Durante más de 70 años, Estados Unidos y Turquía han sido aliados. Ahora Ankara habla de "puñaladas en la espalda".
Las relaciones entre ambos países se encuentran en uno de los puntos más bajos de su historia reciente. Una coyuntura en la que ya, incluso, se amenaza abiertamente con poner fin a este vínculo especial.
En las últimas semanas, el gobierno estadounidense impuso sanciones a dos ministros turcos y duplicó los aranceles al acero y aluminio de Turquía, lo que aceleró la caída de la lira, que se ha depreciado más del 25 % en lo que va de mes.
"Washington debe abandonar la noción equivocada de que nuestra relación puede ser asimétrica y aceptar el hecho de que Turquía tiene alternativas", escribió el sábado pasado el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en un artículo publicado en las páginas de opinión de The New York Times.
"Fracasar en revertir esta tendencia al unilateralismo y al irrespeto nos obligará a empezar a buscar nuevos amigos y aliados", advirtió.
Apenas un día antes, el mandatario turco había acusado al gobierno de Donald Trump de haber traicionado a Turquía.
"En una parte actúas como un socio estratégico, pero en la otra, disparas balas al pie de tu socio. Estamos juntos en la OTAN y luego buscas apuñalar por la espalda a tu socio estratégico", se quejó Erdogan al referirse en una rueda de prensa a las sanciones impuestas por Washington debido a la negativa de Ankara de extraditar al pastor estadounidense Andrew Brunson.
Este religioso fue detenido por las autoridades de Turquía hace casi dos años bajo la acusación de estar vinculado con el fallido golpe de Estado contra Erdogan en 2016.
Las medidas aprobadas por Trump contribuyeron a agravar las dificultades que enfrenta la lira turca, que este lunes profundizó su depreciación frente al dólar y que en 2018 acumula una caída de más de 40%.
Pero su aplicación es, apenas, uno de los temas espinosos que marcan en la actualidad las relaciones entre Estados Unidos y Turquía. BBC Mundo te cuenta cuáles son los más importantes.
1.- Fetullah Gülen y Andrew Brunson
Aunque Ankara y Washington se han ido distanciando desde la llegada al poder a inicios de la década pasada del oficialista Partido Justicia y Desarrollo, las relaciones sufrieron un mayor deterioro tras el fallido golpe de Estado contra Erdogan en julio de 2016.
Las autoridades turcas afirman que entonces la respuesta de la Casa Blanca fue muy tibia y resienten profundamente que Washington no haya accedido a su solicitud de extraditar al clérigo musulmán Fetullah Gülen, quien vive en un exilio autoimpuesto en Pensilvania y es acusado de ser el cerebro detrás del alzamiento militar de hace dos años.
El gobierno de Erdogan reaccionó con dureza ante lo ocurrido. Desde entonces ha despedido a más de 170.000 funcionarios públicos y ha detenido a más de 140.000 personas presuntamente implicadas en lo ocurrido, según cifras de la página Turkeypurge.com, que lleva un registro pormenorizado de las medidas del gobierno tras el golpe.
Entre los detenidos se encuentra el pastor Brunson, quien en opinión de muchos analistas estadounidenses es una suerte de moneda de cambio, algo que el propio Erdogan pareció insinuar el año pasado cuando durante un discurso dijo que si Washington entregaba a Gülen, Ankara juzgaría a Brunson y lo entregaría a las autoridades estadounidenses.
Esta posibilidad ha sido rechazada por la Casa Blanca que ha pedido a Turquía que sustente su solicitud de extradición.
Aparte de Brunson, también han sido arrestados varios empleados de la embajada de Estados Unidos en Ankara.
2.- La base aérea de Incirlik
Las operaciones de las fuerzas estadounidenses desde la base aérea de Incirlik, ubicada en el sur de Turquía, también han sido motivo de disputa.
Según informó el Centro de Estocolmo para la Libertad, una organización fundada por periodistas turcos exiliados en Suecia, la ONG Asociación de Justicia Social y Solidaridad (TAY-DER, por sus siglas en turco) solicitó a inicios de mes a las autoridades realizar una redada en esa base militar y detener a miembros de las fuerzas militares estadounidenses que operan allí por su presunta implicación en el golpe contra Erdogan.
Estados Unidos ha realizado una parte de su campaña en contra del autodenominado Estado Islámico (EI) desde este centro, que también alberga parte del arsenal nuclear de la superpotencia.
Sin embargo, no es la primera vez que surgen obstáculos para el uso por parte de Estados Unidos de instalaciones militares en Turquía.
Cuando Turquía invadió Chipre de 1974, Estados Unidos aplicó un embargo de armas en contra de Ankara, que respondió cerrando la mayoría de las bases estadounidenses en el país.
Décadas más tarde, a inicios de la década pasada, las autoridades turcas negaron el permiso a Washington para usar su territorio como punto de partida de los aviones que iban a bombardear el Irak de Saddam Hussein.
