AFP

Las autoridades filipinas afirmaron el sábado que seguían sin identificar al autor del ataque a un casino que dejó 37 muertos, y persistían en negar su pertenencia al grupo Estado islámico (EI), que reivindicó esta acción.

El ataque del viernes se produjo mientras prosiguen los combates en el sur del país entre el ejército y combatientes afines al EI, en la ciudad de mayoría musulmana de Marawi.

El hombre enmascarado, descrito por las autoridades como un ladrón que padecía problemas psicológicos, irrumpió en el hotel-casino Resorts World Manila, cerca del aeropuerto de la capital, y empezó a disparar con un fusil de asalto, antes de provocar un incendio al rociar con gasolina una mesa de apuestas y prenderle fuego.

Treinta y siete personas murieron asfixiadas y decenas resultaron heridas en la estampida que se provocó cuando los aterrados clientes intentaban huir del lugar.

El autor del ataque se suicidó luego en una habitación del hotel, inmolándose con fuego. Su cuerpo carbonizado fue hallado cinco horas más tarde, según la policía.

En un comunicado divulgado en las redes sociales, la agencia de propaganda del EI, Amaq, afirmó el sábado que "combatientes del Estado islámico llevaron a cabo el ataque a Manila".

Pero el portavoz presidencial, Ernesto Abella, rechazó esas afirmaciones.

"Pueden reivindicar el ataque, pero por ahora las pruebas no lo confirman", declaró Abella.

El jefe de la policía filipina, Oscar Albayalde, declaró el sábado a la AFP no conocer la identidad del asaltante.

Añadió más confusión a la ya reinante al afirmar que la policía tenía en su poder "al chofer de taxi" que trajo al hombre al hotel-casino.

Versiones contradictorias

El viernes, la policía ya había ofrecido varias versiones contradictorias del ataque.

El jefe de la policía filipina Ronald Dela Rosa declaró que se trataba probablemente de un caso de robo, y que las fuerzas de seguridad abatieron al hombre. Pero luego afirmó que el asaltante "se quemó vivo en una habitación del hotel".

También aseguró que el hombre no había disparado contra nadie, pero el complejo Resorts World indicó que uno de sus guardias resultó herido por bala.

Albayalde había indicado el viernes que el hombre "hablaba inglés, era grande y blanco, por tanto probablemente un extranjero".

El ataque se produjo después de que el presidente filipino, Rodrigo Duterte, decretara la semana pasada la ley marcial en la región meridional de Mindanao para reprimir una insurrección islamista, que sigue en curso.

Tras once días de combates en esta región, el balance de los enfrentamientos era el viernes de 175 muertos.

Según los analistas, el EI intentaría establecer una "provincia" en Mindanao, todo ello en el marco de su intento de instaurar un "califato" en el sudeste asiático, tal como lo hizo en Siria e Irak.

El sábado, el ministro malasio de Defensa Hishammuddin Hussein anunció que su país iba a lanzar, junto a Filipinas e Indonesia, patrullas comunes frente a las costas de Mindanao para hacer frente a la amenaza del EI.

El ministro precisó en una cumbre sobre seguridad en Singapur, que  las patrullas navales estarían operativas el 19 de junio, y que luego se implementarían patrullas aéreas comunes.

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