El sacerdote de origen indígena Marcelo Pérez, reconocido defensor de los derechos humanos que denunció la violencia criminal en México, fue asesinado a balazos este domingo en el estado de Chiapas (sur), un crimen que Naciones Unidas desde ya pide sea investigado de manera "exhaustiva".
Los gobiernos estatal y federal, la Iglesia católica y organizaciones de derechos humanos se han manifestado para rechazar el asesinato del religioso, que había recibido amenazas por su activismo.
Tras celebrar una misa y cuando se dirigía a su parroquia en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, "dos sujetos a bordo de una motocicleta dispararon contra su vehículo", dentro del cual quedó "el cuerpo sin vida del sacerdote", informó la fiscalía local en un comunicado.
La oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció que este es un crimen "absolutamente inaceptable" y pidió una investigación pronta, exhaustiva y eficaz".
El de Pérez es uno de los crímenes de mayor impacto registrados en los 20 días de presidencia de la izquierdista Claudia Sheinbaum, quien no llegó a referirse al tema en un discurso público tres horas después de que se conoció la noticia.
"Se están haciendo las investigaciones (...) se está en contacto también con las autoridades eclesiales", dijo brevemente a preguntas periodistas tras el evento en Progreso, en el estado de Yucatán (sureste).
El gobierno de Chiapas, de donde era oriundo el sacerdote de 51 años, y la fiscalía estatal también han abierto una indagatoria.
Por la tarde, una multitud de pobladores acompaño el féretro hasta la iglesia de Guadalupe, donde estaba asignado Pérez y en la que destacaban numerosas banderas blancas con la palabra "paz".
Sobresalían también imágenes del carismático sacerdote, quien en su vida cotidiana solía portar una boina y vestir remeras con imágenes religiosas sobre las cuales colgaban vistosas cruces.