En Iztapalapa, en el oriente de la Ciudad de México, la falta de agua es tal, que se han vuelto comunes los "secuestros" de pipas (camiones cisterna) que la transportan.

"Me pusieron una pistola en las costillas. Me pidieron que me bajara de la pipa en la que iba para llevar agua para la unidad habitacional donde vivo. El chofer que iba manejándola me dijo que obedeciera, que no valía la pena arriesgar la vida".

Quien cuenta esta historia es Judith Varela, de 53 años, una vecina de la Unidad Habitacional el Vergel de Santa Cruz.

"Estamos muy desesperados", le cuenta a BBC Mundo otra mujer, de unos 70 años, que prefiere no decir su nombre.

Con una sonrisa medio avergonzada, medio rebelde, relató a BBC Mundo los motivos para "secuestrar" el agua: "¿Qué vamos a hacer? Sin agua no se puede vivir. Por eso a veces los vecinos nos organizamos para conseguir agua de esta manera."

Judith Varela trabaja como correctora de estilo para una casa editorial, y dedica buena parte de su tiempo libre a tramitar que las autoridades envíen agua en camiones cisternas al conjunto de 25 edificios, de 20 apartamentos cada uno, donde vive con su familia.

Enseña a BBC Mundo documentos impresos y firmados por 5 autoridades diferentes y un sin fin de llamadas de teléfono, así como mensajes de WhatsApp, incluidas fotos en las que les enseña que las cisternas de los edificios están vacías por completo.

"A pesar de todos estos esfuerzos nos llega una pipa para todos los edificios cada 4 o 5 días. Y cuando llega se acaba en medio día", cuenta a BBC Mundo.

Desde hace 20 años que estos edificios se construyeron, han tenido problemas de suministro de agua por la red. Pero, en última década el problema se ha vuelto aún más severo y en los últimos años casi insostenible.

La capital mexicana es una de las grandes ciudades en el mundo con probabilidad de quedarse sin agua, según un estudio hecho por científicos de varias instituciones de prestigio publicado en la revista Global Environmental Changen 2014.

La ciudad tiene problemas con el uso de su agua subterránea lo que significa que "una gran parte de lo que está disponible está siendo usada", explica Rob McDonald, a cargo del estudio.

El director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, Ramón Aguirre, explica a BBC Mundo que la urbe "tiene un gran reto de resolver el tema de sustentabilidad de explotación de su agua subterránea, pero no es a 2 ó 10 años, sino que es a largo plazo".

Dice que los problemas se harán más grandes en 20 ó 30 años y que en 50 podría agotarse.

Aguirre dice que en los últimos meses los ciudadanos sufrieron escasez debido a que "se juntaron distintos problemas", entre ellos menciona dificultades técnicas, mantenimiento de las tuberías y fugas.

"Iztapalapa está lejos de las principales fuentes de abastecimiento", explica Aguirre. Dice que requiere inversiones de al menos 6 años para poder mejorar el servicio de manera sustancial.

Ahora para los vecinos de ese lugar tener agua es el mayor lujo para ellos.

También es uno de sus grandes gastos.

Cuando se acaba el agua de la cisterna compran garrafones a 1.120 pesos al mes (US$60), cuando los ingresos de algunas familias apenas alcanzan los 6.000 pesos (US$ 320), se quejan los entrevistados de BBC Mundo.

Fuera de la unidad habitacional, en otras partes de Iztapalapa la situación también es desesperada.

"Cuando nos llega un poco de agua por la red llega muy sucia, amarilla o verde. A mi hija de 3 años la baño con agua de garrafón porque si no le salen ronchas", explica Gabriela Martínez.

Iztapalapa es una ventana al futuro de lo que pasará cada vez más en la Ciudad de México.

"El colapso de la Ciudad de México será por la falta de agua. La única forma de parar un poco el problema sería dejar de crecer pero eso no conviene a ninguna autoridad", explica a BBC Mundo Alberto Székely, especialista en derecho de aguas.

Pero, ¿cuáles son las causas por las que la Ciudad de México se enfrenta a este grave problema?

BBC Mundo consultó a varios expertos, que nombraron estas razones principales, que están interrelacionadas entre ellas.

1. La sobreexplotación del acuífero y la vulnerabilidad al cambio climático

Casi un 70% del agua que se consume en la Ciudad de México es extraída del acuífero, una capa de agua subterránea sobre la que se asienta la megaurbe.

Pero esta reserva de agua es sobreexplotada por unos 591 millones de metros cúbicos anuales, según los datos oficiales. Los especialistas dicen que podría ser más, ya que en realidad no se sabe a qué velocidad se filtra el agua al acuífero.

"Sacamos mucho más de la que se recarga. Esto, además del problema de escasez de agua, causa el hundimiento alarmante de la ciudad", explica Miguel Ángel Montoya, asesor en la cámara de diputados en el tema del agua.

Ese hundimiento, que es diferente en las distintas zonas de la ciudad, además rompe las tuberías y los drenajes.

"Es un círculo vicioso. Extremos agua del subsuelo y provocamos hundimiento. Los hundimientos diferenciados provocan la ruptura de tuberías y drenajes que causan fugas", cuenta Montoya.

También los sismos rompen las tuberías.

El suelo de la zona metropolitana es de arcilla muy poco permeable. Por eso el agua se filtra muy poco al subsuelo por lo que las reservas subterráneas se van acabando.

