogan, calificó a Armenia como "la mayor amenaza a la paz y tranquilidad en la región".

"Turquía considera Azerbaiyán como una nación hermana, de orígenes similares, y por eso se pronuncia abiertamente a su favor", explica a BBC Mundo Famil Ismailov, periodista del Servicio ruso de la BBC.

Una creencia común

Que los Estados reconozcan como irredentos algunos territorios dentro de las fronteras de países vecinos es algo común, ya sea de forma oficial o en la creencia popular de sus nacionales.

Una encuesta reciente del Centro de Investigaciones Pew mostró que en los países del este y centro de Europa una media del 35% de los encuestados cree que hay territorios de países vecinos que les pertenecen.

Esta tendencia es aún mayor en países como Hungría, Grecia, Rusia, Bulgaria y Turquía.

Aunque, aclara Sepúlveda, "no debe confundirse el irredentismo en países como Grecia y Hungría, más vinculado a sentimientos nacionalistas de ideologías de extrema derecha, con el de Rusia o Turquía, donde existen motivos claros de influencia política y expansión territorial".

"Los irredentismos en el centro y este de Europa son frecuentes y tienen parte de sus orígenes en la disolución del Imperio austrohúngaro y después en el trazado de fronteras que tuvo lugar durante la conformación y luego desintegración de la URSS", argumenta Botta.

Esta corriente ideológica también está presente en América Latina.

Por ejemplo, dentro de las Disposiciones transitorias de la Constitución argentina de 1994, esta nación ratifica islas Malvinas / Falklands como parte de su "legítima e imprescriptible soberanía".

Dicho territorio y su archipiélago ha estado en disputa entre Reino Unido y Argentina durante más de un siglo y actualmente se encuentra bajo administración de Reino Unido.

"Arma política" a través de la historia

"Rusia usó el irredentismo para anexionarse la península de Crimea, entonces una república autónoma dentro Ucrania, en 2014. Esto es, incorporar un territorio reclamado como propio en manos ajenas para garantizar la seguridad de sus nacionales", dice Sepúlveda.

Sin embargo, el especialista insiste en que dicho movimiento atiende más a un programa de expansión y recuperación de territorios del "antiguo imperio ruso".

"Una cosa es que la población crea que hay una parte de otro Estado que pertenezca a su nación y otra es que este argumento se utilice políticamente", explica.

"La bandera del irredentismo también sirvió a Benito Mussolini para lanzar su campaña contra Albania y también justificar la incorporación de buena parte del Adriático y zonas en África, como Etiopía. Lo mismo hizo Adolf Hitler en la época del Tercer Reich, explicando su proyecto de expansión política a través de la incorporación de pueblos de otros países donde el habla principal era alemana", continúa el experto.

Sin embargo, concluye Sepúlveda, el "mejor ejemplo del irredentismo como arma política actualmente es el caso de China, que reclama territorios en casi todos sus países vecinos e incluso en los mares al sur de China Continental".

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