"En caso de un desastre en la Luna", así se titula el discurso escrito por el periodista William Safire, -ganador de un Pulitzer y columnista del diario The New York Times-, que debía leer el presidente de Estados Unidos Richard Nixon en caso de que la misión del Apolo 11 fracasara.
El punto de fracaso se consideraba después del alunizaje, en caso de que el módulo lunar no lograra acoplarse con el módulo de comando donde estaba Michael Collins, esto porque dentro de todo, era lo más difícil de la operación.
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En el emotivo discurso, que está publicado en la web por el Archivo Nacional de Estados Unidos, se señala que "el destino ha querido que los hombres que fueron a la Luna a explorar en paz, permanezcan en la Luna para descansar en paz".
Luego agrega que "estos valientes hombres, Neil Armstrong y Edwin Aldrin, saben que no hay esperanza para su recuperación, pero también saben que hay esperanza para la humanidad en su sacrificio".
Más adelante se indica que "serán llorados por la gente del mundo", y puntualiza que "en la antigüedad, los hombres miraban las estrellas y veían a sus héroes en las constelaciones. En los tiempos modernos hacemos lo mismo, pero nuestros héroes son épicos, de carne y hueso".
Según el protocolo, Nixon debería dar estas palabras a la nación estadounidense después de que la NASA terminara las comunicaciones con los astronautas, y luego de informar la situación a cada una de las viudas.
Además, se contemplaba que un sacerdote hiciera una especie de funeral en el mar, encomendando las almas de los fallecidos a "lo más profundo de lo profundo", terminando con una oración.