Además, las construcciones de viviendas e infraestructuras van ocupando las zonas naturales, que son por donde se filtra el agua y se recarga el acuífero.

Así, de manera irónica, la ciudad cada vez sufre más de inundaciones durante las lluvias.

Además, el suministro podría ser afectado por el cambio climático ya que la Ciudad de México también depende en parte del agua de fuentes externas.

Un 27% del agua se importa del sistema de presas de Cutzamala, en Michoacán, y de pozos de Lerma, en el Estado de México.

A estos sistemas las variaciones climáticas les afectan mucho, coinciden los expertos.

"En el contexto actual del calentamiento global, el sistema no está preparado para funcionar con más o menos concentraciones de lluvia", explica Alejandro de Coss, que estudia "La producción del agua urbana en la Ciudad de México: naturaleza, infraestructura y estado en el Sistema Lerma" para su doctorado en The London School of Economics.

Además, dice que con el cambio climático las tormentas eléctricas se han intensificado.

"En algunas ocasiones estas tormentas han dañado los circuitos del sistema y nos han demostrado que son vulnerables", asegura.

2.- Fugas, infraestructura vieja y poco mantenimiento

La escasez de agua se agrava también por la gran cantidad de fugas que hay en la red de agua de la capital.

Según los datos oficiales, el 41% del agua se pierde por salideros.

Estas fugas se deben a las viejas tuberías y al hundimiento diferenciado que las rompe.

Los expertos coinciden que también en las casas de la gente hay pérdidas que no son atendidas.

"Los 13.000 km de tubería se están cambiando por materiales de alta resistencia, pero desde 1997 hasta hoy sólo se han sustituido 2.500 km", explica Daniel Salazar, Presidente de la Unidad de Gestión para el Desarrollo Sustentable AC.

Además de la infraestructura vieja, hay pocos recursos para su mantenimiento, explica Alejandro de Coss.

"El personal que se dedica a mantener la red es muy poco. Casi hacen milagros, pero no les alcanza la vida para arreglar todo lo que tienen que hacer".

3.- Crecimiento descontrolado

"Los proyectos de ingeniería hidráulica no han sido acompañados de una política de controlar el crecimiento urbano", señala Dean Mohammed, investigador sobre agua en la Ciudad de México de la Universidad de Stanford, Estados Unidos.

El crecimiento de la ciudad va por delante de su sistema de agua.

Lo que ha cambiado en el sistema han sido "parches sobre parches", que en su momento fueron medidas provisionales pero que terminaron siendo definitivas, dicen los expertos.

La demanda de agua no hace más que crecer con los habitantes de la ciudad.

La ciudad de México tiene unos 9 millones de habitantes, según las últimas cifras oficiales de 2015.

Pero cuando se suman los municipios aledaños del Estado de México y de Hidalgo que conforman la zona metropolitana, alcanzan más de 20 millones de personas, una de las aglomeraciones humanas más grandes del mundo.

4.- Cuenca abierta, el agua se saca

En las épocas precolombinas la cuenca de la Ciudad de México estaba cerrada. La ciudad estaba asentada sobre un lago y el agua se encontraba en un circuito cerrado.

Pero desde épocas coloniales se abrió un canal con el fin de controlar las inundaciones y sacar el agua sucia de la ciudad.

A este le siguieron otras infraestructuras, como el Gran Canal, el Túnel Emisor Central y ahora se construye el Túnel Emisor Oriente. Según las autoridades, su construcción es necesaria para mitigar el problema de inundaciones.

Los expertos coinciden que esa agua, en lugar de sacarse de la cuenca, se podría reciclar y reutilizar.

Mohammed hace una metáfora. "Es como si tuvieras una cuenta bancaria y gastas más de tus ingresos.

"Con una misma trayectoria, hacia el noreste, sacamos el agua del valle", explica Montoya.

Algunos expertos consultados, entre ellos Montoya, afirman que hay intereses económicos y políticos para que no se reutilice esa agua en el Valle de México.

5.- Se desperdicia el agua de lluvia

Teóricamente se recarga un 9% del agua de la lluvia en el acuífero.

"Pero esta recarga es sólo teórica, ya que no es posible saber cuánta en realidad llega y además tarda mucho tiempo", dice el asesor de diputados.

En la ciudad llueve un promedio de 920 milímetros al año, una cantidad de agua importante que sin embargo no es aprovechada.

"Esa agua se desperdicia. Por la impermeabilización del suelo poca se filtra al acuífero y, por si fuera poco, termina inundando la ciudad o en el drenaje", dice Montoya.


Los expertos apuntan que no todos los habitantes de la ciudad vivirán el problema de falta de agua de la misma manera. Sino que "se verá reflejado el problema de la desigualdad en que se vive", explica De Coss.

En los barrios más ricos, la infraestructura es mejor, la red está mejor planeada.

Además, incluso la física favorece a los más ricos. Normalmente los de más recursos tienen cisternas que están bajo el suelo a las que el agua llega con más facilidad que a los tinacos o tanquetas encima de las casas de los que tienen menos recursos, explican los expertos.

Además, las zonas más ricas comúnmente están situadas en lugares que tienen el recurso de una manera más accesible.

Por ahora, Iztapalapa es una de las zonas más afectadas. "Aquí ya empezó la pelea por el agua, al menos entre vecinos y partidos políticos", dice una vecina.

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