La minoría hindú de Bangladés ha enfrentado olas de violencia y acoso, pero un artesano musulmán ha dedicado su talento a honrar a sus muertos para que viajen en paz al más allá.

Taher Ali Khan ha fabricado miles de santuarios para los familiares de fallecidos alrededor de Barisal Mahashashan, el más grande crematorio hindú del país.

El albañil devoto ora cinco veces al día y adhiere a todos los preceptos de la fe islámica, pero a menudo enfrenta críticas de extremistas que cuestionan su inclinación.

"Mi profeta dijo que buscara pan y trabajo honesto, y nos aconsejó no robar, dañar a otros o cometer crímenes", dijo Khan, de 60 años, a AFP.

"Yo trabajo aquí fabricando tumbas, no veo nada que ponga en peligro mi religión", agregó

Los hindúes son 10% de los 169 millones habitantes de Bangladés, en su mayoría musulmanes, y tiene representación en la política, las empresas y el servicio civil.

Los números han disminuido desde 1947, cuando eran un cuarto de la población, pero millones huyeron con la partición ese año de la recién independizada India en dos naciones a lo largo de líneas religiosas.

El territorio quedó dividido en dos países: de un lado India y del otro Pakistán, de mayoría musulmana y que incluía también a Bangladesh.

Otro éxodo coincidió con la brutal guerra de independencia de Bangladesh en 1971, cuando las fuerzas militares paquistaníes realizaron ataques que mataron a decenas de miles de civiles hindúes.

Aún se registran brotes ocasionales de conflicto religioso. En octubre murieron seis personas en una ola de agitación nacional con ataques a templos.

Las noticias de la violencia reciente incomodaron a Khan, quién pasó los siguientes días llamando a sus amigos hindúes para preguntar por su seguridad.

"Yo considero a los hindúes como mis hermanos y hermanas", aseguró.

"Ellos me aman por mi trabajo. Yo entrego mi corazón en construir las tumbas porque todos quieren algo hermoso para sus difuntos", comentó.

Amor y cariño 

Khan pasa la mayor parte de sus tiempo en el crematorio laborando un los ornamentados santuarios que cubren el campo alrededor de la pira funeraria.

Los monumentos humildes son losas de concreto pequeñas y simples, similares a las lápidas occidentales, con cenizas del muerto enterradas en el sitio.

Las más grandes son edificios más elaborados, con varios niveles y espiras coloridas.

"Cuando construyo un samadhi (santuario) hermoso para un muerto, me da una gran satisfacción", comentó. Siento que he hecho algo para ayudarles a sentirse bien y llorar por sus muertos".

Khan aprendió su oficio hace 35 años y calcula que desde entonces ha construido más de 10.000 samadhis. La mayoría de los que están alrededor del crematorio de Barisal son obra suya.

"Mira qué hermoso este", dijo apuntando a un santuario durante un recorrido por el campo. "La familia quería algo hermoso para un joven que murió repentinamente, yo lo hice con todo mi amor y cariño".

Su trabajo tiene gran demanda entre los hindúes de Barisal y comunidades rurales cercanos a un puerto fluvial en el sur de la zona.

"No importa que sea musulmán, él hace un buen trabajo", dijo Gouranga Das, quien llegó al sitio a cremar a su madre y buscó los servicios de Khan.

"Él hizo la tumba de mi abuelo y quedó muy bonito", agregó.

Cada año durante el festival Bhoot Chaturdashi, cuando fieles hindúes honran a sus muertos al adornar las samadhi con velas, recibe decenas de invitaciones para participar en las conmemoraciones.

Después de pasar más de la mitad de su vida trabajando en Barisal Mahashashan, sus dueños también lo ven como familia, aunque permanece como trabajador independiente.

"La gente lo busca para que construya santuarios para sus familiares y él es el mejor", comentó Tamal Malakar, secretario general del crematorio. "Lo amamos a él y a su trabajo".

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