AFP

Un exdirector de una petrolera del detenido empresario Lázaro Báez, amigo de los expresidentes Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015), apareció muerto el martes en el baño de su apartamento, en una aparente crisis de salud, que la justicia calificó de "muerte dudosa".

Horacio Quiroga, de 65 años, presentaba un golpe en la cabeza al caer en la bañera. Vivía en Buenos Aires y padecía graves problemas cardíacos y respiratorios, según la familia.

Un hijo encontró el cadáver. La policía presume que sufrió una descompensación y se desvaneció, pero no descartan otras hipótesis. "La carátula del caso es muerte dudosa", dijo una fuente de la fiscalía.

Cae preso en Argentina Lázaro Báez, empresario petrolero allegado al kirchnerismo

Los investigadores no pueden dejar de considerar que Quiroga declaró como testigo en la causa contra Báez, arrestado el 5 de abril, bajo la acusación de lavado de dinero y evasión fiscal.

Como Báez era hombre de confianza de los Kirchner, la justicia sospecha que fue testaferro de la pareja de expresidentes.

Quiroga planteó la hipótesis en 2013 de que Néstor Kirchner, fallecido en 2010 de una crisis cardíaca, le enviaba dinero a Báez para que pudiese empezar una explotación petrolera con perforación de pozos en la región del sur de la precordillera de Los Andes.

"Trajeron a una mesa 7 millones de dólares", declaró en un programa de televisión del periodista Jorge Lanata, quien en los últimos años denunció a los Kirchner por corrupción en su programa de televisión.

Quiroga dijo que un asesor de confianza de Néstor Kirchner llevó el dinero a la empresa de Báez.

El ministerio de Planificación, en manos de otro hombre clave de los Kirchner, Julio De Vido, les había negado 40 millones de dólares para apoyar el emprendimiento. Lo que insinuó Quiroga es que para compensarlo, el propio expresidente invirtió en la compañía de Báez.

Los Kirchner declararon al fisco que mientras estuvieron en la presidencia mantuvieron todos sus negocios en base a una fortuna que amasaron cuando estaban en la actividad privada.

Los negocios empresariales de los Kirchner durante sus gobiernos provocaron cuestionamientos éticos. Sin embargo, la Justicia no ha hallado pruebas de que Báez haya sido su testaferro de dineros mal habidos.

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