3.- Armas rusas
La decisión del gobierno de Erdogan de adquirir de Rusia el avanzado sistema antimisiles S-400 pone en peligro no solo las relaciones con Washington sino también con otros países de la OTAN.
¿La razón de ello? Turquía participa en el desarrollo del nuevo cazabombardero estadounidense F-35 y se teme que la operación simultánea de esa aeronave con el sistema de defensa ruso pueda dejar al descubierto información importante sobre la aeronave.
"Estados Unidos se pregunta si Turquía sigue siendo un aliado confiable, dado su interés en comprar un sistema de defensa antimisiles de Rusia y su disposición a participar en la 'diplomacia de rehenes' al detener sin fundamento a estadounidenses acusándolos de terrorismo", comenta Amanda Sloat, investigadora principal del Centro sobre Estados Unidos y Europa del Instituto Brookings, a BBC Mundo.
Legisladores estadounidenses trabajan en un proyecto de ley para bloquear la entrega de estos jets a Turquía -que prevé comprar un centenar- para intentar que Ankara desista de comprar el S-400 y como medida de presión para buscar la liberación del pastor Brunson.
Esta iniciativa avanza en el Capitolio estadounidense pese a las objeciones del secretario de Defensa de EE.UU., Jim Mattis, quien pidió a los legisladores que no aprueben esta ley.
El funcionario alega que esa medida crearía una gran perturbación en la cadena de producción de ese jet -el más costoso del mundo-, generando retrasos de hasta 24 meses en la entrega de estas aeronaves valoradas en US$100 millones cada una.
4.- Rebeldes kurdos
La guerra contra el autodenominado Estado Islámico en Siria llevó a Estados Unidos a establecer una fuerte relación con varios grupos kurdos que hacen frente a esa organización.
Washington se convirtió en proveedor de armas para las llamadas Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), unas milicias establecidas en el kurdistán sirio y que demostraron ser muy eficaces en el combate contra EI.
Sin embargo, esta decisión fue cuestionada con fuerza por Ankara que no quiere tener a un grupo armado kurdo cerca de sus fronteras y que considera al YPG como una extensión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un grupo de kurdos turcos que desde hace varias décadas lucha por conseguir su autonomía.
"Ambos países han acumulado numerosos reclamos en contra del otro durante los últimos años. Turquía siente que Estados Unidos no ha tomado seriamente sus preocupaciones en materia de seguridad, dada su cooperación con las fuerzas del YPG en Siria y su falla en la extradición de Gülen", explica Sloat.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea han colocado al PKK en la lista de organizaciones terroristas pero no tienen la misma apreciación del YPG.
En enero de este año, el Ejército turco lanzó una ofensiva militar con la que logró desalojar a las milicias kurdas de las posiciones que había alcanzado en torno a la ciudad de Afrin, en el norte de Siria.
Entonces, las autoridades turcas advirtieron a sus aliados estadounidenses y europeos que tenían que escoger entre los grupos kurdos o Ankara.
Como parte de los esfuerzos por reducir las tensiones, en junio pasado Estados Unidos y Turquía acordaron el repliegue de milicianos kurdos de la ciudad de Manbij, ubicada también en el norte de Siria, con lo que Ankara avanza en su deseo de minimizar la presencia de grupos armados kurdos cerca de su frontera.
5.-Sanciones contra Irán
La decisión del gobierno de Donald Trump de salirse del acuerdo internacional forjado hace tres años en torno al programa nuclear de Irán y que fue suscrito también por China, Francia, Rusia, Reino Unido, Alemania y la Unión Europea también es una fuente de fricciones con Turquía.
La reimposición por parte de Washington de sanciones contra Teherán y la amenaza de castigar a quienes hagan negocios con la República Islámica choca frontalmente con los intereses y las necesidades de Ankara.
Turquía suple con importaciones de gas y petróleo gran parte de sus necesidades energéticas y para ello depende en gran medida de Irán.
Según cifras oficiales, los turcos solo producen internamente una cuarta parte de la energía que consumen.
La semana pasada, el ministro de Energía de Turquía, Fatih Donmez, anunció que su país seguirá comprado combustible a Irán en cumplimiento de los acuerdos de largo plazo suscritos.
El funcionario reveló que una delegación de su país estaba negociando con las autoridades estadounidenses sobre el tema de las sanciones.
Pese a que durante el primer trimestre de 2018 Turquía redujo las importaciones de crudo iraní en un 20%, Teherán sigue siendo su principal proveedor y los expertos consideran inviable un corte absoluto de ese suministro.
"Mantendremos estas compras porque no podemos dejar a nuestros ciudadanos en la oscuridad", justificó Donmez.
¿Pero pueden esas luces terminar arrojando más sombras sobre su relación con Estados Unidos?