Un adolescente de 18 años abrió fuego el martes en una escuela primaria de Texas, matando a 18 niños y a tres adultos, en el tiroteo más mortífero en una escuela de Estados Unidos en años.
El ataque en Uvalde, Texas, una pequeña localidad a una hora de la frontera con México, es el último de una ola de tiroteos mortales en Estados Unidos, donde el horror por la violencia armada no ha logrado impulsar suficientes acciones para ponerle fin.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, dijo que se creía que el atacante, identificado como Salvador Ramos, le disparó a su abuela antes de dirigirse a la Escuela Primaria Robb alrededor del mediodía, abandonar su vehículo e ingresar con una pistola y posiblemente también un rifle.
"Disparó y mató, de manera atroz y sin sentido, a 14 estudiantes y mató a un maestro", dijo Abbott en una conferencia de prensa, en el primer recuento que después aumentó.
El gobernador dijo que el sospechoso, a quien describió como un adolescente local y ciudadano estadounidense, también había "fallecido", y agregó que "se cree que los policías que respondieron lo mataron".
En el lugar se veía a pequeños grupos de niños zigzagueando entre autos y autobuses estacionados, algunos tomados de la mano mientras salían bajo escolta policial de la escuela, que tiene alumnos de entre siete y 10 años.
El tiroteo fue el más mortífero desde que 14 adolescentes y tres adultos fueron asesinados en una escuela secundaria en Parkland, Florida en 2018, y el peor en una escuela primaria desde el tiroteo de Sandy Hook en Connecticut en 2012, en el que murieron 20 niños y seis empleados.
"Ya basta", sostuvo este martes la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris tras este fatal hecho. Según informó AFP, la autoridad pidió "actuar" para el control de armas después de un tiroteo en una escuela de Texas que mató a 14 niños y un maestro.
"Nuestros corazones se siguen rompiendo", dijo, refiriéndose a la letanía de tiroteos en escuelas en Estados Unidos. "Tenemos que tener el coraje de actuar".