AFP

El FBI sigue sin poder acceder al contenido encriptado del teléfono móvil de uno de los autores del ataque de  San Bernardino, que el 2 de diciembre dejó 14 muertos en California, se lamentó este martes el director de la Policía Federal, James Comey.

La Policía Federal (FBI) y los servicios de inteligencia estadounidenses realizan desde hace varios meses una campaña para que los fabricantes de teléfonos inteligentes y otros aparatos electrónicos dejen una posibilidad de acceder al contenido de esos objetos en caso de orden judicial.

Los gigantes de la high tech ofrecen cada vez más productos y aplicaciones inviolables, cuya clave de acceso sólo la tiene el propietario.

Dos meses después del ataque de San Bernadino por Syed Farook y Tashfeen Malik, quienes mataron a 14 personas, "seguimos sin poder abrir uno de los teléfonos de los asesinos", se lamentó Comey durante una audiencia en la comisión de Inteligencia del Senado.

El director del FBI dijo que el encriptamiento no era solo un problema para la lucha antiterrorista, sino también para los asuntos penales ordinarios.

Hasta el presente las grandes empresas de nuevas tecnologías rechazaron las demandas de acceso a los datos protegidos en el marco de investigaciones judiciales.

El encriptamiento se ha convertido para ellas en un argumento comercial, tras las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje electrónico de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA).

Interrogado sobre la eventual necesidad de una nueva legislación, Comey se negó a responder y se limitó a decir que "el Congreso y el pueblo estadounidense deberían abordar" ese debate, que opone la protección de la vida privada y la preservación de la seguridad de todos.

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