AFP

El primer ministro australiano, Scott Morrison, pidió perdón este lunes en nombre de la nación a los niños que sufrieron abusos sexuales en las instituciones del país, reconociendo ante el Parlamento que el Estado no había estado a la altura frente a esos "crímenes maléficos".

"Fueron cometidos contra australianos por australianos, por enemigos presentes entre nosotros", denunció el primer ministro en un discurso retransmitido en directo por la televisión, antes de hablar de las víctimas. 

Tras una década de revelaciones, el gobierno australiano cedió a las presiones en 2012 y creó una comisión de investigación sobre las respuestas de las instituciones ante los delitos de pederastia. 

Esa comisión entregó un informe contundente a finales de 2017, tras haber sido contactada por más de 15.000 personas que aseguraron haber sido víctimas de actos pederastas encubiertos por la Iglesia, orfanatos, clubes deportivos, escuelas u organizaciones juveniles durante décadas, sin que las sospechas dieran lugar a ninguna investigación. 

Sus testimonios, que resultaron a menudos agotadores y se llevaron a cabo en audiencias públicas o a puerta cerrada, señalaron la responsabilidad de más de 4.000 instituciones, incluidas numerosas entidades católicas.

Morrison denunció los delitos cometidos "día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, década tras década", y formuló una nueva doctrina nacional respecto a las víctimas: "les creemos". 

"Hoy, pedimos perdón a los niños con los que hemos incumplido nuestras obligaciones. ¡Perdón! A los padres cuya confianza hemos traicionado y que han luchado para arreglar las cosas. ¡Perdón! A los que denunciaron los casos y no hemos escuchado. ¡Perdón!", declaró el primer ministro.  

"A las esposas, esposos, niños que tuvieron que lidiar con las consecuencias de esos abusos, los encubrimientos y los obstáculos. ¡Perdón! A las generaciones pasadas y presentes. ¡Perdón!", añadió. 

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