Decenas de miles de personas salieron a las calles de numerosas ciudades de Alemania este sábado (17.09.2016) para protestar contra los proyectados acuerdos de libre comercio de la Unión Europea con Estados Unidos (TTIP) y Canadá (CETA).

La principal de las manifestaciones se registró en la capital germana, Berlín, donde 40 mil personas según la Policía (70.000 según los organizadores) se dieron cita en la céntrica Alexanderplatz. Desde allí marcharon hacia el antiguo sector este de la ciudad.

La misma tónica se replicó en urbes como Frankfurt, donde unas 8.000 se reunieron en la plaza de la Ópera Antigua para dirigirse al centro de la ciudad.

La Policía desplegó un fuerte dispositivo de seguridad en la capital financiera y banquera de Alemania, donde además se encuentra la sede del Banco Central Europeo.

Paralelamente, otros miles de manifestantes desfilaron por las calles de Colonia, Hamburgo, Leipzig, Múnich y Stuttgart, con cómputos de participación que oscilan entre los 20.000 y los 40.000 asistentes en cada una de ellas.

En algunos casos hubo escenarios con espectáculos musicales y numerosas pancartas con lemas como “Parar CETA y TTIP, por un comercio mundial justo”. Las marchas fueron pacíficas y festivas.

Industriales piden firmar luego

Los convocantes de la jornada de movilización iban desde partidos políticos, como los socialdemócratas, Los Verdes y La Izquierda, hasta sindicatos, grupos ecologistas y religiosos, que exigen la inmediata interrupción de estas negociaciones con EE. UU. y la suspensión de la ratificación del acuerdo con Canadá.

Cerca de un 28 por ciento de los alemanes duda de que los acuerdos resulten ventajosos, según arrojó una encuesta publicada el viernes por el instituto Ipsos.

Por su parte, el presidente de la poderosa Federación de la Industria Alemana (BDI), Ulrich Grillo, abogó nuevamente por la firma de los acuerdos.

Sería un revés serio para Europa si fracasasen el TTIP y el CETA. No sería una victoria de un movimiento de protesta ilustrado. Sería la prueba de que los europeos no quieren desarrollar reglas comunes para que el comercio mundial sea más justo y mejor”.

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