Un “hecho anecdótico de la historia”: así califica Gerhard Baumgartner, el director del Archivo de Documentación de la Resistencia Austriaca, el hecho de que Adolfo Hitler haya nacido en una poco llamativa casa, pintada de amarillo, en el centro de la ciudad de Braunau am Inn, en el norte de Austria, en la frontera con el estado federado de Baviera, Alemania. Las anécdotas suelen ser risueñas.

No en este caso, ya que la casa le depara grandes dolores de cabeza a la ciudad de Braunau, el Ministerio del Interior en Viena y numerosos historiadores, amén de hacer recordar permanentemente a uno de los más sanguinarios criminales de guerra de la historia.

El martes (12.07.2016), el Consejo de Ministros aprobó en Viena la expropiación del inmueble en la calle Salzburger Vorstadt 5. Luego de la pausa estival, la expropiación deberá ser aprobada también por el Consejo Nacional, la Cámara de Diputados del Parlamento austriaco, para que pueda ejecutarse. Hitler vivió allí sus primeros tres años Hitler (1889-1945) vivió en esa casa sus primeros tres años.

Su expropiación pone fin a una larga batalla jurídica con la propietaria, que se ha negado a vender el inmueble al Estado y que ahora será indemnizada. Existe consenso en la necesidad de garantizar que el lugar no sea usado para propagar ideas nazis. Sin embargo, aún no hay acuerdo sobre cómo se va a usar el inmueble en el futuro. El ministerio del Interior la alquila desde 1972 y la subarrienda al Ayuntamiento de Braunau por unos 5.000 euros mensuales (unos 5.680 dólares). Pero la casa está sin uso desde 2011.

El gobierno ha seguido pagando el alquiler sin lograr un acuerdo para decidir si establecer allí un memorial, dejarla como una vivienda más o derribarla. En todo caso se quiere evitar que la casa se transforme en lugar de peregrinación para neonazis y otros ultraderechistas. El edificio fue vendido por sus propietarios originales al NSDAP, el partido nazi, en 1938.

Luego de la guerra, la casa fue comprada por su actual propietaria. Esta se negó en los últimos años a realizar refacciones necesarias. ¿Qué hacer? Sobre su uso en futuro debatirá ahora una comisión, integrada, entre otros, por el renombrado historiador Oliver Rathkolb. Hay políticos que quieren destinarla a memorial de las víctimas del nacionalsocialismo Wolfgang Sobotka, el ministro del Interior austriaco, aboga por derribarla.

Gerhard Baumgartner dijo que sería “honrar demasiado” el edificio si allí se instala, por ejemplo, un museo. Por eso propone transformarla en algo banal, tal como un supermercado o un café. Rathkolb puede imaginarse transformarla en un hogar para personas minusválidas, un uso que califica de “anticíclico y antimístico”. En todo caso, derribarla puede ser difícil, ya que la fachada del edificio está bajo protección como patrimonio arquitectónico. 

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